[ II ]

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— ¿R-ranpo-kun...?

Parpadeó varias veces, un tanto asombrado. El miedo e impresión de estar presente a un cadáver y en un pasillo ensangrentado se esfumó como si nada por la presencia del más bajo. Dicho chico todavía no se dignaba a levantarse, seguía abrazando al escritor como si no lo hubiera visto en años.

Después de un rato, el detective habló. — Estaba avanzando en la novela, pero de la nada volví al principio debido a tu llegada.  Sabía desde un comienzo que tendrías que usar tu habilidad para protegerte, fue muy arriesgado el adentrarme en la novela en un lugar con varias personas.

Se levantó y ayudó a Edgar también a levantarse del piso, tomándolo de la mano y jalando con poca fuerza su brazo.

— Por cierto, el efecto de las pastillas que tomaste pasará en unos pocos minutos, por lo que ya no podrás verme. En la historia soy solo una ilusión tuya provocada por los antipsicóticos y no puedes tomarlos justo en el momento en que el efecto se vaya, eso perjudicaría tu salud y haría que nos quedemos estancados en la novela.

Cierto, todo es parte de la historia. No es la realidad.

Y de nuevo sintió una punzada en su cabeza, pero de forma leve, por lo que no se quejó en voz alta.

Miró hacia el piso, pudo ver el frasco de las pastillas tirado y con éstas regadas por ahí, seguramente lo había soltado sin darse cuenta. Se agachó para recoger las cápsulas y volverlas a meter en el frasco, sin importarle mucho las manchas se sangre que ahora estaban en el piso.

Su mente apenas y podía repasar lo sucedido anteriormente, se sentía de cierta forma cansado. En definitiva era una nueva experiencia para él. 

Luego recordó el motivo por el cual había salido de la habitación.

— Ranpo-kun, hay que encontrar a Karl.— Avisó levantándose del piso y guardando el frasco con las pastillas dentro del bolsillo de su pantalón. Su preocupación por el mapache había vuelto, no podía creer que lo había olvidado por un instante.

— Oh, él también entró, ¿quién se encargó entonces de llevar el libro a un lugar seguro? — Preguntó Edogawa.

Edgar asintió para después responderle.— Mi ex compañera del Gremio lo tiene, Louisa-san.— Pausó por un momento, pensando de nuevo en el mapache.— Vi a Karl meterse en el laberinto que hay atrás del psiquiátrico. No creo que haya ido tan lejos.

Ranpo recordó que esa escena la ya había vivido dentro de la historia pero con el personaje original. Su cerebro lo procesó todo en un instante; Poe era el protagonista el cual tenía como objetivo salir de ese lugar para encontrar a su querida mascota,
el animal original que se trataba de un gato negro de ojos amarillos había sido sustituido por Karl. Podría deducir el final de la historia es ese mismo momento, pero no tenía sus preciados lentes.

Su Ultra Deducción es una habilidad, punto y fin.

Ambos decididos por avanzar, comenzaron a caminar por el pasillo cubierto en sangre seca, bajaron unas escaleras que daban al segundo piso y antes de siquiera poder llegar, el más alto sintió un fuerte dolor en su nuca para después ver como su alrededor parecía temblar, él reaccionó flexionando levemente sus piernas y tratando de no perder el equilibrio. El azabache aún sabiendo que eso pasaría, miró con preocupación al castaño. A diferencia del escritor, el cuerpo del detective no sufría las consecuencias de la leyes de la física o gravedad, por lo que no se vio afectado. Ranpo trató de hablar, pero no salió ningún sonido de su boca, por más que forzara no lo lograba, tampoco se podía mover. Se dio por vencido al ver a Edgar cerrar sus ojos y su cuerpo caer desmayado por las escaleras.

Esquizofrenia | ranpoe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora