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- Anahí ¿te has cuidado últimamente?
- ¿Qué si me he cuidado? - repitió, sin entender muy bien a qué se refería.
- Alimentación, horas de descanso, exceso de ejercicio...
- Oh, bueno... últimamente tengo el tiempo justo para comer y puede que descanse menos de lo que necesito...
- Lo que me temía - asintió - bien, tranquila. Tienes un pequeño cuadro de anemia.
- ¿Anemia? Eso es lo del hierro, ¿no?
- Exactamente. Tu cuerpo ha empezado a producir menos cantidad de glóbulos rojos que antes y eso provoca que estés más débil, te marees e incluso que pierdas el apetito.
- ¿El desmayo también es por eso? - el médico asintió.

Estuvo hablando un rato más con él, para que le explicase la dieta que debía seguir las próximas semanas, la medicación que tendría que tomar, y las citas que tendría para sacarse un poco de sangre e ir controlando la anemia hasta que desapareciese.

- Es una enfermedad grave si no se trata como es debido, aunque depende del tipo de anemia que haya, pero, en tu caso, será fácil de tratar. Unas semanas siguiendo todo lo que te he dicho, y estarás como nueva.

Su madre la miró más tranquila ahora que sabía lo que le pasaba a su hija. Cuando el médico salió, se giró hacia ella y la abrazó con fuerza, dejando besos por toda su cabeza.

- ¿Sabes algo nuevo? - Alfonso negó contar cabeza.
- Llegó Rodrigo molestando y hasta el médico se fue, sin hacerle las preguntas - Dulce suspiró - menos mal que Chelo llegó al poco tiempo y prácticamente nos echó a los dos - Alfonso rió - pero yo sé que solo quería echar a ese estúpido.

Era tarde, cuando Alfonso llegó a su casa, había pasado por el hospital para ver a Anahí, pero el horario de visitas se había terminado y su madre se había quedado a dormir con ella. Le mandó un mensaje de buenas noches y al poco tiempo obtuvo una respuesta.

Estoy deseando volver a mi cama...

Junto con un emoticono de diablito, que sabía que significaba que no solo para dormir. Aún no le había dicho que le pasaba, aunque el sabía que era el embarazo, suponía que no se lo quería decir por teléfono y que quería hacer algo especial. Aunque, por otra parte... ¿y si se pensaba que no quería al bebé?¿que no la quería a ella? Tenía que planear como declararse antes se que ella le dijese lo del bebé, sino, seguro que pensaría que se lo decía por el bebé...

- Tengo que hacerlo rápido - suspiró, tumbado en su cama.

Anahí volvió a casa al día siguiente. No hacía falta quedarse tanto tiempo en el hospital, pero el médico insistió en dejarla toda la noche en observación por si volvía a marearse o desmayarse, pero, después de pasar la mayor parte del día relajada y tumbada, era imposible que se desmayase.

- No tenías que haber venido - dio un beso en la mejilla a Alfonso.
- No es ningún problema, tu padre tenía que trabajar y seguro que Chelo también lo agradece - se giró hacia ella, que le sonreía feliz.
- Es cierto Ponchito - lo abrazó - eres un amor, no sé como estás soltero aún.
- ¡Mamá! - Anahí se puso roja y Alfonso comenzó a reírse.
- ¿Qué? Es la verdad, ya no quedan hombres como él cariño.
- Bueno, gracias Chelo - le guiñó un ojo a Anahí y le abrió la puerta del coche.

Rodrigo apareció en su casa una hora después, como si le hubiesen avisado que había vuelto del hospital. Anahí no lo quería ver, pero después de ver cómo insistía, decidió dejarle entrar.

- Vaya Alfonso, ¿vives aquí ahora o algo?
- ¿Te importa mucho?
- La verdad, no me importas nada - sonrió de lado y se acercó a él para susurrarle - ya te la quité una vez, puedo hacerlo otra - le guiñó el ojo.

Pasado presenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora