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Aún era de noche cuando Jack despertó de un pequeño sobresalto. Miró hacia un lado y pudo ver el rostro de Elsa frente a él, con los ojos cerrados y durmiendo profundamente. Tan hermosa como el primer día que la conoció.

Se volteó hacia los grandes ventanales que iluminaban la habitación, donde se podía ver a la luna brillando en la lejanía y las estrellas acompañaban la silenciosa noche.

Frunció el ceño ante la pequeña opresión en el pecho. Esa sensación de que algo iba a pasar, y no precisamente algo bueno. Lo sabía porque había sentido lo mismo cuando Pitch Black apareció con sus pesadillas para atormentar los sueños de los demás. Se acercaba otra amenaza desconocida y Jack tenía la capacidad para sentirlo, para su suerte o desgracia.

Se levantó con cuidado de no despertar a Elsa. Sus pies lo condujeron hasta el balcón. La vista al pueblo de Arendelle era una de sus favoritas y los paisajes más allá de este eran dignos de ser pintados. No había brisas y solo el sonido de algún que otro animal interrumpía la tranquilidad.

Se apoyó en el barandal y alzó la vista al cielo con una expresión intrigada.

-¿Qué ocurrirá? - le preguntó al Hombre de la Luna - Sé que algo va a suceder, lo siento aquí en mi pecho.

La luna brilló un poco más, escuchándolo.

-Es algo malo, ¿verdad? - preguntó Jack- Vencimos a Black hace unos años, y sé que el mal nunca acabará, que siempre tendremos que estar alerta... pero ¿justo ahora? ¿Ahora que estoy viviendo realmente la vida junto a la chica que quiero? ¿Ahora que soy plenamente feliz?

Porque estaba siendo feliz como nunca lo había sido. Esto era una felicidad diferente, una felicidad que lo hacía sentir completo y dichoso. Siempre agradecería al destino de haberlos juntado. Había luchado contra el Coco y lo venció por muy poco y entendía que era un Guardián, que debía arriesgar su propia vida para salvar a los demás, sin embargo, eso le asustaba en unas ocasiones. Y es que esas últimas semanas junto a Elsa habían sido un sueño increíble, lleno de besos y cariño que se daban cada vez que se veían, aventuras que solo ellos sabían e inimaginables palabras que se dijeron jurándose amor eterno. Todo fue tan increíble que su mente olvidó que debía estar en alerta siempre. Y ahora que se avecinaba algo desconocido, se dio contra la realidad. Una realidad a la que aún no pretendía volver, pero tenía que hacerlo. Por el bien de todos debía empezar a ponerse más alerta que nunca.

-¿No hay una forma de congelar el tiempo? - preguntó a la luna entre broma y cansancio - No, no la hay - se respondió en un susurro- A veces quisiera hacer eso... ¿Sabes?, siempre he sido el chico alegre, carismático y amable que todos conocen, y está bien, porque esa es mi personalidad, pero también soy ese chico sensible que le gusta estar solo y pensar en sus propias cosas, alejado de todos. Necesito tiempo para mí mismo y para estar con Elsa, sin embargo, comprendo que mi deber es ser un Guardián y acepto eso. Lo que quiero decir es que desearía que las cosas hubiesen sido diferentes. No es que no me agrade hacer reír a niños ni ayudarlos a superarse, sino que desde que apareció Elsa, ella le dio otro enfoque a mi vida. Y no pensaba que algo malo iba a pasar tan pronto... - suspiró.

Estaba tan inmerso en su conversación con el Hombre de la Luna que dio un pequeño sobresalto cuando sintió que unos brazos cálidos le rodeaban y lo abrazaban por detrás. Se tensó por unos segundos antes de relajarse, reconociendo el tacto y el perfume suave de Elsa.

-¿Qué ocurre, Jack? - inquirió ella con tono preocupado.

-¿Qué tanto escuchaste? - Jack formó una pequeña sonrisa.

-Lo suficiente para saber que una nueva amenaza se acerca y que no estás muy bien que digamos.

-¿Te he interrumpido el sueño?

-No. He despertado y no te encontré, así que te busqué y te vi aquí. No pude evitar escuchar lo que decías, perdona.

-Oh, no te preocupes.

-¿Entonces ocurre algo? - quiso saber Elsa, apoyando su cabeza en la espalda y aún abrazándolo - Dímelo. Tú casi siempre eres el que escucha, ahora quiero escucharte yo a ti.

-Supongo que tienes razón. No es nada de otro mundo lo que me pasa. Es solo que eres una distracción para mí, una muy bonita distracción - se dio la vuelta para verla de frente, agarrándola por la cintura- Es que es cierto - continuó al verla reír- Es como que si el mundo dejara de existir y solo tú estés ahí... - besó tiernamente su nariz- Incluso me imaginaba un futuro juntos, sin peligros ni personas que quieran arruinarlo todo. Sé que dije que el mal siempre estará ahí, pero en estas ultimas semanas junto a ti he caído en un sueño casi imposible donde no hay villanos ni maldad. Me he permitido caer en eso y ahora choqué con la realidad. Los sueños y fantasías pueden ser buenos, pero no en exceso y no ahora - la miró seriamente- Sé que hay o habrá peligro, Elsa, y debemos estar preparados.

Ella lo miró por unos segundos, pensando en todo lo que había dicho y analizándolo, después acarició las mejillas de Jack.

-Mientras permanezcamos unidos, estará todo bien, Jack. ¿No es eso lo que me diste a entender la otra vez en el bosque? Ahora vamos a ser felices hasta donde podamos, y también estaremos el uno para el otro cuando las cosas ocurran - lo besó con fogosidad.

-Bueno... Sé que te tendré en los momentos más difíciles y tú estarás ahí, ¿verdad?

-¿Cómo no iba a estarlo? ¿Qué tipo de preguntas haces, Jack? ¡Por supuesto que sí! - lo agarró del rostro para que la mire con atención.

Él agarró una de sus mancos y depositó un casto beso en sus palmas.

-Eres preciosa, nunca me cansaré de decirlo.

Elsa tomó aire, nerviosa.

-Jack, tú eres lo más importante en mi vida y... creo que te amo- susurró lo último con un tono más bajo y las mejillas un poco rojas.

-¿De verdad lo dices? - preguntó él en tono de sorpresa y alegría.

-Nunca dije algo tan verdadero como esto.

Se acercaron más y se dieron un abrazo, de esos que te reconfortan y te llenan. Así estuvieron unos minutos, sintiendo el calor del otro y en silencio.

Ella se alejó con un propósito en mente. Con sus manos hizo unas florituras encima de la cabeza de Jack y encima de esta comenzó a formarse hielo que fue tomando forma de una hermosa corona de cristales brillantes y delicados. Asintió con aprobación al ver su trabajo.

-Ahora te pareces a un príncipe... mi Príncipe de las Nieves - dijo Elsa con una sonrisa.

-¿No sería mejor el Rey de las Nieves? - bromeó él.

-No. Me gusta más Príncipe, tienes cara de serlo.

-Y tú eres mi Princesa de las Nieves y mi amor eterno - la besó en las mejillas- Te amo, Elsa.

Y así se quedaron los dos espíritus, mirando las estrellas que relucían más que nunca. Ambos tenían claro que tenían toda la eternidad para vivir ese amor. Una eternidad para viajar por el mundo, conocer nuevos animales mágicos y luchar junto a los otros Guardianes, protegiendo el mundo de nuevas amenazas y villanos.

La inmortalidad de ambos les permitiría vivir siglos y siglos. Estaban seguros de haber encontrado a la persona correcta para compartir todo ese tiempo.

FIN

Cuando la noche cae🌙 ||•Jelsa•||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora