☇00.03

234 13 3
                                    

Cuida en total tus pensamientos, cualquiera podría oírlos.

🥀⇲

Jungkook se sostuvo del inodoro del baño de su habitación en el hospital, sintiendo las arcadas volver en oleadas. Una y otra vez el vómito salía de sí y Jungkook podría sentirse morir cada vez. Y odiaba en demasía creer en lo que su paranoica mente estaba tejiendo. No había indicios o pruebas, pero el hombre estaba a punto de colapsar en el suelo debido a su ansiedad. Que mal que haya sido tan pronto. Jungkook siquiera se había renovado de sus terapias, o tranquilizado del mal sabor de boca que le había dejado aquella situación en su departamento.

Pero es que... Era su maldito día libre. Se suponía que holgazanería todo el día, bebiendo sodas mientras se intoxicaba con comida chatarra, junto a una mala película de comedia.

Sin embargo allí estaba, lavándose los restos de vómito de la boca, mirándose con asco luego al espejo, repudiando incluso su reflejo y el estado en el que se encontraba. Esperando quizás, llegar a tiempo a su trabajo, y si es posible, que algo hoy salga bien.

Fue un alivio que encontrara la fuerza para salir corriendo de allí, evitando decaer ante sus perezosos sentidos y la vaga premonición de lo correcto o no. Pues Jungkook es algo torpe desde que toma esas pastillas y su suerte es tan solo un hilo roto del destino, frágil y ambicioso como sus plegarias.

Y es muy tonto, porque Jungkook debería reírse de ello.

Afuera las calles estaban abarrotadas de personas, quienes volvían a circular como era frecuente, mientras que el chillido particular de los vehículos le exponía a Jungkook con brevedad que no era un sueño. Reconocía el lugar, era un hospital cerca de las edificaciones del centro, donde su trabajo se encontraba, por lo que podría tomar un autobús para llegar allí a tiempo.

La idea lo tranquilizó un poco, así que corrió hasta la estación más cercana, provocando que las náuseas volvieran e incrementara el dolor de cabeza que tuvo al despertar. Agradeciendo internamente cuando al llegar encontró a uno ya a punto de irse.

Y ya sentado en uno de los asientos de atrás, Jungkook respiró pausadamente mientras intentaba callar sus jadeos, y esperando a que el señor del autobús arrancara. Aparentemente había más personas entrando y cómo estaba casi vacío Jungkook pensó que estaría esperando llenarlo.

Llevó entonces su vista al lado, observando por la ventana como las personas se formaban frente a la puerta del autobús para entrar. Allí Jungkook se encontró con el llamativo abrigo color rojo de una señorita. Era muy intenso, resaltaba entre toda la paleta de colores del lugar, y se mostraba tan vulgarmente frente a sus ojos, como si de alguna forma quisiera que Jungkook lo viera. Lo cual solo era una mera sensación, pero Jungkook no quiso ignorarla del todo, porque en contra de su buen juicio, Jungkook creía que lo más conveniente era seguirles el juego, aunque no tuviera certeza si hubiera uno en primer lugar.

Especialmente, cuando el interior tenía cada asiento ocupado y el vehículo estuvo en marcha, Jungkook pudo apreciar en el camino, anuncios y edificios, adornados con señales y sectores pintados con rojo, al igual que los accesorios, bolsos, zapatos y uñas en las personas, luciendo vistosos a sus ojos. Por lo que confirmó con crudeza sus alocadas ideas. Pues como era posible que pudiera ver a tal velocidad y con definida concentración, hasta el anillo más pequeño de color rojo entre los transeúntes en las calles.

Incluso dentro de la editorial, Jungkook retuvo la respiración cuando al acercarse a la recepcionista de la entrada al lugar, el color del labial en sus labios le disparó un recuerdo de su niñez. Noona siempre tenía los labios manchados en rojo. A Jungkook le pareció del mismo color.

LITTLE INNOCENT﹁ Kth-Jjk-LlmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora