Un admirador secreto.
Un puñado de cartas viejas.
Y una frase que se repite en cada una de ellas:
"Querido México..."
Así es como inicia nuestra historia.
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23 de febrero de 2019.
"Querido México:
Te escribo desde una cabaña perdida en uno de los muchos paisajes boscosos de Vermont. Amo los bosques, tú lo sabes muy bien. Los bosques son tan enigmáticos y profundos. Tantas criaturas que no conocemos, tantos relatos que provienen de ellos, tantos secretos esperando a ser descubiertos.
Me trae recuerdos de cuando tú y yo paseabamos por tus bosques. Eras un maestro en trepar árboles y en encontrar cuevas, algo que ciertamente me sorprendió pero que era de esperarse de ti.
¿Te he dicho alguna vez lo mucho que me recuerdan los bosques a ti?
Y es verdad, sin los bosques no podemos vivir, y yo no podría vivir sin ti (no sólo en lo económico); ambos tienen sorpresas y secretos dignos de ser noticias nacionales; sólo los valientes se adentran a los bosques y son ellos quienes conocen la verdadera belleza que se encuentra en lo profundo de todo, pero si no son lo suficientemente cuidadosos pueden perderse.
México, tú eres el bosque más magnífico del mundo entero, apasionado, aterrador, enigmático; y yo, por ser un aventurero confianzudo, me he perdido en el laberinto de árboles y misterios que albergas, he caído en los enigmas de tu amor, ¿me enseñarías la salida?
--- Un perdido Estados Unidos. "
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