Hijo de la Mafia (+18)

Capítulo 2

Encontré a Black Hamilton por un aviso de pasantías universitarias remuneradas que colocó el perfil de usuario en mi cuenta académica un día que buscaba desesperadamente alguna oportunidad laboral.

Sin papá y con mamá enferma, cubrirla en sus actividades laborales estaba siendo contraproducente a mi carrera, no podía llevar apuntes universitarios para estudiar en las casas donde mamá cumplía labores domésticas y yo había empezado a ir en su lugar para que nuestras deudas no nos superen. Además, el pago apenas nos permitía sacar lo justo para comer y pagar sus medicamentos, prioridad en mi vida desde el día en que papá nos faltó.

El Grupo Hamilton buscaba una persona que cubra un cargo distinto al que tengo ahora, pero se quedó sin secretaria privada poco antes de mi ingreso, así que eso benefició altamente mis posibilidades. Además de mi promedio académico, la beca y mi conocimiento en idioma.

Obtener el cargo fue super importante ya que podría avanzar en mis estudios y tener algo de práctica en lo que Administración de Empresas requiere. Una verdadera pasada fue el día en que el llamado de que tendría el empleo, cambió mi vida.

Nuestros ingresos se incrementaron considerablemente, ni hablar si quedaba efectiva en el puesto un vez finalizado el periodo de prácticas, eso sería lo ideal.

Con el tiempo aprendí a llevarme con algunos sujetos de negocios, el trato "políticamente correcto" hacia los que pierden fácilmente la paciencia y la discresión que va muy de la mano de la confianza conveniente con mi jefe.

Jamás, jamás, jamás pensé que tendría un jefe tan atractivo.

Sus tatuajes siempre despertaron gran curiosidad en mí. Cuando supe que el mismísimo dueño de la Compañía sería quien entrevistaría a los postulantes de pasantías, no tenía idea que sería alguien al borde de los treinta y con más músculos que tela para terminar de cubrirlos.

Cuello y manos tatuados. Lo único que pude ver en aquel entonces.

Pero, con el tiempo, super hacerme un lugar. En los pocos meses de trabajo que llevo aquí, la cosa ha cambiado considerablemente.

Por ejemplo, hoy estoy a punto de comerme la verga al poderoso y sensual hombre que me contrató. Pero sabrá que yo nunca lo hice antes.

Algo en mi interior se prende fuego en cuanto escucho sus palabras. Su voz ya no simula un ronroneo sino la voz misma de un tigre...

No sé si mi corazón se detiene o mis sentidos lo hacen, pero mis manos de inmediato quedan paralizadas en el proceso de ayudar al señor Hamilton en los masajes.

Es bellísimo, pero jamás pensé que me pediría hacer eso.

Y lo que es aún peor: tendré que reconocer ante él que jamás hice eso con nadie. Nunca se la chupé a nadie, mi experiencia en el ámbito sexual es nula.

He salido a contadas fiestas, nunca he sido una persona de muchas amistades y mi talento en lo sexual ni siquiera puede llamársele talento. Porque no lo tengo, nulas posibilidades he vivido al respecto. No porque no las haya tenido sino porque nunca he sentido lo suficientemente preparada.

-Mina...

Mi nombre saliendo de su garganta es la perdición absoluta para mi Yo Sensible que intenta luchar para no evidenciar que estoy muerta por él. O quizá mi mano lo está diciendo por sí sola al permitir que Black lleve mis dedos hasta sus pectorales, permitirme acariciarlo, encontrar las marcas definidas de sus músculos, deleitarme con todo, absolutamente todo de él y sentir al detalle sus pezones.

Su pecho tiene unos pequeñícimos vellos morenos que me excitan de solo deslizar mi mano sobre ellos. Si algo caracteriza a este hombre es su talento por llevar a la perfección su tonificado cuerpo. Es la causa de mis males. Es la pólvora que hace detonar mi percepción.

Sigue provocando que baje mi mano y llega hasta su abdomen.

-Tu dijiste-su voz es asombrosa.

Me incorporo hasta dejar mi oreja contra sus labios. Me corre el cabello hasta incorporarlo tras mi hombro derecho.

-Que estarías-continúa, dejándome desencajada-, dispuesta a todo con tal de ayudar a que relaje esta tensión que me invade.

Si lleva.

Deja mi mano sobre la tela de su pantalón.

Siento su miembro duro bajo mi mano y un ligero jadeo escapa desde mi garganta.

-Ven acá, preciosa.

Con su otra mano me ayuda a llevarme hasta delante de él y retrocede en su sillón ejecutivo, dándome el suficiente espacio para que me incorpore delante de sus rodillas y seguir cada una de sus instrucciones.

-De frente a mí-propone. O impone.

Me coloco de rodillas.

Separa las suyas y me arrimo hasta que mis brazos están apoyados en sus muslos.

Una de sus manos se enreda en mi cabello y me atrae lentamente hasta él. Me dejo manipular como una seda ante su poder. O ante la diosa interior que toma las riendas de mi cuerpo.

Con la otra mano, se lleva los dedos a la bragueta y baja.

El bóxer aparece pronto con la tela de algodón color negra marcando un prominente bulto que me deja sin habla.

-Eso es, Mina-aprueba al notar que mis dedos se trepan por sus muslos hasta llegar al cinturón abierto del cual bajo hasta liberar más a la bestia.

Su miembro presiona con rudeza bajo la tela.

Y mi boca ya está rozando el pack.

Con la punta de la lengua pruebo su miembro por encima de la tela y mi interior se vuelve combustible vivo al sentir el gusto.

Finalmente no logro contenerlo más y ante la dudas de no entender si estoy haciendo del todo las cosas bien o no, me decido a deslizar la punta de los dedos por el elástico de su bóxer, dejando así al descubierto su prominente bulto firme como roca.

-Cómetelo todo, bebé.

"Bebé".

La palabra consigue excitarme aún más.

En el momento preciso que empuja mi cabeza hacia adelante y me meto el glande en la boca, probando una delicia para la que estuve preparándome toda una vida.

Black Hamilton es un hombre exquisito...

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#HijoDeLaMafia

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