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“No sabía que tocabas la guitarra” levantas la mirada y me miras con una sonrisa cálida de las tuyas
“La verdad es que aprendí hace poco” respondes volviendo a concentrarte en el instrumento en tus manos “Lo hice más que nada para verme cool ¿sabes?” ríes “todos tienen un hobby así que dije ¿Porqué no?” el sueve rasgado que haces sobre ella se escucha casi poético
Nos habíamos movido del balcón hacia la sala de juegos que Rubén tenía en la cabaña, no había nadie de por dicha y agradecía por ello; quería pasar el mayor tiempo contigo.
“Yo nunca aprendí dibujar” vuelves a verme “simplemente dibujaba porque sí, fue en terapia que me dijeron que podía usarlo como ayuda, así que mejoré con el tiempo” levanté los hombros quitándole importancia
“Parece que lo hubieras hecho siempre, eres realmente un artista en ello” me elogias, y sé dentro mío que lo dices en serio
“Aún así no soy tan bueno como tú, mírate, realmente sabes como utilizar los dedos” señaló sin ninguna otra intención más que elogiarte, pero me sorprendes al ver que un suave rubor se esparce por tu rostro.
Levantas la mirada con una mirada pícara y sonríes; siento como si de la nada la habitación había aumentado de temperatura.
“Es curioso” sueltas y te miro “Eso es lo que todas mis conquistas me dicen después de conocerme” sonríes y ahora el ruborizado soy yo.
Tu risa se espande sobre la habitación mientras yo busco una forma de apaciguar la vergüenza que siento.
“No lo dije con esa intención” es lo único que logro decir y sonríes igual
“Lo sé” admites “Sólo, es divertido molestarte” la mirada que te doy sólo hace que vuelvas a reír, y me doy cuenta que no me puedo defender.
Viendo mi batalla derrotada, te sigo y me río igual
Tus ojos brillantes, la risa suave en tus labios y el rubor por el esfuerzo me hacen olvidar donde estoy, lo que ha pasado hace unos minutos atrás y en lo único que logro poner mi atención es a ti.
“Eres un idiota ¿lo sabías?” te digo con cariño y espero que mis suaves palabras no sean malentendidas
“Sí, pero tu no te quedas atrás” respondes igual y me permito ilusionarme
No quito mi mirada de tu rostro, aún así bajas la mirada y vuelves a tocar la guitarra.
Yo por mi parte solo me acuesto al lado tuyo dejando que la suave música que creas con tus dedos me rodee.
