Osomatsu-san × Lectora | Osomatsu-san おそ松さん One-Shot's

9#;; [Lunes Melancólicos/♬] - Choromatsu.

Songfic: no c ahr/20
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Un día como cualquier otro, Choromatsu había salido a comprar un par de cosas que necesitaba su madre para la comida, y como buen hermano, tuvo que ofrecerse bajo el desinterés y egoísmo de los otros 5 demonios. Choromatsu maldecía internamente a sus hermanos.

Esperó pacientemente a que el semaforo se pusiera de su lado, pero algo desvió su vista de la gran señal de transito; pegado a un poste de luz, se encontraba un llamativo cartel de atractivos colores, y una oportunidad que su fanatismo no podría decir que no.

Una, al parecer nueva, idol se presentaría esa tarde a dar un concierto.

Se había quedado tanto tiempo analizando aquél trozo de papel que no notó que el semaforo ya había dado señal de paso para los peatones. Ya tenía algo que hacer esa tarde

[...]

Y allí estaba, parado en la última fila. Sin muchas expectativas realmente. En sus adentros, una parte de él decía: "Seguramente no es ni la mitad de buena que Totoko-chan y Nya-chan", gran equivocación.

5 minutos pasaron para escuchar el ruido de las luces dirigiéndose a la figura femenina estrella del show.

—¡Bienvenidos a todos!.

[A- como los conciertos de la Hatsune Miku viste¿¿]

Su mirada se detuvo en su ser, una muy linda chica con un adorable traje de ángel, pues claro, esa era la temática de su albúm.

No había notado la cantidad de gente que había hasta que tuvo que taparse los oídos un poco por los aullidos de sus fans. En tan poco tiempo, ya se había ganado el cariño del público.

Ahora bien, ¿Podemos hablar de la cara de bobo enamorado a primera vista que puso Choromatsu?, Oh, sí, esa cara. Podría jurar que sus pupilas se volvieron en forma de corazones como las típicas escenas de romance de las caricaturas.

Sintió cómo su corazón salió de su boca para luego volver, en el momento que sus ojos se encontraron.

Su corazón latía por ver ese concierto infinitamente, pero tendría que esperar al próximo domingo, mientras tanto, de camino a casa, trataba de acomodar sus emociones que habían despertado en tan sólo una hora y media.

Había llegado a casa, abrió la puerta y entró a la sala donde estaban sus hermanos Karamatsu y Jyushimatsu.
Karamatsu estaba sentado con un brazo en la mesa sujetando un espejo, apreciando su propio ser, y Jyushimatsu estaba jugando con una pelota gigante

—Hola, brother. ¿Qué tal te fue? —lo recibió amablemente su hermano mayor.

—¿Choromatsu–niisan...? —no había respondido al saludo de Karamatsu, lo cuál no hubiera sido producto de rareza si no fuera por su expresión facial; parecía que estaba calculando los números infinitos de π, o tal vez alguna duda existencial del universo, pero era mucho más complicado que eso.

—¿Ocurrió algo, Choromatsu?

—No...

—¿Entonces... Estás bien?

—Odio los lunes... —respondió para sí mismo, lléndose del cuarto tratando de escapar de la angustia de sus hermanos, provocando un "¿Eh?" de sus partes. —Ahora tendré que esperar hasta el siguiente domingo.