Capítulo 4

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Beckett saluda a las madres que van llegando a la cafetería con zona infantil, la cual cuenta con una enorme piscina de bolas, camas elásticas, zona para maquillaje y dos animadores.

Los cumpleañeros se emocionan con cada amigo que llega, los van recibiendo con entusiasmo y deseosos de saber qué les han traído.

Lanie, Alexis y Jenny quisieron cooperar con los preparativos y ahora entregan sándwiches, zumos o refrescos. Sarah Grace juega con Lily y con Nicholas Javier. Poco a poco van llegando los rezagados, Rick y Martha entran por la puerta de atrás para dejar la tarta de los vengadores en la nevera de la cafetería.

- ¡Ya estamos aquí!- exclama el escritor, no puede sentirse más feliz por ver a sus hijos tan contentos, yendo de un lado para el otro. Es increíble que ya tengan ocho años; crecen demasiado deprisa.

Javier y Kevin echan un vistazo a los niños de vez en cuando, al escuchar a Castle se aproximan a la barra para coger una cerveza.

- Te echamos de menos colega.- comenta Javi tras abrir el botellín.

- ¿En serio? ¿Me echas de menos? ¿O has aborrecido las locas teorías de tu compañero?

- Touché.- los amigos chocan sus botellines, Kevin regresa de ver a sus pequeños y se une a la conversación. Los tres ríen y recuerdan viejos tiempos.

En la otra parte del local...

- ¿No piensas decirle nada?- pregunta Lanie tras saber los últimos acontecimientos entre su mejor amiga y el escritor.

- ¿Qué se supone que debo decirle? ¿Crees que todo lo ocurrido se soluciona con un polvo en unos baños públicos?

- No, pero lo que está claro es que él se muere por decirte algo importante, quizás así recuperéis lo vuestro, ¿no?

Kate gira entonces la cabeza y se encuentra con esos hermosos ojos azules que aparecen todas las noches en sus sueños. Ninguno se ha dirigido la palabra desde que han llegado, pero tampoco han discutido, eso es un gran paso.

El cumpleaños transcurre sin ningún problema, Martha y Jim hacen fotos, ríen y hablan de su juventud y de la infancia de sus hijos

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El cumpleaños transcurre sin ningún problema, Martha y Jim hacen fotos, ríen y hablan de su juventud y de la infancia de sus hijos.

- Hola.- Kate por fin ha decidido enfrentarse a lo que sea que pueda ocurrir.

- Hola, ¿cómo estás? Te veo muy bien.- él le dedica su sonrisa embaucadora que consigue derretir el corazón de la Senadora.

- Me viste ayer, pero si realmente quieres saberlo, me encuentro fenomenal, gracias por preguntar, ¿podemos hablar en privado un momento?

- ¿Aquí y ahora? Dudo que sea el mejor momento, somos los padres de los cumpleañeros, podrían notar nuestra ausencia.

- Ayer tampoco fue el mejor momento para hacerlo en unos baños públicos y nada nos lo impidió, ¿no?

"Matrimonio Neoyorkino"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora