Parte III

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       YA pasado el mediodía Teo y Diego acabados de almorzar ejecutan su ronda monótona por el sector Belloso, el automóvil de la policía se desliza con delicadeza por el asfalto con baches y huecos, Teo es muy cuidadoso, un excelente conductor y no hay nada en el mundo que le guste más que mimar su carro, la patrulla es su consentida, una hija que no abandona y atiende con los mejores cuidados incluso más que a sí mismo.

Repentinamente escuchan un alboroto en un pequeño comercial de comida rápida, la gente huye escapando de alguien saliendo con brusquedad desde la puerta del establecimiento, otras personas se asoman por las ventanas del local y disponen de sus celulares para grabar el acontecimiento sin siquiera pensar en ayudar a las víctimas.

Un grito desgarrador asombra a los espectadores que guardan sus teléfonos y del mismo modo huyen de la escena, con velocidad los oficiales bajan de la patrulla y entran cuidadosamente al establecimiento, lo primero que divisan es un hombre de mediana edad tendido en el suelo en medio de un charco de sangre que poco a poco aumenta su tamaño desbordando un color incapaz de ignorar en las pulidas baldosas blancas del suelo.

Diego con rapidez ayuda al señor levantándolo del suelo, colocando el brazo izquierdo del hombre sobre su hombro derecho, Teo contempla la gran puñalada que lleva el hombre en el estómago y deduce que le queda poco tiempo. Teo ordena a Diego que lleve rápidamente al señor a primeros auxilios y haga una cura veloz con el equipo médico que llevan en la patrulla.

Diego sale del local con el herido en sus hombros y de repente una ventana desde arriba se destroza atravesada con un cuerpo, un hombre corpulento cae desde la ventana encima de un carro lastimándose un poco, la adrenalina del sujeto disparada aniquila sus sentidos del dolor, fugazmente al observar el uniforme de Diego se lanza con ferocidad y agresión contra el policía, una lucha rápida y corta, el misterioso hombre desenvaina un pequeño puñal y ataca, Diego reacciona como un rayo y logra sacar su pistola para parar el puñal con el metal del arma brotando algunas chispas en el rose, el mismo golpe de los metales acciona el dedo de Diego apretando el gatillo, la bala disparada destroza la oreja izquierda del agresor engendrándole un desequilibrio que resbala el puñal de su mano al suelo. La mano de Diego se acalambra y con una increíble velocidad el hombre robusto desenvaina otro pequeño cuchillo que estaca en el antebrazo derecho del joven oficial, aun sosteniéndose la oreja sangrante hunde aún más el cuchillo entre la suave piel.

Todo ocurre en cuestión de segundos, las personas avistan atónitas como un oficial es derrotado, ahí es cuando entra Teo con una cara tan horrible como la misma muerte, sorprende al enemigo y le despliega un puñetazo en la nariz, la rompe al instante, el hombre se tambalea y Teo vuelve a asestarle otra serie de golpes que lo dejan tendido en el suelo deformando su cara, por último lo patea en el estómago sin remordimiento. 

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