Capítulo 7

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Pánico.

Eso sentía Jimin en ese preciso instante en el asiento de atrás, aferrado al cinturón, viendo con ojos muy abiertos hacia enfrente, temblando furiosamente sobre el asiento.

— No debes ponerte así cielo, estás seguro. — Dijo su madre. — Yo vuelvo por ti en la noche, ¿vale?

Jimin asintió lentamente, no quería causarle problemas a su madre, así que solamente cerró su boca dispuesto a no decir nada. Esperó en silencio a que el coche frenara y su madre se estacionara, ambos bajaron del coche poco después.

Jimin alzó la vista hacia la casa que se encontraba frente a ellos: era como un pequeño castillo, una casa de dos pisos pero con techo de punta y varias ventanas con formas también puntiagudas. Una pequeña torre se alzaba también con techo puntiagudo y una cortina impedía observar el interior del gran ventanal posado con vista a la calle. Jimin pudo jurar que la cortina se movió, observó detenidamente dispuesto a captar otro movimiento pero fue interrumpido cuando la puerta se abrió.

— Pasen, pasen. — Dijo la señora Min con una hermosa sonrisa.

La señora Park agradeció y se acercó a las pequeñas tres escaleras con Jimin, saludó a la madre y entró tímidamente a la casa. No era un lugar muy iluminado, de hecho casi todo era negro y gris, con cortinas rojas atadas con lazos dorados, pero no tan abiertas como para dejar entrar mucho sol, lucía algo tétrico hasta cierto punto... y vacío.

Un hombre se levantó del sillón y saludó alegre a su madre, después ella le informó a Jimin que él era el padre de Yoongi. Jimin saludó con las mejillas rojas, causando ternura por la pareja Min. Finalmente, una mujer pelirroja apareció con un lindo vestido y saludo también, era la madre de Taehyung, se parecían bastante.

— Los niños están arriba Jimin, la niñera está en la cocina por si gustas algo. — Habló la señora Min acariciando su mejilla con su fría mano.

— G-gracias señora M-Min. — Balbuceó el menor.

— Nos vemos en la noche cielo. — Su madre se acercó a él e hizo su flequillo para arriba, dándole un cálido beso en su frente. Jimin sonrió. — Te quiero.

Jimin asintió, los tres adultos se vieron entre sí y comenzaron a platicar acerca de cómo estuvo su día mientras se dirigían a la salida. Jimin tragó saliva pesadamente cuando escuchó la puerta cerrarse detrás de él y un inmenso silencio invadir el lugar.

Observó rápidamente el entorno con ojos curiosos. Ni de broma iría arriba, eso era suicida, tampoco era tan idiota. Así que optó por husmear un poco en la sala que se encontraba a un par de pasos a la derecha. Avanzó deteniéndose en algunas pinturas bastante siniestras, con rostros de hombres y mujeres. Eran bastante feos y amargados, sin sonreír y con frías expresiones en la caras.

Jimin avanzó y tocó con la yema de sus dedos unos pequeños animales hechos de cristal cerca de una mesa frente a los ventanales. Observó el detalle de las cortinas, todas gruesas pero con mosaicos de flores en el interior que de lejos se veían como pequeñas manchas.

Siguió avanzando hasta detenerse en seco frente a una gran pintura posada poco más allá de la mesa del comedor, arriba de una chimenea con el carbón prendido.

Jimin se acercó con ojos curiosos, había en total siete personas en ese cuadro.

Observó en la esquina superior izquierda a un hombre de apariencia dura e increíblemente firme, sin cabello y con un bigote de agujas color blanco, cara redonda y gélidos ojos azules. Sostenía con ambas manos a una mujer también de apariencia más dura y con el ceño ligeramente fruncido, dando la imagen de también una señora amargada que transmitía maldad con la mirada. Ella tenía su grisáceo cabello recogido en un chongo perfectamente peinado y un hermoso colar de zafiros rodeaba su delgado y huesudo cuello.

INNOCENT - yoonmin [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora