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Maite abrió la puerta de casa al escuchar golpes constantes. Alfonso estaba frente a su puerta, tambaleándose y con los ojos medio cerrados, lo metió en casa y cerró rápido la puerta, antes de que Christian se despertase y saliese a ver qué pasaba.

- ¿Qué haces aquí Poncho? Y borracho, es tarde...
- ¡Me da igual! - empezó a gritar, hasta que Maite le tapó la boca.
- No grites, vas a despertar a Chris.
- Me da igual todo - susurró - ¿Por qué me enseñaste las fotos? - las lágrimas comenzaron a salir sin control - yo la amo, la amaba... la amo - suspiró - la amo y la necesito, May...
- ¿Has ido a casa? - Maite se mordió el labio, nerviosa, jamás pensó que esto le afectaría tanto.
- No, quiero que me expliques todo antes.
- ¿Qué quieres que te explique?
- Cuando viste a Anahí con el otro, todo.

Anahí miró el reloj por octava vez en esa media hora. Eran casi las dos de la mañana y Alfonso todavía no había vuelto. No es que quisiese que volviese a su lado y le pidiera perdón, porque seguía enfadada con él, pero también estaba preocupada porque lo seguía amando. Aunque seguramente hubiese ido a dormir a casa de su padre, porque no la querría ver. Suspiró e intentó dormir, pero le fue imposible.

A la mañana siguiente Alfonso abrió los ojos en una cama y un cuarto que no era el suyo, ni había nadie a su lado, pero él solo llevaba el calzoncillo puesto.

- ¿Qué he hecho? - susurró segundos antes de que la puerta se abriese, apareciendo Maite con una enorme sonrisa.
- ¡Por fin despiertas! Vamos, ¿quieres desayunar?
- May... - ella lo miró, curiosa - ¿qué ha pasado?¿por qué estoy aquí?
- ¿No te acuerdas? - sonrió de lado y desapareció de nuevo, dejando a Alfonso dudando e intentando recordar todo.

Cuando bajó a la cocina, minutos después y sin ningún nuevo recuerdo, se encontró a su amigo Christian, que lo miró negando con la cabeza.

- ¿Cómo estás?
- Se me parte la cabeza - se quejó.
- Normal, viniste dando portazos, golpes y gritos. Estabas muy borracho.
- ¿Estuve contigo anoche?
- Parte de ella si, estuviste hablando con May y después te subí a mi habitación para que durmieses.

Alfonso suspiró tranquilo. Había dormido en la habitación de Christian, así que no había pasado nada malo. Este le sirvió un café y le pasó una de las tostadas que acababan de salir de la tostadora. Desayunaron en completo silencio, hasta que bajó Maite, que los saludo a los dos con un beso en la mejilla.

- Buenos días, Annie - saludó Rubén cuando entró en la clínica - que pronto habéis venido hoy.
- No, solo vine yo. Alfonso todavía no ha llegado...
- Ah... esto... - sonrió pensando - bueno, entro.

Anahí asintió nerviosa, no había pegado ojo en toda la noche, y ni siquiera había pensado en lo raro que sería llegar al trabajo sin Alfonso. Era pronto, pero cuando vio que ya había amanecido y no iba a dormirse, se dio una ducha y salió para el trabajo. Iba a empezar a hacer cosas, cuando un mensaje iluminó la pantalla de su teléfono. Era Alfonso. Una foto de Alfonso. Durmiendo. Sin camiseta. Con una chica abrazada a él, durmiendo, apoyando la cabeza en su pecho. Las lágrimas amenazaron con salir, no podía ser cierto ¿cómo podía hacerle esto? No llevaba ni 24 horas separados. La puerta se abrió veinte minutos después, cuando Anahí ya se había tranquilizado, dejando ver a Alfonso con cara cansada.

- Buenos días - dijo, sin obtener una respuesta de Anahí.

Estuvo por ir hasta su sitio y zarandearla por no responderle, pero cuando se giró la vio, con la cara entre las manos, agachada en el escritorio, intentando ocultarse, y supo que estaba intentando no llorar. A él también le dolía, pero no podían ignorarse todo el tiempo, trabajaban y cantaban juntos. Suspiró varias veces, mientras se dirigía a su despacho, cerrando la puerta tras él, intentando pensar que hacer para que Anahí volviese, por lo menos a hablarle. Le había engañado, pero no podia vivir sin ella, jamás pensó que perdonaría un engaño, pero con Anahí todo era distinto, era la verdad.

- Hey Annie - saludó Cristina al entrar en la clínica - vaya cara ¿has dormido poco?
- Nada seria lo acertado - sonrió sin ganas - ¿cómo estás?
- Yo bien, pero tú... deberías descansar.
- Ya descansaré al volver a casa, no te preocupes, estoy bien.
- Veo que Poncho no te deja dormir - le guiñó el ojo, riendo.
- Si, ni que lo digas...

Volvió a ver la foto que Alfonso le había mandado, no podía ser posible, no era de esos ¿no?. La quería de verdad, se lo había dicho, se lo había demostrado... ¿Y si en realidad, quería dejarla para irse con esa chica? No, no, no. Tenía que descubrir quién era esa mujer, cosa que no tardó en suceder, cuando Maite, muy sonriente y amable, entró en la clínica, saludándola.

- ¡Annie!¿Cómo estás? Pareces cansada, ¿duermes bien?.
- Estupendamente - sonrió - ¿qué haces aquí?
- Oh, vine a traerle esto a Ponchito. Se lo dejó en casa esta mañana cuando salió... supongo que no se habrá dado cuenta - sonrió ampliamente, mientras Anahí no lo podía creer - ¿se lo darás por mí?
- Claro, después se lo doy.
- Ay gracias Annie, eres la mejor eh. Besos...

Anahí se levantó en cuanto la puerta de la calle se cerró. Agarró la cartera y fue al despacho de Alfonso, entrando sin llamar, ni pedir permiso.

- ¡Anahí! Debes tocar antes de entrar, podrías pillarme... - Anahí le dio una bofetada, haciéndole callar, sorprendido.
- ¡Qué! ¿Con otra mujer?
- ¡¿Qué te pasa?!
- ¿Qué me pasa?¿Qué me pasa? Esto me pasa - tiró la cartera sobre la mesa - la ha traído tu Maite - dijo burlona - ha dicho que te la has olvidado a su casa, que has pasado allí la noche... ¡Con ella! Has montado todo el circo de mis fotos con ella para poder iros juntos después ¿verdad? - empezó a aplaudir - Bravo... encima tienes las narices de mandarme una foto con ella, durmiendo. Y me acusas a mi de algo que no he hecho... Pero claro, todo era un plan con Maite ¡sabías desde el principio que mis fotos eran falsas! Te creí ¿sabes? No he pegado ojo en toda la noche, pensando en ti - continuó diciendo, mientras las lágrimas no dejaban de salir - Y tú hasta te has acostado con otra. Dios, que ilusa he sido, me has hecho lo mismo que Rodrigo... ¡Te odio! me voy, me voy ahora mismo.
- ¡Anahí! Espera, hablemos ¿de qué foto durmiendo me hablas? Yo he dormido en la cama de Christian, solo.
- Alfonso, me los has mandado hace horas, lo tengo en mi móvil... ¡no mientas! Querías deshacerte de mi, pero no te preocupes, no hace falta. Ya me voy yo.

Anahí aprovechó el momento de confusión de Alfonso para salir de su despacho. Se volvió a sentar en su sitio y comenzó a ordenar papeles como si no hubiese una pasado nada. Aunque por dentro estaba ardiendo, Alfonso salió de su estado de shock un minuto después, se levantó y se dirigió hasta el puesto de Anahí, que miraba fijamente los papeles que tenía sobre el escritorio.

- ¿Podemos hablar? - Anahí lo miró, furiosa - bien, por favor.

Pasado presenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora