Nocturno. Rechazo.

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-Estás bromeando. –Exclamó Hilde.

-Oye, se hace media hora en llegar. –Duo se miraba algo fastidiado. –Y no me siento en condiciones de seguir conduciendo en la madrugada.

-¡Duo! ¡Has venido ebrio! Oh por...

-No vengo ebrio, ¿sí? Solo estoy cansado. Me desperté temprano en la mañana y no he vuelto a dormir desde entonces.

El recepcionista del hotel miraba a aquella singular pareja discutir frente a su mostrador; consciente de que si se metía en la discusión podía salir mal parado (ya le había sucedido en otras ocasiones), se limitó a colocar la llave de la habitación sobre el mostrador.

-Gracias. –Exclamó Duo, tomando la llave, y miró a Hilde. –Anda, vamos.

Ambos salieron por la puerta de la recepción dirigiéndose hacia el número de habitación que les habían asignado.

-En realidad me sorprende que no vengas como una cuba. –Dijo Hilde, malhumorada.

-¿Qué insinúas?

-No insinúo. No sabes beber, y cuando lo haces te duermes antes de la media noche.

-Ya lo sé, por eso en esta ocasión no bebí.

Se detuvieron frente a la puerta. Ella no lo miró.

-¿Pensabas quedarte despierto hasta tarde?

-Puede ser. –Abrió la puerta. –Aunque no imaginé que ustedes fueran a meterse en una fiesta hasta casi las cuatro de la mañana.

-Al menos aprovechamos bien el tiempo. –Entró a la habitación. –Momento, ¿estás diciendo que te quedaste despierto esperándonos?

-Esperándote, más bien.

Duo cerró la puerta, recargándose en ella suavemente, sin encender la luz. Contempló la silueta de la chica frente a él. Notó que se había dado media vuelta, pero no tenía idea si lo estaba mirando o solo estaba pensativa.

-¿A mí? ¿Por qué?

-Quería estar contigo.

Iba a quejarse. Iba a regañarlo. Iba a burlarse. "Rechazas la idea de que él pueda quererte...". Se dejó caer sentada en la cama, mirándolo. ¿Tenía realmente tan bajo autoestima como para pensar que él jamás podría fijarse en ella como mujer?

-¿Sabes algo, Duo? Todo esto me está costando demasiado trabajo.

-¿A qué te refieres? –Tomó asiento al lado de ella.

-Bueno... esta extraña relación que tenemos. –Se sobresaltó al sentir su cercanía.

Duo tuvo un sobresalto.

-Creo que... es tiempo de que...

-Espera. –La interrumpió, temeroso.

Hilde guardó silencio. Duo escuchó su propia respiración agitada, no podía evitarlo... tenía presente en su mente aquello que ella le había dicho, cuando comenzó todo: "te dejaré para no verte más". Le aterraba la idea.

-¿Duo? –Le llamó ella, al notar el prolongado silencio.

La abrazó contra él con algo de fuerza, casi de forma posesiva, tomándola por sorpresa. Tras unos instantes, al sentir que la cercanía de chica le calmaba, fue entonces cuando finalmente comprendió lo que sentía por ella. ¿Por qué había demorado tanto...?

-No te vayas.

-¿Eh?

-No toleraría el perderte, el saber que no volvería a verte. –Dijo, con cierta dificultad al hablar. –Te quiero.

El Ángel de ShinigamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora