Capitulo 2

46 0 0
                                    

Unos tenues rayos de sol colándose por la ventana me hicieron saber el comienzo de un nuevo día. Tantee a ciegas el cuerpo de Amanda pero no se encontraba a mi lado. Me incorporé en la cama y solté un gran bostezo al tiempo que flexionaba mi cuerpo. Observé la habitación detenidamente. Las cosas habían cambiado, los muebles estaban posicionados en distintas direcciones de lo que yo recordaba. En un rincón se hallaba una biblioteca de apariencia nueva con algunos libros, me acerqué caminando torpemente a echar un vistazo. Varios libros de auto ayuda y autobiográficos. Tomé entre mis manos uno que me llamo la atención "Princesa Distorsionada". Leí algunos fragmentos, parecía interesante. Pensé en pedirlo prestado pero luego me percate de que no sabía hasta donde llegaría esto. Estaba por volver a colocarlo en el estante cuando Amanda irrumpió en la habitación con una bandeja cargada de tostadas y mate cocido con leche.

-La bella durmiente ha despertado.

Le dedique una mueca torcida que insinuaba una sonrisa.

- Estaba chequeando tu nueva biblioteca, me  parece genial que te intereses en los libros.
- Tuve algunos problemas últimamente, la verdad es que la lectura me genera paz.

Amanda se acerco a mi y tomo entre sus manos el libro que yo cogía en las mías.

- Puedes pedirme prestado el que quieras, personalmente te recomiendo este mismo. Es la historia de una chica a través de sus propias y retorcidas emociones y de como afronto todo aquello que le pasaba. Trastornos alimenticios, amores tóxicos, bisexualidad.

Me sonroje.

- Quizás luego, pero gracias por ser tan amable conmigo.
- Pareciera que te auto compadeces de ti misma ¿Ser amable contigo? Tu te mereces el mundo.

Tragué saliva. ¿Cómo podía interpretar eso?, ¿Acaso seguía soñando o es que la realidad me estaba jugando una pasada bastante extraña? A esta altura ya no recordaba ni quien era Diego.

Desayunamos y en ese momento me comentó sus planes para hoy.

- Yo sé que no es la propuesta de salida mas divertida que podrías escuchar, pero tengo turno con el medico. Si no tenes nada que hacer me gustaría que me acompañaras, luego podemos salir de paseo si te apetece.

Titubee unos segundos.

- Si, ¿Por qué no? Es extraño pero ahora que estoy aquí contigo siento que no quiero volver a separarme de tu  lado nunca.
- Entonces es un sentimiento mutuo- Me dedicó esa sonrisa que me encandilaba cada vez que se reflejaba en mis ojos.

Nos preparamos y salimos a la calle. No habíamos caminado ni dos cuadras que me cogió de la mano. Se sentía tan cálida en contacto con la mía que siempre estaba fría.

- ¡Por Dios, eres un Iceberg! - Se sorprendió.
- Será que necesito un poco de tu tibieza.

El colectivo no se demoro y en cuestión de minutos estábamos viajando a destino. Escuchamos música compartiendo un auricular de cada lado mientras nos acurrucábamos en un asiento de dos. El mundo externo no existía, solo nosotras y las melodías que resonaban en nuestros oídos.

Llegamos a la localidad de Caballito y caminamos tomadas de la mano entre la gente que nos miraba curiosa. Yo solo la seguía como si aquel fuese mi destino, sin titubear, sin preguntar, solo sintiendo esa calma que me recorría el cuerpo cuando estaba cerca mío. Feliz, relajada, con mis problemas desvanecidos y convertidos en cenizas. Debía ser magia, polvo de hadas o alguna explicación sobrenatural, que pudiera hacerme entender todo esto.

Ingresamos por la puerta del consultorio médico. Odontología. En ese momento soltó mi mano. Habló  con la recepcionista y tomamos asiento.

- Es solo por un chequeo, supongo que sera rápido, así que no tendrás que extrañarme tanto- Rió.

Gris Arcoíris, un triángulo peligrosoWhere stories live. Discover now