8

707 63 3
                                    

Los rayos de sol se colaban por la ventana de Anahí, directamente hacia su cara. No tuvo que moverse mucho para saber que Alfonso no estaba con ella. Se sentó, un poco decepcionada y miró el teléfono, había un mensaje.

No quería que tus padres me pillasen saliendo de la habitación, así que me fui antes de que llegasen...

Anahi comenzó a reírse en voz alta y decidió meterse a la ducha antes de bajar. No quería desprenderse aún del olor de Alfonso, que se había impregnado a su piel, pero sabía que si no lo hacía, su madre reconocería su perfume tan rápido como ella lo hacía siempre. Bajó a desayunar después de un rato, cambiada y con el pelo ya seco, y con una amplia sonrisa en sus labios. Se sentía liberada y relajada, por primera vez en mucho tiempo.

- Buenos días, cariño - su padre dejó un beso en su coronilla y se terminó el café antes de salir de casa.
- Siempre va con prisas - se rió ella - ¿qué tal anoche?
- ¿Anoche? - su corazón latió deprisa ¿les habían pillado?.
- Si, me mandaste un mensaje diciendo que ibas a cantar con la banda...
- Ah, es cierto - sonrió - bien, muy bien. Les gustó mucho.

Su madre asintió sonriente y se sentó a desayunar con ella, subió a lavarse los dientes y un par de minutos después, el coche de Alfonso apareció frente a su casa, como todas las mañanas, para ir a trabajar. Los sábados iban menos tiempo, pero debían abrir todos los días por si había alguna urgencia, aunque ella solo iba de lunes a sábado. Los domingos se turnaban entre Cristina y Rubén, ya que Alfonso iba todos los sábados.

- ¿Cuándo te fuiste?
- Buenos días a ti también - rió - al poco de quedarte dormida... sabía que tus padres no habían llegado ¿te molesta?
- Para nada - rió ella - lo último que quiero ahora es que piensen que estoy saliendo contigo.

Alfonso se irguió en el sitio, confundido ¿tan malo era que supiesen que estaban saliendo? Bueno, no estaban saliendo como tal, pero...

- ¿Tan malo sería? - su tono era serio y Anahí lo miró fijamente.
- ¿Qué? Ah, no, no. Solo que se pondrían muy pesados - rió de nuevo - además, no creo que me meta en una relación tan pronto... es hora de divertirse.
- Divertirse - repitió algo confundido - ¿cómo?

Anahí sonrió pícara y puso una mano en su pierna derecha, sobresaltándolo, empezó a subirla con cuidado, hasta llegar casi a su entrepierna, para volver a bajarla. Alfonso contuvo la respiración unos segundos, intentando concentrarse únicamente en la carretera. Anahi se mordió el labio y rió de nuevo.

- ¿Quieres que pare?
- Ni se te ocurra - la voz de Alfonso sonó grave y ronca, tanto que Anahí se ruborizó, y después sonrió victoriosa.

No se había planteado la idea de seducirlo en el coche, pero cuando le había sonreído al entrar al coche, los recuerdos de la noche anterior habían llegado a su mente nítidamente. Se habían compenetrado tan bien que quería volver a sentirlo pronto. Notaba como la respiración de Alfonso se hacía más pesada y cómo apretaba las manos alrededor del volante, intentando no perder el control, mientras ella acariciaba su pierna arriba y abajo. Cuando llegaron a la clínica, Alfonso la hizo salir del coche rápido y Anahí se rió en voz alta. Entraron en cuanto Alfonso abrió la puerta, pero se sorprendió al ver que volvía a cerrar por dentro con la llave.

- ¿Dónde vamos? - seguía riéndose, mientras Alfonso la llevaba agarrada de la mano.
- Lo sabes perfectamente.

Entraron en su despacho y, cuando Alfonso cerró la puerta, la arrinconó entre su cuerpo y la pared. Anahí soltó un gemido casi inaudible, pero que hizo que Alfonso sintiese como toda su piel se erizaba. Se miraron a los ojos durante unos largos segundos y después, atacaron la boca del otro con ansia. Las manos de Alfonso recorrían el cuerpo de Anahí como si llevase haciéndolo toda la vida, y Anahí jugaba con su pelo apretándose más contra él.

Pasado presenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora