Capítulo 1

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Llegué a las oficinas Hamilton buscando trabajo desesperadamente.

Cuidando de mi madre enferma y de mi hermanita, no es fácil tener que salir adelante. La enfermedad de mamá nunca fue algo que pudimos prever, pero que haya tenido que dejar sus ocupaciones laborales implicó mi obligación de salir a buscar trabajo.

Y lo conseguí tras un arduo recorrido por distintas oficinas donde ofrecí mis servicios de estudiante avanzada en la licenciatura en filología. Siempre quise trabajar para el mundo editorial, por lo que conseguir en una agencia de medios comunicacionales fue una verdadera pasada en un primer momento.

Pero el trabajo no lo conseguí de muy buena fe que digamos. Sino que al llegar, mientras esperaba en recepción, uno de los clientes de Black Hamilton dejó caer un cheque recién firmado por una suma millonaria. Lo que hice fue entregárselo en mano a mi jefe potencial una vez que estuve sentada al frente de su escritorio ejecutivo.

Él lo consideró una prueba de fuego para mi confianza, yo como una contingencia de los dioses puesta frente a mí para servirle y obtener este puesto como pasante.

"Mina" me dijo tras ver mi currículum "tus notas son estupendas, pero, te necesito de tiempo completo. ¿En qué horario piensas estudiar?"

"Necesito el empleo, señor Hamilton. Puedo pausar mis estudios el tiempo que sea suficiente hasta saber que tengo un trabajo seguro."

Y bum. Segunda prueba de confianza absoluta que él necesitó para saber que estaba dispuesta a todo con tal de servirle y tener un ingreso económico fijo.

"Está bien" asintió dejando mi corazón por las nubes "el trabajo es tuyo siempre que me prometas que te graduarás una vez que consigas el cargo efectivo y puedas tomar una licencia para rendir tus asignaturas restantes."

Tres meses a prueba y quedaré efectiva para graduarme. Lo cierto es que no he abandonado mis estudios. Algunas ocasiones él me vio subrayando apuntes de la universidad, pero hizo caso omiso y continuó su camino. Intento demostrar que soy eficiente, a la vez que puedo revisar la tarea pendiente para rendir una de mis últimas materias en la carrera.

Sabe que necesito esto. Sabe que dos personas dependen de mí. Sabe también que mi madre está enferma y que estoy loca por él.

Todos los elementos que se conjugan perfectamente para obtener mi confianza absoluta, algo que evidentemente valora mucho, considerando la magnitud de los negocios que se cuecen aquí dentro.

Y que parecen tenerlo con la cabeza bastante ocupada.

El punto es que no me había visto venir que haría este pedido.

Ayudarle más que con unos papeles o sirviéndole el café, sino una jarra de agua fresca.

O ayudándole con una contractura en su cuello.

—Debería verse con un fisioterapeuta—le digo mientras no contengo la revolución de hormonas que hierven en mi interior mientras mis manos acarician sus músculos firmes y la piel tatuada—, antes de que enferme, señor. Está muy tenso.

—¿Te incomoda?

—No es eso... Solo que no quisiera hacerle daño.

—Por favor, Mina. Sigue haciéndolo.

Y desprende un nuevo botón en su camisa que libera hasta la mitad de sus pectorales, luego otro. Y otro más.

Descubriendo hasta la altura de su ombligo.

No sé qué esté haciendo, pero el trabajo normal de una secretaria no involucra esta clase de intimidad.

El punto es que me preocupa.

Hijo de la Mafia (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora