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- ¡Te está engañando!¿No lo ves? - gritó Maite - es una mentirosa, la vi con un tipo hace diez minutos.
- Maite, te quiero mucho, pero no digas esas cosas de Annie. - le dijo serio - No me hagas elegir.
- No te estoy haciendo elegir Poncho, te estoy mostrando a la verdadera Anahí.
- Maite, conozco a Anahí casi desde que nacimos. Sé como es, y te aseguro que es incapaz de engañarme.
- Como quieras - bufó Maite - ya vendrás.

Anahí abrió los ojos pasadas las dos de la tarde. Llevaba un par de días mal y, aprovechando que era domingo, se había quedado hasta tarde en la cama, Alfonso se había ido antes para comer con la banda y ella se incorporaría en el ensayo. Se duchó, comió algo ligero y salió de casa directa al local, donde ya estaban todos.

- Hola a todos - sonrió al verlos, aún sentados en la mesa - ¿me estabais esperando? - dijo sentándose junto a Alfonso, después de darle un casto beso.
- Claro Annie - sonrió Dul - ¿cómo estás?
- Bien, ya mejor - sonrió cuando Alfonso acarició su pierna - de verdad - dijo mirándolo.

Alfonso sonrió un poco y asintió, pero la sonrisa se le borró cuando miró a Maite, que lo miraba seria y con los brazos cruzados. Era imposible que Anahí le estuviese engañando con otro, lo había pasado tan mal con Rodrigo que lo último que querría era vivir una situación igual. Hace meses le había confesado que se había alejado de él después del beso porque creía que estaba saliendo con Maite, aunque no entendía muy bien como había llegado a esa conclusión.

- Estás muy callado - le dijo Anahí, cuando llegaron a casa - ¿te pasa algo?
- ¿A que hora te levantaste hoy?
- Mmm tipo dos y algo... me he duchado, he comido algo y he ido al ensayo. De verdad, Poncho - se acercó a él y lo abrazó - he descansado. Te dije que era lo único que necesitaba - le sonrió, dejando un beso en su mentón.
- Maite me dijo que me engañas - Anahí abrió los ojos tanto como pudo ¿por qué inventaba esas cosas?.
- Y tú ¿le crees?.
- ¿Debería? - Alfonso apretó los puños, llevaba pensando en lo mismo desde que había visto a Anahí sonriendo al llegar al ensayo.
- ¿Me lo estás preguntando en serio? - los dos se quedaron en silencio, por lo que añadió - Esto es increíble, ¡increíble! - las lágrimas amenazaban con salir, pero no quería mostrarse débil delante de él - creo que hoy dormiré en la habitación de invitados, no me apetece compartir habitación contigo.
- ¿Y con otros?
- ¡Pero tú te estás oyendo! - sintió un pequeño mareo, pero intentó disimularlo - ¿de verdad piensas que te he podido engañar?

Alfonso no tuvo oportunidad de responder. Anahí, al terminar de hablar, se había dado media vuelta y había dado un portazo al entrar en la habitación de invitados. Suspiró y se dejó caer en el sofá, estuvo mirando al techo durante unos minutos eternos, cuando sintió otro golpe en la habitación. Sonaba demasiado pesado para ser un objeto, así que solo había una cosa, Anahí. Salió corriendo del salón, llegando hasta ella, inconsciente en el suelo.

- Annie, por favor... mi amor, perdón, contéstame - dijo angustiado, intentando no moverla mucho - Por favor, despierta Annie...

Segundos después, Anahí abrió poco a poco los ojos, Alfonso la miró, aún preocupado, y acarició su mejilla con cuidado.

- ¿Que pasó?
- Te desmayaste - la paró cuando intentó levantarse - no, no. Estate quieta, te has podido golpear.
- ¡Déjame! - se quejó, sentándose en el suelo despacio, gimiendo - me duele el brazo.
- ¿Puedes moverlo?
- No mucho - intentó moverlo, sin éxito - me duele.
- Has podido caer sobre él, será mejor que vayamos al médico... Venga, te ayudo a levantarte.

Llegaron al hospital media hora después, la revisaron y comenzaron a escayolarla cuando comprobaron que tenía una fractura de muñeca.

- No está roto, pero por poco, ¿qué pasó?
- Se desmayó - respondió rápido.
- ¿Estaba con ella cuando ocurrió?
- Si.
- No - dijo Anahí rápido.
- Bien... - murmuró el doctor - ¿podría salir un momento?
- ¿Yo? - asintió y Alfonso salió, suspirando.
- Señorita Puente - lo miró fijamente - ¿le han pegado? - ella abrió los ojos tanto como pudo.
- ¿Cómo?¿Por qué dice eso? No creerá que... - se llevó la mano sana a la boca, sorprendida - o Dios mío, ¡cree que me ha pegado!
- ¿Seguro que no? Mire que tenemos muchos casos como el suyo... se hace el preocupado y...
- No, no, no. ¡No! - empezó a reírse - habíamos discutido, si. Pero yo estaba sola en la habitación cuando pasó... Iba a meterme en la cama, me mareé y no me dio tiempo a llegar... caí sobre la mano izquierda... cuando abrí los ojos él estaba a mi lado, muy preocupado... Mire, tuve anemia hace no mucho...
- Está bien, la creeré. Pero si de verdad pasa algo, no dude en volver. Le ayudaremos.
- Me alegra que lo hagáis, de verdad. Pero no es mi caso - sonrió y el doctor asintió, convencido.

Anahí se montó en el coche con ayuda de Alfonso, ya estaban llegando a casa cuando ella, después de todo el camino en silencio, comenzó a reírse en voz alta.

- ¿Estás bien? - la miró fugazmente, aún conduciendo.
- Si - siguió riéndose - ¿sabes por qué te mando salir?
- No, pero imagino que me lo vas a contar ahora - sonrió un poco.
- Quería mi número - volvió a reír cuando vio como Alfonso se tensó.
- ¿Se lo diste?
- Insistió mucho - rió más alto - No hagas que me enfade otra vez... - añadió al ver su cara - también me preguntó si me pegabas.
- ¿Cómo? - Alfonso aparcó el coche en casa y la miró fijamente - ¿Te pidió el número y luego te preguntó si te pegaba?
- Te lo contaré bien - sonrió y besó castamente a Alfonso - te mandó salir porque tú dijiste que estabas conmigo cuando pasó y yo dije que no. Creía que me pegabas y te hacías el preocupado. Se lo expliqué bien y me pidió el número por si quería hablar con alguien - rió - me alegra que tengan un programa de protección de mujer maltratada. Pero ya le dije que no era mi caso.
- ¿Y le diste el número? - volvió a preguntar.
- ¿Para qué se lo iba a dar? Si no me maltratas. Solo quería picarte un poco - lo volvió a besar - ¿entiendes ya que por muchos hombres que aparezcan no te voy a engañar? - asintió - bien, te amo - susurró.
- Yo también te amo - la besó - ¿duermes conmigo entonces?

Anahí se tomó un calmante antes de meterse en la cama, bajo la atenta mirada de Alfonso, que la miraba con dulzura, y una sonrisa en su rostro.

- Estás hermosa hasta con la escayola.
- Espero no aplastarlo durmiendo - Alfonso rió y Anahí se metió a su lado en la cama.

Maite entró por la puerta segundos después de hacerlo Alfonso, sonriente y con la cabeza alta. Llegó hasta él y le entregó un sobre.

- ¿Qué es esto?
- Las pruebas de que tú Anahí, es culpable.
- Maite, ¿otra vez con eso? te he dicho mil veces que no es infiel.
- Abre el sobre, a ver si dices lo mismo después - rió y se fue, dejándolo solo.

Alfonso abrió el sobre negando con la cabeza, era imposible que Anahí les estuviese engañando.

Anahí dio gracias a dios porque la mano fracturada era la izquierda y podía manejarse bien con la derecha, todo le costaba más, porque usaba solo una mano, pero era más sencillo que si la mano fracturada fuese la otra. Llegó al ensayo más tarde porque tenía que ir al hospital para que le viesen la muñeca. Cuando entró, todos la miraban fijamente, serios.

- ¿Qué os pasa?¿Habéis terminado el ensayo? - fue a besar a Alfonso, pero este se separó, haciéndola tambalear, pero sin llegar a caerse - ¿Qué os pasa?
- ¿Me explicas esto?

Alfonso puso frente a su cara una serie de imágenes en las que aparecía Anahí besando a otro, abrazada a él, escondida en su pecho, sonriente y enamorada. Miró las fotos con curiosidad, no sabía de dónde habían salido, pero eran completamente falsas. Además, esa ropa no era suya, nunca se había vestido así.

- Esta no soy yo - dijo calmada, después de un rato.
- Pues paredes tú.
- No tengo esa ropa - Maite abrió mucho los ojos, asustada, pero lo disimuló rápido - Ni esas botas. No sé de dónde ha salido esto, pero no soy yo.
- Pero si que es tu cara, y tu pelo. ¡No me llames estúpido a la cara! - gritó cabreado, por la actitud de ella.
- No te estoy llamando nada, Poncho. Pero mira, tampoco tengo la mano fracturada - señaló la foto en la que aparecían las dos manos - ¿lo ves? No soy yo.
- Será de antes, Anahí... no puedes mentir, eres tú, con otro hombre, que no sé de donde será, pero si sé que es hombre muerto.
- Piensa lo que te de la gana. No pienso discutir delante de todo el mundo, y menos por algo que no es cierto - lo miró seria - Si esta es tu forma de terminar una relación, enhorabuena, ha llegado a su fin.

Estaba a punto de llorar, pero no quería hacerlo delante de todos. Respiró profundamente, levantó la cabeza y se dio la vuelta, para salir lo antes posible de allí. Se subió al primer taxi que vio y puso rumbo a su casa, la casa que compartía con Alfonso.

- Poncho... - susurró Dulce cuando vio salir a su amiga.
- Déjame - se alejó - necesito pensar, me voy.

Salió por la misma puerta por la que había salido Anahí un minuto antes. La vio subirse a un taxi y desaparecer. Dudó en si seguirla o no, pero decidió subirse al coche e ir al bar más cercano. Había desconfiado de ella tantas veces esas dos semanas que todavía no sabía cómo había soportado tanto, todo por culpa de Maite. Después de muchas cervezas y un par de tragos de tequilas, subió de nuevo al coche y fue a casa de Maite. Necesitaba aclarar todo antes de ver a Anahí.

Pasado presenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora