[ I ]

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La situación no podía ser peor, o eso era lo que pensaba Edgar.

No esperaba tener que esconderse de la policía y del gobierno entero. Si bien sabía que sus acciones eran un obstáculo para esas personas armadas, pensaba que se tardarían un poco más en ir a por él.

Poniéndonos al corriente, esa situación empezó desde que el detective tuvo que usar la habilidad del estadounidense para salir a duras penas con vida, utilizando una de las novelas de misterio del extranjero para adentrarse en ella y refugiarse. Lo malo fue que lo hizo en un barco el cual todavía no zarpaba, con varios expectantes como marinos, gente común y agentes del gobierno, por lo que no tardaron en reconocer el dueño de la habilidad que había servido para proteger a Edogawa, y sus sospechas fueron una realidad al ver a un pequeño mapache ir tras el libro corriendo y desaparecer con éste de la misma manera entre las calles.

Para cuando el pequeño animal había llegado a su dueño con el libro, ya la policía les estaban pisando los talones. Si Poe no actuaba de inmediato, sería cuestión de tiempo para que lo tuvieran completamente rodeado.

Caminando de callejón en callejón mientras forzaba su mente a pensar rápido, llegó a la esquina de una biblioteca pública. Entró con prisa en ella, adentrándose hasta llegar a una de las varias filas de libros perfectamente acomodados de forma alfabética, a un costado daba la indicación de que ahí se encontraban los libros con títulos que comenzaban con la letra "E".

Karl chillo, asustando más de lo que ya estaba al escritor y haciéndolo preocupar. El animalito en su hombro señaló  hacia un lado, Poe dirigió su vista a donde apuntaba el mapache, viendo una figura femenina de cabello corto y lentes sentada leyendo un libro, apoyando sus codos en la larga mesa de madera y sosteniendo el objeto ya mencionado con ambas manos. Se trataba de su ex compañera del Gremio; la señorita Alcott.

Gracias a la presencia de la chica, se le ocurrió una idea, algo arriesgada a decir verdad. Pero no era ni la situación ni el momento para ponerse quisquilloso, los minutos estaban contados y tenía que hacer algo si o si.

Sacó su celular del bolsillo interno de su gabardina y buscó entre sus contactos a Louisa con desespero, primero asegurándose de que no hubiera nadie presente a su alrededor por las dudas, lo último que quería era que alguien escuchara su próxima y corta conversación. Una vez la localizó presionó la opción para llamar, colocando el móvil sobre su oreja mientras esperaba. Pasaron un, dos, tres y cuatro tonos para que la chica atendiera la llamada.

"— ¿Ho-hola? Poe-san..."

— Louisa-san, no me gusta tener que involucrarte en esto, p-pero necesito que por favor agarres un libro tirado en el piso entre los estantes "E" y "F" en los próximos  70 segundos y lo lleves contigo. Después explicaré todo.

Con pesar cortó la llamada y guardó su celular en el bolsillo de su gabarnida. No habló en persona con su ex compañera porque sabía el riesgo sería mayor, tanto para él como para ella. Abrió su propio libro dispuesto a activar su habilidad. Habían pasado años desde la última y primera vez que se le había ocurrido adentrarse en una de sus historias, y debido a que la experiencia no fue la mejor, decidió no volverlo a hacer.

Pero ahí estaba, nervioso y a punto de hacer lo mismo para protegerse.

— Karl, tienes que ir con Louisa-san.

Esperaba que el animalito se bajara de su hombro por lo que activó su habilidad sin más, provocando que las páginas se agitaran y que el libro emitiera una cegadora luz amarilla, la cual de a poco lo iba consumiendo, pero en vez de eso, el mapache solo chilló y se aferró más a la ropa del novelista.

Esquizofrenia | ranpoe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora