ᶠⁱᵛᵉ

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-¿Por qué decidiste exponer tu "autorretrato"?-interrogó la muchacha.

-Porque desde que iniciaron mis exposiciones he tenido mucha presión con eso-respondió él.

-¿Y por qué usaste a tu amigo?

-¿Tu crees que alguien se va a interesar en mi arte si publico un autorretrato con este rostro?-bufó.

-¡Claro que lo harán!-repuso-. Es cierto que el mundo está lleno de prejuicios, pero no miento cuando te digo que tienes magia en las manos. Eso, aunque las personas se esfuercen en tacharte, no lo van a lograr opacar y siempre habrá alguien que sepa reconocer tu arte como hasta el momento han estado haciendo.

Habían terminado de comer hacía no muy poco, y SooJung le estaba exponiendo todas sus dudas a JungKook, obteniendo respuestas directas, claro está, luego de haber pagado ella la cuenta (por insistencia propia) y de haberle agradecido a SeokJin por el exquisito almuerzo.

Sin embargo, la conversación se vió interrumpida por el celular de ambos, notificando la llegada de mensajes a cada teléfono.

-Ugh. Mi jefe me necesita hoy. Ni porque es mi turno libre me deja en paz-rodó los ojos, la chica.

-No me lo puedo creer-más que un murmuro, aquello había sido un susurro por parte del muchacho.

-¿Qué pasó?-inquirió la chica.

JungKook alzó su cabeza y sus ojos se mostraron cristalinos a causa de las lágrimas retenidas.

-Han comprado uno de mis cuadros.

-¡Sí!-chilló la chica y aplaudió.

-¿Qué fue?¿Alguna buena noticia?-casi de inmediato, HoSeok, siendo seguido por los otros cuatro, llegaron a la mesa.

-¡Han comprado uno de sus cuadros!-anunció la chica con alegría, ya que el castaño parecía no poder gesticular palabra alguna.

-¿Cuál lograste vender esta vez?-indagó JiMin.

-Peace-murmuró el artista, tragando saliva.

-¿Ves?-señaló la chica-. Te dije que, no importa qué, tienes magia en las manos y eso la gente sabe apreciarlo.

-Esperen, esperen. Paren el carro-intervino SeokJin-¿Ella sabe que tú eres...?

-Sí-acotó JungKook, sonriendo de lado-. Me descubrió ¿Por qué creen que vinimos a almorzar?

-¡Oh!-exclamaron los cinco contrarios, otra vez causando las risas de SooJung.

-¡Esto hay que celebrarlo!-exclamó TaeHyung.

-Hum...yo lamento no poder quedarme para la celebración-con una apenada sonrisa, la chica habló-. Se suponía que hoy era mi día libre pero mi jefe ya me mandó a llamar-rodó los ojos-, así que espero se diviertan.

-Y ¿No puede esperar eso de tu trabajo?-consultó JiMin.

-A menos que el dinero me caiga del cielo, no, no puede esperar-abultó los labios.

-Bueno...no queda de otra que despedirnos ¿no?-formuló NamJoon.

-Prometo venir más seguido-sonrió la pelinegra, colocándose de pie.

-Espera, yo te llevo-intervino JungKook.

-No es...

-Sí, sí lo es-la cortó el castaño, risueño-. Yo te traje, yo te llevo. Así te ahorras el dinero del taxi.

-Bieeen-aceptó rendida.

Un par de despedidas más y muy pronto ambos jóvenes se encontraron de vuelta en el auto del castaño.

Mientras ella le daba indicaciones de cómo llegar a su centro de trabajo, platicaban de temas triviales relacionados con la profesión del muchacho, como por ejemplo, las mejores marcas de pintura, la calidad de los lienzos, el cómo HaeYoung quería seguir los pasos de su padre, etc, etc.

Y entonces llegaron a la editorial donde SooJung ejercía su profesión como escritora y editora.

Ninguno de los dos sabía qué decir con exactitud en aquel momento, y cuando la muchacha estuvo por despedirse, aunque fuera de la manera más incómoda posible, él habló:

-¿Tu jefe se molestará si entras acompañada?

La sonrisa de SooJung era imborrable y aquello le dió una afirmativa respuesta al castaño.

Claro que, en cuanto su jefe la vió entrar de brazos entrelazados con un hombre con aquellas fachas, enseguida la hizo pasar a su oficina.

-¡Ni se le ocurra decir una palabra más, señor Oh!-advirtió ella-. Que sea la primera y última vez que usted se refiere a ese hombre de esa manera. Y no me amenace con quitarme el trabajo pues ambos sabemos que si alguien sale perdiendo con eso, ese es usted.

Y sin más que dichas palabras, salió de la oficina.

Por supuesto que JungKook había oído todo y estaba muy dispuesto a irse, hasta que la unión de su mano con la de SooJung lo dejó quieto en su lugar.

-No dejes que esas palabras tan necias e ignorantes te afecten-pidió.

Entonces logró convencerlo de quedarse con ella.

Le dió un tour por toda la instalación, le presentó a sus amigas y luego lo llevó a su puesto de trabajo, una pequeña oficina algo apartada de las demás, muy cercana a una pequeña biblioteca.

-Realmente son muy amables tus amigas-sonrió el chico-¿Cómo se conocieron?

-En el orfanato-contestó y entonces, al ver el rostro extrañado de JungKook, se percató de aquel detalle-. Nunca conocí a mis padres porque desde bebé estuve en un orfanato-explicó-. La mayoría de ellas también estaban allí conmigo.

-Y ¿Vives con tus padres adoptivos?

-Nop-negó, aplanando los labios-. Nunca fui adoptada-agregó-. Siempre que llegaba alguna pareja a ver a los niños, yo siempre lograba escabullirme a la biblioteca y allí pasé gran parte de mi vida. Cosas de escritora, supongo-se encogió de hombros.

-¡Oh! Lamento haber tocado el tema-sin ser consciente, abultó ligeramente los labios.

-Meh. No te preocupes-rió-. No me arrepiento de nada. Sola me las he sabido arreglar. Lo peor que me ha pasado podría decirse que han sido las traiciones y/o fin de las relaciones con mis ex-parejas.

-Juro que pensé que estabas casada o algo así-confesó risueño.

-¡Ojalá!-rió ella-¿Crees que querría invitarte a salir si estuviera casada? Sé que es algo que no es muy común en las mujeres, pero créeme que no soy así.

-Hum...y...¿Te puedo hacer una propuesta?

-¡Claro!-sonrió, terminando de acomodar los papeles de trabajo pendiente sobre el escritorio.

-Ya que tú tenías las intenciones y no lo hiciste, lo hago yo, aprovechando que ando muy envalentonado hoy-sentenció y aclaró su garganta-¿Quieres salir conmigo?

Sᴄᴀʀs ⎝⎝ᴊᴇᴏɴ ᴊᴜɴɢ ᴋᴏᴏᴋ⎠⎠✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora