[05] El mundo es muy pequeño

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GABRIELLA

    La campana del receso llegó a mis oídos como un hermoso milagro ¡Al fin!

    No pensé que estos profesores fuesen así de exigentes desde el primer día de clases.

    Pri-mer-día.

    Sé que moriré en la mitad del curso por cansancio y uso excesivo del cerebro aunque se me haga fácil estudiar y entender.

    En fin, todos recogíamos nuestras cosas para salir al receso cuando noté que el chico moreno a mi diagonal desprendía e irradiaba felicidad, casi se podía ver un aura de felicidad a su alrededor como en las caricaturas.

    Con la misma felicidad, poniéndose la mochila en un solo hombro y despidiéndose con dos dedos en la frente casi como un saludo militar informal, Adrián dijo: —Las veo luego señoritas.

    ¿Saben cuando alguien está tan feliz que casi se puede ver un aura amarilla a su alrededor adornada con flores de colores? Pues así mismo veía a Adrián en este momento mientras él salía del salón casi dando saltitos.

    Yo andaba con cara de "¿Qué carajo?" o siendo más específica con la cara del meme "???" y así mismo miré a la pelirroja frente a mí, ella se volteó en ese segundo y nos miramos al mismo tiempo, teníamos la misma expresión.

    — ¿Siempre es así? —pregunté.

    —Nop...por alguna razón está así de feliz de repente.

    Nos pusimos nuestras mochilas y miré un poco a mis compañeros mientras salía del salón junto a la chica pelirroja. Cuando pasamos por el frente el pizarrón le eché un vistazo al grupo de chicas que me miraban mal desde que puse un pie allí; ellas charlaban, no pareciera que fuesen a moverse del salón.

    Una de ellas me devolvió la mirada pero no de una forma muy agradable. Ella era bonita, de cabello largo y castaño pero cuando bajaba a las puntas era cada vez más claro hasta llegar a rubio. No estábamos tan lejos y pude distinguir que sus ojos eran claros, creo que como almendras o miel. Era de tez blanca pero no tanto como la pelirroja a mi lado.

    Me miraba con... ¿Advertencia? No lo sé, sólo sé que quizás quería intimidarme. Le sostuve la mirada un poco y segundos después podría jurar que me miraba con desprecio.

    — ¿Se te perdió algo, rubia teñida? —escuché decir a Nathaly y me paré en seco detrás de ella, confundida—.

    Con el ceño fruncido miré a la pelirroja que estaba un paso frente a mí y no me estaba mirando, estaba mirando con falsa amabilidad a la chica que hace segundos me miraba con desprecio.

    Con una sonrisa totalmente falsa y forzada como si no le agradara, la medio rubia le respondió, —No, yo nunca pierdo algo pecosa ¿No puedo mirar a la nueva?

    Nathaly aún con esa fachada "amable" y con una ceja alzada le contraatacó, —Ella no va a quitarte tu reino, abejita, por si eso es lo que te preocupa. De todos modos nosotras ya nos íbamos.

    La pelirroja entrelazó su brazo con el mío y me sacó a rastras del salón, casi me caigo y todo, no me lo esperaba. Ni siquiera le dejó replicar a la chica y se quedó con la palabra en la boca.

    Tampoco me dio tiempo de procesar la información de lo que había pasado hasta que ya íbamos a unos pasos de la puerta. Dejó mi brazo jaloneado en libertad y seguimos caminando lado a lado por el pasillo.

    — ¿Reino? —no pude evitar preguntar— ¿Qué acaba de pasar?

    Miré hacia atrás casi intuitivamente para encontrarme con aquella chica saliendo del salón, luciendo como toda una diva. Ahora que la veía completamente notaba su falda más corta de lo que debería ser y su cuerpo de infarto. La seguían algunas chicas y en mi cabeza cobró un poco de sentido lo de "reina".

El Día que la Lluvia nos Reencontró (En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora