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Jimin esperaba con los brazos cruzados, con el rostro tenso mientras mantenía su mirada fija en el suelo. Apenas escuchó el sonido de pasos acercándose, alzó la vista y vio al comandante Min Seonghyun acercarse. Ahora vestía ropa casual: una chaqueta negra y unos jeans oscuros, lo que hacía que pareciera más relajado, aunque su postura seguía siendo firme y autoritaria.

El comandante hizo un gesto con la cabeza a modo de saludo, antes de detenerse frente a Jimin. --Su Alteza, estoy aquí. ¿Qué desea?

Jimin lo miró directamente, su tono decidido aunque quebrado por la mezcla de emociones. --Lléveme de vuelta a mi país con mi madre.

Era una declaración más que una petición. Una orden que no dejaba lugar a interpretaciones, o al menos eso era lo que Jimin quería transmitir.

Sin embargo, el comandante mantuvo su expresión imperturbable. --No puedo hacer eso, Su Alteza--, respondió con calma. --El general Han ha asumido el mando del palacio. No es seguro para usted regresar allí. Mi trabajo es mantenerlo a salvo de cualquier amenaza, incluyéndolo a él.

Jimin apretó los labios, sus puños cerrándose con fuerza mientras sus pensamientos se agolpaban en su mente. --Pero... debo regresar. Mi madre está sola. Yo podría haberla protegido. ¡Soy un hombre, no un niño!

El comandante suspiró y tomó un tono más serio, pero con la misma paciencia que lo caracterizaba. --Y lo hará, Su Alteza. Regresará cuando todo esté en orden, cuando hayamos neutralizado la amenaza que representa el general Han.-- Señaló una silla cercana, indicándole con respeto que se sentara. --Por ahora, necesita calmarse. Su madre necesita que esté aquí. Seguro.

Jimin permaneció de pie, resistiéndose a sentarse. Sus ojos, brillantes de angustia, se clavaron en los del comandante. --¿Quién la protege? ¿Quién la cuida mientras yo estoy aquí escondido?

--La protege usted, Su Alteza.-- Las palabras de Seonghyun eran directas, casi como un golpe. --Al quedarse aquí, asegura su bienestar. Si usted intenta contactarla, el general Han encontrará su ubicación. Y si lo encuentra, no se detendrá hasta obtener lo que quiere.

Jimin tragó saliva, sintiendo un peso en el pecho. Sus pensamientos volaron a su madre, su reina, quien había estado a su lado desde que perdió a su padre. La idea de no estar con ella lo hacía sentir impotente.

--¿Y qué pasa si me encuentra?-- preguntó finalmente, su voz apenas un susurro, como si temiera la respuesta.

El comandante Seonghyun lo miró con seriedad, cada palabra cargada de intención. --Si el general lo encuentra, no solo estará en peligro, Su Alteza. También lo estará su madre, su reino… y todos aquellos que aún lo apoyan. Usted es más que un príncipe. Es la última esperanza de Geumnara. Por eso, necesitamos que confíe en nosotros.

Jimin desvió la mirada, su mente batallando con las palabras del comandante. Una parte de él entendía la lógica detrás de todo esto, pero la otra, la que aún no podía aceptar haber dejado su hogar, quería resistirse.

--Entiendo que esto no sea fácil--, añadió Seonghyun, su tono más suave esta vez. --Pero créame, Su Alteza. Todo lo que hacemos aquí es por su protección… y por su regreso.

--Bien, lo haré--, dijo finalmente Jimin, su tono derrotado pero firme. Con pasos lentos, se acercó a la silla indicada y se dejó caer en ella, resignado a lo que estaba por venir.

Un equipo de estilistas apareció de inmediato, cada uno con herramientas que parecían sacadas de un laboratorio científico. Una mujer con una mirada profesional se inclinó hacia él, sosteniendo un pequeño dispositivo en su mano. Sentía cómo inyectaban productos en su cabello y aplicaban ligeros toques en su rostro, pero Jimin optó por cerrar los ojos. Era más fácil desconectar sus pensamientos de lo que ocurría si simplemente no miraba.

Dejó que trabajaran, confiando en que sabían lo que hacían, aunque una parte de él sentía que estaba perdiendo algo de sí mismo con cada segundo que pasaba.

Cuando terminaron, alguien lo guió hasta un espejo que cubría casi toda una pared. Jimin abrió los ojos lentamente y se quedó mirando su reflejo. La persona que estaba frente a él era… diferente. Su cabello, que antes era un rubio brillante que capturaba la atención de cualquiera, ahora era de un castaño oscuro, casi negro, y estaba más corto, dándole un aire completamente nuevo.

Bajó la mirada y vio su atuendo. Usaba un pantalón extraño, con aberturas en las piernas como si alguien lo hubiera destrozado. Eso lo descolocó. Además, llevaba una camisa simple, tan casual que casi le molestaba.

--No puedo creerlo…--, murmuró para sí mismo, tocando con cuidado su cabello y observando cada detalle de su nueva imagen.

Taeyong apareció por detrás y colocó las manos en los hombros de Jimin, mirando el reflejo con una sonrisa orgullosa. --Ahora ya no es más ‘Su Alteza’--, dijo con tono triunfal. --Eres Park Jimin, un adolescente normal.

Jimin no respondió de inmediato. Seguía estudiando su reflejo, tratando de aceptar esta nueva versión de sí mismo. Todo en él parecía ordinario, como si su título y su identidad hubieran sido arrancados por completo.

--¿Qué pasará después?--, preguntó finalmente, su voz baja, cargada de incertidumbre.

--Reubicación--, respondió Taeyong con una sonrisa tranquila. La palabra no le resultó familiar, pero el tono de Taeyong no le daba buena espina.

--¿Reubicación?--repitió Jimin, frunciendo el ceño. --¿Qué significa eso exactamente?

Taeyong se apartó un poco, dándole espacio, pero su sonrisa permaneció. --Es el próximo paso del programa. Encontraremos un lugar donde puedas integrarte, lejos de cualquier amenaza. Una vida completamente nueva… como Park Jimin, un chico común y corriente.

Jimin se cruzó de brazos, incómodo con la idea. --No me gusta cómo suena eso.

--Es normal sentirse así al principio--, explicó Taeyong con calma. --Pero no se preocupe, Su... digo, Jimin. Todo esto es temporal. Eventualmente, podrá volver a su hogar. Por ahora, necesitamos que confíe en nosotros.

Jimin soltó un suspiro, pero no dijo nada más. Había tantas cosas que no entendía, pero sabía que resistirse no cambiaría nada en ese momento.

--Prepárese, será trasladado en las próximas horas--, añadió Taeyong antes de salir de la sala, dejándolo solo frente al espejo.

Jimin volvió a mirar su reflejo, intentando encontrar algún rastro del príncipe que había sido hasta ese día.

Jimin volvió a mirar su reflejo, intentando encontrar algún rastro del príncipe que había sido hasta ese día

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Protegiendo al Príncipe ♡ YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora