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“Realmente no entiendo el entusiasmo de los chicos de hacer una fiesta cada semana” suenas divertido, casi burlón, lo que inevitablemente hace que me sienta de la misma manera
“Si te sirve de consuelo, han hecho lo mismo desde la secundaria” ríes y bajas la cabeza tratando de ocultarte, no deberías, eres hermoso
“Eso definitivamente no me consuela” dices agarrando la botella de alcohol, tu comentario es lo que falta y ahora una risa verdadera es lo que sacas de mí; el ver que haces lo mismo me llena de una calidez que desde hace mucho quise volver a sentir.
El silencio inusual que llena el balcón de la casa es lo único que nos rodea, el basto destello de una canción se escucha en el fondo al igual que las risas de los demás; aún así no me importa realmente si el cielo oscuro pueda empaparse de lluvia o si un borracho Raúl intente saltar al lago, lo único que mantiene mi atención eres tú.
“Borja dijo algo el otro día” me sacas de mis pensamientos y la incógnita llega a mí “algo sobre ti”
“¿Bueno o malo?” pregunto y veo como te remueves en tu lugar
“No lo sabría decir” me das una sonrisa forzada “Los chicos dijeron que solías venir con frecuencia a estas fiestas”
El peso del recuerdo vuelve, quieres saber, ¿quién no querría?
“Sólo, me pareció raro que lo dijeran tomando en cuenta que esta es la primera vez que te veo en una fiesta por tu cuenta” la suavidad en tus palabras me hacen saber que no es tu intención ser chismoso, solamente estas algo preocupado
“Solía venir con frecuencia, en eso no te han mentido” te sonrió para relajarte y funciona “podría decirse que era el alma de la fiesta” la melancolía poco a poco vuelve
“¿Qué pasó?” la pregunta inocente pero curiosa hace que confíe
El nudo en mi garganta es palpable, aún así, a pesar del dolor de un recuerdo borroso no me atrevo a mentir
“Solía estar con alguien” llamo tu atención y esos ojos cafés se llenan de curiosidad “Era un chico que conocía desde pequeño, solíamos ser cercanos, hasta que a cierta edad decidimos intentarlo” paro por un segundo para aclarar mis pensamientos “solía formar parte del grupo; una noche, la noche de graduación para ser exactos, camino hacia una fiesta tuvimos un accidente” el jadeo que se escapa de tus labios se siente cercano “Yo no sufrí más allá de una fractura, él en cambio se llevó la peor parte; sus piernas, quedaron inservibles” la imagen de esa noche es como una cinta de película que solía repetirse cada noche “el practicaba natación, básicamente era su vocación, pero debido al accidente nunca pudo volver a hacerlo” mis ojos se había humedecido sin que supiera.
Tu mano elevada hacia mí con un pañuelo en mano hace que me sienta acompañado, comprendido en cierta forma, con un asentimiento lo acepto y continúo.
“Como puedes imaginar, cayó en depresión, nadie fue capaz de sacarlo de ahí, ni siquiera yo” solía culparme por ello cada día, hasta que llegaste tú “Una tarde en específico, su madre me llamó, me dijo que no podía ponerse en contacto con él, por lo que me pidió que lo buscara, obviamente lo hice; con lo que no esperaba era encontrarme con él en el baño de nuestro apartamento con las manos cortadas” ahora el jadeo es fuerte, siento que te acercas más hacia mí, ahora las lágrimas son palpables.
“Far, lo siento, en serio si hubiera sabido, nunca hubiera preguntado” te oyes culpable, por lo que te doy una sonrisa a cambio
“No hay forma de que pudieras saberlo” tu sonrisa me hace sentir mejor si es posible “Lleve terapia obviamente, aún la llevo, aún así no volví a ser el mismo, y los chicos lo saben; Samuel en específico es el que más se amarga por mi comportamiento, antes solíamos ser uña y mugre y ahora gracias a que deje todo esto de lado se ha convertido en total imbécil” la risa que se escapa de tus labios me contagia, esto es lo que hace que me enamore de ti, me haces olvidar
“Creo que Samuel siempre ha sido un imbécil” ahora el que ríe soy yo, básicamente brillas a la par mía, la mirada que me das me hace sentir bien, aún así no dejo que veas cuanto me afectas así que te doy un leve empujón con mi hombro, una que es respondido de igual forma
Tu risa poco a poco va bajando, pero tu sonrisa queda ahí
“¿Cómo se llamaba?” preguntas minutos después, no con mala intención
El suspiro que sale de mi es liberador en cierta forma “Frank” respondo “Frank Garnes” te sonrió y veo que me miras
Levantas tu botella y brindas al aire “Por Frank Garnes entonces” dices al viento y de la nada el aire se vuelve cálido.
Y sin notarlo, me había dado cuenta que escuchar su nombre proveniente de alguien más, ya no era doloroso.
