"Los hombres también lloran"

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El Escudo había vuelto a ser el de antes, sin embargo, se notaba a Dean muy extraño en las últimas semanas.

Una noche, Roman le comunicó a Vince McMahon que debía dar una noticia urgente en el CEO, donde iba a negociar una tregua con Hunter.
Vince lo aceptó.
Roman llegó al CEO escoltado por órdenes de Vince, así fue como Roman comunicó que tenía leucemia por segunda vez en su vida, esa enfermedad con la que había batallado durante 11 años había vuelto, por esta razón le pedía una tregua a Hunter donde no podía atacar a sus amigos.
A Seth, a Dean y a los Usos se les partió el corazón.
Ese día fue un antes y un después en la vida de Hunter, parecía ser que ese anuncio le había llegado a lo más profundo de su alma.
Hace unos años, un niño que admiraba el CEO había muerto de cáncer y ellos siempre habían quisieron hacer una fundación, pero la maldad original no los dejaba.
Hunter le ofreció todo tipo de ayuda, se le veía un poco más noble.
Roman debía irse para tratarse la enfermedad y no sabía por cuánto tiempo, así que se dió el abrazo más largo que pudo con los suyos.

Luego de este anuncio, Hunter no lo dudó e inauguró la fundación Connor's Cure en honor al mencionado niño, esta se encargaba de costear los gastos de niños que sufrieran a manos de esta terrible enfermedad.
La guerra había acabado, el perdón llegó y Seth convenció a Dean de dedicarle unas palabras a Roman por la noche, todos fueron invitados en el CEO.
Cuando llegaron, comenzó la intervención. Seth dijo lo suyo, Dean igual (éste se notaba muy extraño).
Todo iba bien, terminaron las palabras, Seth abrazó a un Dean que ni se inmutó.
Estando arriba en el podio, Dean pidió un minuto, dando la excusa de que iba al baño.
Cuando regresó, todo el mundo vió un acto egoísta, vil y terrorífico.
Dean Ambrose llegó con una silla, la cuál cerró y con un llanto en su cara le propinó el mismo sitellazo que meses atrás Seth le había propinado a Roman por la espalda, le siguió hasta darle una paliza.

Todo era silencio en el CEO, nadie se inmutó, nadie hizo nada, todos lloraron... hasta Hunter.
Una noche triste que podía terminar en un homenaje a Roman, terminó siendo una noche de terror.
Seth desde el piso, solo miraba con odio a un Dean que salía por la puerta.

Esa noche, supimos que los hombres por muy malos que fueran algunos... también lloraban.

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