CAPÍTULO 1

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—Creo que ella nunca me hará caso— dice una adolescente Diana, sus esperanzas hasta el suelo por el simple hecho de no poder lograr la primera dificultad amorosa que se le presentaba en el vida.

—¿Por qué dices eso cariño?— pregunta su madre risueña ante los primeros conflictos amorosos que empezaba a tener su Diana. A la vez que acariciaba la larga cabellera que tenía su hija.

—Ella no me ve de esa manera...

En la cómoda habitación de la princesa, madre e hija se encontraban sobre la espaciosa cama. Hipólita sentada en uno de los extremos de aquella cama y Diana acostada sobre lo largo y ancho de ésta, mientras tenía su cabeza colocada sobre las piernas de su madre.

—¿Así que te gustan las chicas?— pregunta su madre, con un difícil intento de no reír y hacer sentir peor a su niña. En su interior habitando una pizca de gracia a causa de que su hija tan joven se mostrara frustrada por tal tema.

—Mamá... es obvio, ¿no?— ha dicho de inmediato Diana de forma irónica y desesperando se un tanto. Dándole a entender a su madre el hecho de estar rodeada de solo chicas.

—Sí cariño, tienes toda la razón— Hipólita seguía acariciando el cabello de la joven princesa e hija, y sonriendo con ternura ante las expresiones que hacía ésta.

Minutos más tarde la reina Hipólita observó como su hija se colocaba de pie para salir de sus aposentos. Una suave risa apareció en su rostro al ver a su pequeña Diana, como aún le decía ella, con sus primeros problemas amorosos. Por ahora no se preocupaba del tema, sabía que cualquier podría caer ante la belleza de su hija, aunque ésta misma negará tales cosas. Además, la chica por la que está su hija perdida, se ve como una futura gran guerrera y con valores muy marcados.

Diana antes de salir de sus aposentos, se colocó una túnica, la cual la protegía de la fría noche y al estar fuera no prestó atención hacía dónde se dirigía, solamente estaba deambulando por aquellos caminos hechos de piedra y en el fondo de su mente sentía cierta burla hacía sí misma por lo que estaba experimentando.

—No seas idiota, Diana— se reprocha la princesa, casi con un tono frustrado.

—¿Algún problema, princesa?— escucha una voz burlona hacía su espalda— no creo que sea muy bueno que te estés autocriticando— una suave risa Diana pudo escuchar, sabiendo de inmediato de quién se trataba. Aquella chica que le está haciendo perder la cabeza a tan temprana edad.

Diana observó como se acercaba a ella con su típico andar, siempre tranquila y pareciendo despreocupada. Y al igual que ella, portaba una túnica y su cabello se encontraba suelto.

—No me tienes que decir princesa— responde Diana con una sonrisa— además, ¿qué haces por aquí?

—Solo he salido caminar un poco y también a pensar.

La chica dejo de mirar a Diana para observar hacia la nada, sin darse cuenta que Diana la observaba con cierta admiración, para después nuevamente dirigir su mirada en la princesa Amazona.

—¿Y tú?— preguntó la chica, volviendo a caminar y haciendo que Diana también lo hiciera al lado suyo— ¿Qué haces por aquí?

—Lo mismo, he salido a pensar.

Diana observó como su acompañante asintió sin dirigirle la mirada y durante varios minutos caminaron bajo la luz de la luna y las estrellas, además de sentir como la brisa desordenaba sus vestimentas y cabellos. Ambas llegando a sentirse cómodas en el momento y provocando que una pequeña sonrisa en el rostro de Diana se produjera.

Pero de pronto aquella sonrisa de la princesa Amazona fue desapareciendo poco a poco y de un momento a otro quiso hacer una jugada que le haría sacar muchas dudas de su cabeza, o eso creía ella.

Wonder Woman y Tú | A Mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora