Habían pasado un mes completo desde entonces, Hideyoshi estaba llevando muy bien la universidad e incluso, el señor Arima había sido un tanto flexible al dejarlo estudiar en las horas de su hijo cuando este dormía o estaba en clases con su tío. Sin duda, se había sacado la lotería con el trabajo que tenía ahora de cuidar al niño más dulce del mundo.
Todo iba relativamente perfecto hasta hoy.
El señor que suele cocinar la comida de Haise no ha llegado desde la mañana pero eso no es un gran problema porque él es un excelente cocinero también, Hideyoshi ha preparando el desayuno de todos sin problema alguno bajo la supervisión de Touka quien esta juntando sus tareas y en algún momento tendrá que hacerlas todas.
Su favorito era el momento de escoger ya que los recursos eran igual de frondosos que frutos de un árbol lleno. Habían muchas frutas, huevos, arroz, pescados en reserva, té verde, leche, lo que más consumían, café, cualquier cosa para hacer un desayuno japonés o el que le pidan preparar. Siempre estaba dispuesto a realizar sus tareas de alimentación.
Había aprendido que a Kaneki le gustaba desayunar un café junto a dos o tres galletas saladas grandes que se dio el trabajo de hornear en minutos. También se encargó de empacar más café en su porta líquido que llevaba a su facultad. Colocó algunas frutas separadas en un compartimento en su mochila y se la entregó para que pueda retirarse.
— ¡Gracias, Hide! — Le agradecía corriendo al auto del señor Arima.
Después seguía su alto hermano, Akaneki, el albino amaba el café que Hideyoshi preparaba como nadie al igual que su hermano menor. Preparaba todos los días un café en la mañana y en la tarde-noche para él, aquello era lo único que le pedía al rubio ya que ahora fruto de la llegaba de Hideyoshi, el odioso hijo mayor solía hacer sus propias cosas.
Era como si quisiera verse más independiente y menos arrogante frente al rubio para impresionarlo, Kaneki estaba deseando que esté eternamente atraído al chico para que no le pida hacer cosas bajo amenazas.
— ¿Le llevó el café a su habitación, Akaneki? — Hablaba fuerte pero antes de que terminara el enorme hombre bajaba las escaleras con la toalla en la cintura.
Primer flechazo al corazón del rubio, su cabello sin color pegado a su frente, sus ojos grises enmarcados por sus cejas pálidas y su expresión agitad ya que recién salía de la ducha. Segundo flechazo, se acercó demasiado a él haciendo notar más sus músculos a siempre vista y su corazón alejar de estar atravesado por las flechas, se atrevía a latir como un loco por su cercanía.
Saludaba rápidamente con un buenos días y recibía el café de las manos que temblaban, — Gracias, rubio — decía con una sonrisa que ya había derretido a Hideyoshi varias veces quien no podía creer que estaba siendo tímido.
Su figura era de puro infarto, cuando se dio la vuelta tuvo el privilegio de observar la espalda ancha y musculosa que tenía aquel semejante joven. Sus brazos fibrosos moverse mientras regresa a su habitación pero con el café entre sus dedos ignorando el hecho de que está ardiendo. Ken Akaneki era simplemente hermoso y su belleza era tanta como su arrogancia.
Al llegar a su habitación prendió su computadora y colocó sus audífonos a máximo volumen evadiendo el pensamiento de que algo sucedería porque en sí su vida era muy aburrida. Abrió su cuenta de Line en la computadora para fijarse en los mensajes recientes que había tenido con Hideyoshi, los atesoraba como si fueran diamantes.
Y Akaneki se dio cuenta de que estaba jodido ¿por qué? Pues, está enamorado, muy enamorado de Hideyoshi, el chico rubio que cuida a su hermanito menor y quien aparentemente prefiere a su hermano del medio.
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Niñero de un ghoul | Kanehide
أدب الهواةHideyoshi Nagachika debe demasiados créditos en la universidad y cuidar a un niño no es tan malo ¿verdad? Advertencias: Violencia Escritos de horror Fluff Sexo