SEIS

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El día comenzaba tranquilo, algo frío, pero la comodidad de la cama lo valía totalmente. Parecía ser un día pacífico, como debería ser. Un día como el que no había podido tener desde que su pesadilla comenzó, su tortura personal titulada convivencia con el enemigo.

Pero claro que sí, los días en calma habían acabado ya que eso solo aplicaba para los que no pasaban sus días con el troglodita enano con el que tu madre se iba a casar. La joven rubia tenía sus puntos claros.

Quería solo tener un día de paz sin él.

Pero el otro tenía otras planes.

Tony pateó la puerta con el dramatismo propio de una película policial, a su alrededor el sonido de una trompeta a todo volumen se hizo escuchar.

-¡A levantarse que ya amaneció!

Ángeles pego tal brinco en la cama, que casi que se queda pegada al techo aguantada con las uñas. Como un gato al que acababan de mojar. Se enredó una pierna cuando trato de levantarse y cayó en el suelo sobre su barriga.

Se ahorro el quejido y solo soltó un insulto por lo bajo mientras llevaba sus manos a sus oídos. Los cuales protestaban por el sonido. Un basta de parte del mayor fue lo único que se necesito para callar el escándalo.

Tony avanzo dentro de la habitación deteniéndose frente a la adolescente que abría los ojos solo para dedicarle una mala mirada. Una dónde Tony casi fue capas de ver bailar las llamas del Averno.

Al ver eso, alzó el roseador que llevaba en una mano y le echo agua en la cara.

-¡¿Pero... - trato de parar el agua dando manotazos en el aire. -¡¿Qué te pasa?!

Tony se detuvo solo para echarle una mirada fastidiada.

-Es día de escuela, no voy a dejar que sigas faltando, moco. -le recriminó cruzando sus brazos, lanzando el roseador sobre la cama

Ángeles pateó las sábanas lejos de sus pies y se puso de pie de un salto. Su mirada rabiosa no había cambiado nada. Aún parecía que iba a saltar al cuello de Tony. Quien poco a poco estaba dejando de ver a la mini rubia como la reencarnación del mal, y más como un cachorro rubio mal portado que le mordía los tobillos cada que caminaba.

Perfecta comparación.

—Te mueves, eh. Deja tu papel de niña mal criada por un día y métete a bañar condenada cochina.

Ángeles le gruñó cuál animal, provocando que Tony se echara para atrás por reflejo mientras la veía esconderse bajo las sábanas, recostandose allí. En el suelo.

El hombre resoplo y dió un pisotón al suelo. Conteniendo la pataleta infantil que sentía estaba apunto de hacer allí mismo. Si contaba bien aquel ser llevaba dos días, contando ese, sin bañarse. Desde que la castigo solo andaba flojeando de un lado al otro con cara de obstinación.

No sabía si era un síndrome adolescente el tener tanta flojera, pero, ¿No bañarse?

Aquel era otro nivel.

—Muévete.

—No.

—Ahora.

—No.

Bufó y se acercó más a ella, la agarró por los pies con intención de empezarla a arrastrar. La pequeña rubia atinó a aguantarse de la esquina de la cama con fuerza.

—¡Que no! — chilló mientras Tony tiraba de ella.

—¡Que te metas a bañar! — chilló a la par ganándose una patada en el brazo al soltar uno de sus pies y quedar con uno de sus calcetines en la mano.

—¡No quiero!, ¡No quiero!

Tony tiró con un poco más de fuerza, aún así la niña parecía una garrapata pegada a la cama. Debía darle las gracias por aquella fuerza, aquellas vitaminas bebibles para niños que había confundido por jugo y le había dado habían aumentado su fuerza.

Encerio, no sabía cómo no la había envenenado sin querer ya. Debía conseguir un cocinero privado de una buena vez antes que lo acusen de abuso infantil producto de confundir comidas en el supermercado al que iba de incógnito.

Al menos ya no compraba yogurt para el estreñimiento.

Pasos agigantados, Anthony, pasos agigantados.

Volvió a la realidad a causa de una patada en el hombro.

—¡Borraré toda tu música de Chinos si no te mueves a bañar, cochina!

—¡Que son coreanos, tarado, coreanos!... ¡Viernes pon BTS!

Reproduciendo.

—¡Viernes, ni te atrevas!

Tony pudo jurar que la I.A lo había dicho con entusiasmo.

—¡Muévete!

En un descuido de su parte sus manos se soltaron de su agarré —¡Noo!

Tony no perdió tiempo, la cargo en su hombre y entre patadas y gruñidos, le llevo hacia el patio donde la gran piscina les esperaba.

Ángeles se crispó como si fuera un gato. —¡Espera, espera!

—Esto te pasa por no bañarte. ¡A la piscina!

Y la lanzo.

—¡Imbécil!

Fue lo último que gritot antes de caer en la piscina empapándose de pies a cabeza.

Tony asintió para el mismo, satisfecho. Sacudió sus manos como si hubiera cargado un saco de pólvora en vez de a una niña de catorceaños y miró hacia el agua con las manos en la cintura.

Frunció el seño al ver que aún no salía.

—Eh, buena broma. Sal ya — bufó cruzando sus brazos sin creerle su escenita. Pero cuando paso más de un minuto se empezó a preocupar.

—¿Mocosa?...

Nada.

Otro minuto.

Ya estaba pálido.

—¡Ángeles! - sin respuesta. —Carajo.

No perdió tiempo y se lanzo con todo y zapatos a la piscina, empezando a buscar con desesperación a la niña que bien pasaba desapercibida bajo el agua gracias a su rubia cabellera y su pijama azul cielo.

Mientras, por el otro lado salía a la superficie una empapada rubia con una sonrisita maliciosa, mirando como bajo el agua la figura de Tony parecía buscarla por todos lados.

Bastaron otros segundo para que Tony saliera con mala cara.

—¿Cómo estuvo tu baño? — le hablo la rubia ya fuera de la piscina con una gran sonrisa en su rostro —¿Si te asusté, verdad?

Tony quería chillar. ¿Qué clase de mala broma era esa? Aquella mocosa no tenía ningún remedio. Le había tomado dos zambullidas recordar que aquel demonio rubio no solo era una insoportable mal portada, sino la campeona estatal de natación.

Y solo había fingido un ahogó para hacerle saltar a la piscina y mojarse también.

En definitiva, ya no le soportaba.

—No te soporto.

Vamos, por Dios. Que alguien se ampare de él.

Teen - Tony Stark.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora