ᵉⁱᵍʰᵗ

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Como aquel día, íntegro, los padres debían convivir junto a los niños en un "día normal de escuela", allí estaban JungKook y SooJung, sentados en un banco del patio de la institución, viendo a HaeYoung saltar la cuerda junto a varios de sus compañeros.

Era horario de receso y por eso los adultos animaron a la menor a que se acercara a sus demás compañeros y disfrutara pues no siempre se tienen ocho años y una inocencia tan linda.

Pero aún cuando sus hijos estaban en medio del patio y se suponía deberían estar viéndolos, muchas miradas estaban sobre JungKook.

Claro que el muchacho se incomodaba, y su acompañante lo notaba, por lo que decidió tomar cartas en el asunto al ver a JungKook bajar la cabeza y despeinar un poco su cabello, buscando disimuladamente cubrir sus cicatrices.

La mano de SooJung sobre su barbilla lo detuvo y lo obligó a verla.

Ella le regaló una completa sonrisa y con una frescura que hasta el momento no había tenido, llevó ambas de sus manos a las mejillas del chico, acariciando bajo su impresionada mirada cada centímetro de dichas marcas.

Lo que más impresionaba al chico no sólo era eso, sino la admiración con que ella lo miraba.

Aunque lo que realmente le impactó fue el choque repentino de sus labios.

Sus ojos parecían querer salírsele de órbita, pero aún así se dejó llevar cuando las manos de la fémina se posaron sobre su camisa, jalándolo más en su dirección.

Se besaban con parsimonia, adorando cada mínimo roce, aunque, y no como la chica hubiese deseado, no pudieron incluir sus lenguas a aquella muestra de afecto pues estaban en una escuela frente a muchos niños y ya era suficiente con aquel besito.

Era el primero que, luego de meses, al fin se daban.

SooJung no sabía qué más hacer para mantener la autoestima de JungKook en su lugar y sólo aquello se le ocurrió.

Pero lo cierto era que moría por besar ese par de finos labios desde hacía ya un buen tiempo.

Un chillido de felicidad y un par de aplausillos los hizo sonreír en medio de su beso, y poco tiempo después se separaron.

Sabían que aquellos vítores venían de HaeYoung.

Con unas sonrisas imborrables en sus rostros, se miraron nuevamente y esta vez fue él quien tomó la iniciativa de recostar su cabeza en el hombro ajeno y entrelazar sus manos, riendo, al igual que ella, al ver las graciosas muecas que la niña hacía sólo por evitar soltar un agudo chillido.

El tiempo pasó, y con ello, la paz que se sentía en el ambiente.

Cuando dejaron de saltar la cuerda, que se colocaron a jugar a la rayuela, los menores comenzaron a alardear de sus padres y cuando llegó el turno de HaeYoung, la interrumpieron, molestándola con el mismo tema de siempre.

Si antes había una enorme chispa de felicidad en JungKook, ya no existía y esta sólo fue sustituida por angustia.

Mas fue SooJung quien se levantó del asiento y, con una mirada a JungKook, le pidió que se quedase quieto.

-¿Qué hacen, niños?-preguntó, acercándose a los menores.

-Jugamos a la rayuela-respondió un castañito.

-¡Y también hablamos de nuestros papis!-aplaudió otra niña.

-¡Oh!¿Hae ya les habló de JungKook?-pero no dejó que los niños respondieran, pues siguió con su monólogo-. En verdad es muy valiente. Luchó contra un oso, él solito-alardeó y HaeYoung se apresuró a asentir.

-Appa me salvó de ese oso malo que quería comerme. Pero el oso lo lastimó mucho-hizo puchero.

-Por eso tiene esas marcas en su rostro-continuó SooJung-¿Sus padres no tienes marcas así?

-Mi appa es militar y tiene muchas marcas en los brazos-agregó otro de los niños-¡Pero salvó al país en la guerra con sus compañeros!

-¡Vaya! Qué bonito tener padres así ¿no?-inquirió la fémina mayor.

-¿En serio tu papá peleó con un oso?-curioseó una nena.

Y antes de que a HaeYoung le diera tiempo a responder, SooJung se le adelantó.

-¿Por qué no van y le preguntan ustedes mismos?

Y en menos de lo que dura un parpadeo, JungKook estaba siendo rodeado por un grupo de seis niños, sin contar a su hija, quien se sentó a su lado y a SooJung, quien se ubicó tras él y rodeó sus hombros con sus brazos, brindándole apoyo desde su posición.

-¿Es verdad que usted luchó contra un oso?

-¿Cómo lo hizo?

-¡Woah!¡Usted es muy valiente!

El castaño estaba algo aturdido por la atención que de un momento a otro recibía e intentó responder a todas las preguntas con la mayor sinceridad, siendo apoyado por HaeYoung y SooJung.

-Es que mi appa es el más valiente y el más lindo-puchereó HaeYoung, abrazándose a uno de los brazos del aludido.

-Pero las marcas...

-Míralo bien-incitó SooJung, interrumpiendo a la niña que estaba a punto de soltar un disparate, desde su punto de vista, claro-. Dime ¿lo ves feo?

Así como aquella niña, los otros cinco pares de ojitos miraron con detalle el rostro de JungKook, colocándolo algo nervioso, cosa que lo llevó a sonreír con amplitud para ocultar dicha sensación.

-¡Woah! No sabía que una sonrisa podía ser tan bonita-exclamó un niño-¡Tiene que darme su secreto, señor!

-Lo siento, pero mi appa siempre va a ser el más bonito para mí-murmuró una de las niñas.

SooJung y JungKook rieron.

-Está bien eso que dices, pequeña-murmuró el castaño-. Para los padres no hay seres más bellos que los hijos y viceversa.

-¿Qué es viceversa?-indagó uno.

Y así fue cómo una pacífica mañana y mediodía se tornaron agradables para JungKook.

Y en cuanto SooJung y HaeYoung llegaron con el resto de los chicos, no dudaron ni un segundo en soltar todo el chisme.

La nena no podía estar más orgullosa de su padre y la alegría que irradiaba era notable.

¡Claro que estaba alegre!

Por primera vez su padre no era ofendido y, al contrario, muchos de sus compañeros lucían cómodos con él y le preguntaban acerca de su trabajo, o el oso al que se enfrentó, o curiosidades aleatorias.

¿Qué más podía pedir?

¡Ah, sí!¡Cierto! Que JungKook y SooJung fueran pareja.

Sᴄᴀʀs ⎝⎝ᴊᴇᴏɴ ᴊᴜɴɢ ᴋᴏᴏᴋ⎠⎠✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora