Capítulo 9

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¬ La batalla de los diez ¬

Lo que había visto al entrar en contacto con Rhys me tenía nervioso. 

La verdad es que el recuerdo me dejaba bastantes cabos sueltos, aunque su desconfianza era tremenda, incluso por mi, cuando yo no hacía más que existir.

Caminé hasta el coliseo para observar a los pelirrojos entrenar, parte de mi estaba más ansiosa de lo que debería.

Sonreí ampliamente al ver a Reed quitarse la remera para impresionar a Kat.

La castaña a mi lado comenzó a hacer preguntas sobre qué debían hacer en la arena una vez que nos tocara mostrar nuestros dones.

Expliqué brevemente que fueran lo más abiertos posibles, pero cuando noté que Rhys se quitaba la remera mi boca se secó.

¿Hacía calor, no?

El rubor subió a mis mejillas cuando guiñó un ojo distraídamente.

— Están bastante tonificados —murmuró Aelin divertida con mi reacción.

Evité mirar a las personas de mi escuadra mientras observaba la pelea atento, pero parecía que el mayor estaba... ¿Fuera de foco?

Observé los músculos de su espalda tensarse cuando enroscó su mano al rededor del cuello de Reed con fuerza. 

La fuerza del agarre parecía sobrenatural, porque el pobre chico se comenzó a colocar de un tono violeta. Kat tomó mi mano de forma inconsciente, la preocupación surcaba su rostro y entendí que deseaba que interviniera.

— Seid... —jadeó preocupada Kat.

Hasta June estaba tensa en el grupo, pero el colmo fue cuando sus uñas fueron reemplazadas por garras.

Apuré el paso hasta llegar a la arena.

— ¡Rhys! —llamé.

Reed trataba de mantener la calma, pero si lo seguía asfixiando de aquella manera el pobre chico quedaría inconsciente.

Sus ojos estaban amarillos, estaba siendo dominado por su forma animal. Alargué con cuidado la mano y cuando entré en contacto con su cuerpo mis ojos se nublaron.

Sentí la angustia tirar de mi estómago con una fuerza abrumadora. Al ver el recuerdo repasé cada detalle, muchas cosas comenzaron a tener sentido.

El excesivo sentimiento de protección con Reed, como le gustaba alejarlo de todo aquello que lo pudiera dañar, incluso cuando nosotros entrabamos en esa categoría.

El Tormentoso Océano de Seid.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora