Jimin avanzaba a paso lento por aquella escuela observando detenidamente el lugar. No era desagradable, hasta cierto punto era lindo, pero el día gris le daba un aspecto algo lúgubre y vacío. Pero eso no le impidió sonreír y avanzar un poco más rápido a lo que sería su nuevo salón. Su mochila se azotaba un poco contra su espalda puesto a que iba brincando. Algunos chicos lo observaron con burla o asco, pero por fortuna, el inocente niño de ocho años no se dio cuenta de aquello.
Se detuvo frente a su salón de clases pero no había nadie adentro. Vio la hora y se percató de que aún era muy temprano, así que dejó su mochila de superhéroes en el pasillo y caminó hacia los baños. Iba entretenido viendo los muros que estaban decorados con dibujos o algunas fotos que se hallaban también colgadas. No fue hasta que sintió algo duro contra él que se detuvo para tambalearse hacia atrás mientras se sostenía la frente para sobarla.
Alzó la vista un poco y asustado y cruzó miradas con un chico que le llevaba poco más de una cabeza. Éste soltó un gruñido potente y observó detrás de él al maldito niñato que había chocado contra él. ¿Es que acaso no se fijaba por dónde iba?
—Idiota. —siseó el chico de cabello negro mientras empujaba al pequeño niño con fuerza.
Jimin cayó al suelo en un brusco movimiento y observó asustado al chico. No supo por qué preocuparse más: por la palabrota que había dicho o porque lo hubiera empujado.
—Perdón —se excusó Jimin con las mejillas rojas—. N-no te vi.
—¿No me viste? —el chico de hebras oscuras lo observó tan fríamente que a Jimin le heló la sangre.
—No —el pequeño se levantó torpemente del suelo—. ¡Lo siento, te juro que no te vi!
El pelinegro lo barrió de pies a cabeza haciendo una mueca de desagrado poco después.
—Para empezar, ¿qué hace aquí un niño de cuatro años?
Jimin abrió el doble sus ojos.
—N-no está bien decir malas palaras. —murmulló en voz baja.
Ahogó un grito cuando fue empujado violentamente contra el suelo una vez más.
—Te pregunté algo. —dijo entre dientes el escalofriante chico frente a él.
Jimin sintió sus ojos picar y unas pequeñas lágrimas escurrir por sus mejillas. ¿Por qué ese chico era tan cruel con él? ¡Ya se había disculpado!
—T-tengo ocho años. —habló Jimin en voz baja.
—¡Oh! ¿En serio? —preguntó el otro riendo—. No te voy a creer que tan solo eres dos años menor que yo, pareces un niño de kínder con ese comportamiento tan idiota. ¡Mírate nada más, llorando por una bobada!
Jimin abrió la boca pero apenas pudo salir una palabra, comenzó a temblar.
—Bah —el mayor rodó sus ojos—. Qué tonta pérdida de tiempo.
Jimin siguió en silencio con la mirada al chico que comenzó a alejarse hasta finalmente desaparecer por el pasillo de donde venía. Esperó unos segundos antes de levantarse y sacudirse sus pantalones. Secó sus lágrimas con un poco de fuerza y retomó el camino hacia los baños. Estaba temblando todavía y su mirada se hallaba perdida.
Avanzó un poco más hasta finalmente llegar al baño de hombres. Agradeció que le hubieran mostrado la escuela antes porque de otro modo se perdería con facilidad.
Hizo sus necesidades y se lavó sus pequeñas y gorditas manos. Observó a través del espejo sus cachetitos que palmeó un poco tornándolos rojizos. Se sonrió mostrando dos medias lunas con sus ojos, olvidando por completo el incidente de hace rato. Corrió nuevamente al salón y agarró su mochila observando a la profesora que le hizo una seña para que se acercara. Jimin obedeció bastante sonriente.
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INNOCENT - yoonmin [Libro 1]
Fanfiction❝ Átame a ti a través del miedo, hazme adicto a tu dolor. Deja que mi grotesco amor crezca en descontrol. Aférrame a tu cuerpo y no me dejes ir nunca, hazme tuyo y arrástrame a la locura. Porque los peores monstruos no están debajo de nuestras camas...