Michael llegó a casa y le sorprendió que al encender su celular tenía veinte llamadas perdidas y un buzón de voz, al abrirlo se desconcertó mucho y se debatió en si debería llamar a la familia de Emily para asegurarse de que estaba bien.
Obviamente no se encontraba en sus cinco sentidos al decirle esas cosas ella no era así, definitivamente algo le había pasado...
Después de meditarlo unos minutos simplemente borró el mensaje y bloqueó el número, no quería involucrarse con Emily de nuevo, no soportaría hacerla sufrir más de lo que ya había hecho.
Muy en el fondo deseaba no haberla conocido y que permaneciera siendo la jóven alegre que siempre había sido, pero no podía volver el tiempo atrás y corregir sus errores.
Pensó que poco a poco recuperaría las riendas de su vida, era una mujer muy fuerte y capaz, de hecho él envidiaba su capacidad de enfrentar las adversidades que se le presentaban.
Pero sin duda una de sus más grandes virtudes era la de perdonar incluso a los que no se lo merecían... Él por ejemplo.
Siempre que el entraba en la vida de alguien dejaba un caos detrás suyo.
Emily despertó sobre su sofá con la boca seca y una botella de Whisky en su mano derecha, al abrir los ojos por completo un dolor agudo le taladró la cabeza y se llevó la mano a la frente arrepintiendose totalmente de lo que había hecho el día anterior, la mayor parte de la noche estaba borrosa y lo poco que recordaba era demaciado vergonzoso como para mencionarlo siquiera, le había dicho cosas muy hirientes a Michael, y otras un tanto ridículas, definitivamente no volvería a beber de esa manera, ella no era así, pero necesitaba distraerse un poco, llevaba semanas sin ver a sus amigos y ni siquiera había llamado a su madre.
Un sonido agudo llenó sus oídos y se cubrió la cabeza con un cojín pero el sonido era demasiado insistente, tenía que atender la puerta antes de que el estúpido timbre le reventara los oídos.
— Em, nos tienes preocupados — Rachel entro a la casa antes de que Emily pudiese decir una sola palabra, se encaminó a la sala y observó su entorno con una mirada de desaprobación y se giró hacia su amiga
— Perdón que te lo diga así, pero este lugar es deprimente, ¿Hace cuanto vives de esta manera, Em?
—Antes que nada, buenos días, puedes pasar, sí claro yo también estoy bien — Emily cerró la puerta y empezó a caminar hacia donde se encontraba Rachel
— No te hagas la tonta conmigo Emily, ambas sabemos que esto no está bien, este lugar es espantoso, ¿Cuando será el día en que superes a ese hombre?
Seguir atada de esa manera a el no es sano, estás actuando como si estuviera muerto cuando no lo está, ¡ESTAS HECHANDO TU VIDA A LA BASURA POR ALGUIEN A QUIEN NO LE IMPORTAS! — Auch — o acaso¿te ha llamado siquiera para preguntar cómo estás? — doble auch — Eso pensé.Rachel se encaminó hacia la ventana y quitó las cortinas empolvadas, acto seguido se dirigió a recoger todo el desastre del pequeño departamento de su amiga mientras Emily la miraba pensando en lo que le había dicho, tenía razón pero no necesitaba que se lo restregara en la cara de esa manera, bastante tenía con recordarlo cada día ella misma.
— ve a darte un baño mientras limpio este lugar, te ves horrible con el cabello enmarañado y los ojos hinchados. — Emily se encaminó a su cuarto, conocía a Rachel, y sabía que no la iba a dejar en paz hasta que hiciera lo que le pedía, durante otra época había amado la forma de ser de su amiga, sin embargo ahora quería sacarla a rastras de su casa.
Pero sabía que no se lo merecía, solo quería ayudarla después de todo.
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runaway train
Teen FictionDesearía poder eliminar todo el mal que he hecho y restaurar todos los corazones rotos. Desearía dejar de contaminar todo lo que toco.