~®~

469 82 25
                                    

El brillo es lo que primero que Alejandro nota; la luz incandescente que le lastima los ojos y le hace parpadear hasta lograr acostumbrarse

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El brillo es lo que primero que Alejandro nota; la luz incandescente que le lastima los ojos y le hace parpadear hasta lograr acostumbrarse.

Lo segundo que nota es lo seco que tiene la garganta, como si no la hubiera usado en bastante tiempo, pero después de todo, estar en una operación por 8 horas o más debería tener esa consecuencia.

La espalda le duele, haber estado en la misma posición desde el día de ayer la había entumecido; era extraño, todo le dolía a excepción del lugar en donde tuvieron que operarle; aún así, supuso que se debía a la morfina así que no le prestó atención.

Lo último que nota es a su madre sentada encorvada ligeramente en la silla a la par de su cama; se ve cansada, agotada casi como si toda la energía que tuviera le hubiera sido drenada.

Ella lo nota y le sonríe, Alex siente que algo no anda bien, su sonrisa no le llega a los ojos.

“Hola amor, ¿como te sientes?” le pregunta ella, él en su intento de hacerla sentir bien le devuelve la sonrisa

“Como si un camión me hubiera pasado por encima” ríe sin humor y su madre sonríe, la tristeza se esconde detrás de ella y se pregunta que está pasando

“Dormiste por bastante tiempo pero el doctor dijo que era normal después del tipo de operación que te hicieron” le explica “Todo salió bien por si te lo preguntas, lograron remover todo lo malo y reemplazarlo con éxito”

Alejandro siente un alivio, está bien, todo está bien, salió ileso, pronto podrá volver a su casa y contarle todo a David; sonríe para sus adentros imaginando la reprimenda que va a recibir al explicarle todo, imagina lo preocupado que estará y como lo intentará cuidar tal muñeca de cristal

“Pronto podremos ir a casa” dice suave viendo hacia el techo y sonríe, es por ello que no nota a su madre, no nota la regidez que se adueña de su espalda ni el escalofrío que corre por su piel.

Solamente nota que algo anda mal al escucharla llorar; frunciendo el ceño intenta animarla

“Mamá, no debes llorar, tu misma lo dijiste, todo salió bien no hay nada de que preocuparse” anima en voz suave pero ella en lugar de parar sólo empeora “¿mamá?” pregunta, el miedo hace nota de presentación

Ella suspira he intenta calmarse, al ver sus ojos Alex nota algo ahí, algo de lo que no está seguro de querer saber

“Alejandro, quiero que seas honesto conmigo por favor” el asiente y ella continúa “Cuando hablaste con David sobre venir aquí ¿Le dijiste toda la verdad? ¿Le contaste que eras tú quien debía hacerse la operación?” pregunta, el escalofrío que corre por la piel de Alejandro no es debido a la ventana abierta

“No” suspira “Sabía que si le decía la verdad haría un drama de ello y no quería que se preocupara por mí” levanta los hombros en resignación “Ya ha perdido a alguien y nadie estaba seguro si yo lo lograría; sólo, no quería que cargara con otro nombre en la lista” dice por fin, no sabe cuanto le había dolido haber escondido la verdad de su enfermedad a Fargan, no había comprendido que confiar en él iba más allá de las palabras y temía que fuera tarde para decir la verdad “¿porqué lo preguntas mamá?” pregunta y ve a su madre tensarse

“Alejandro” dice ella suave “Alguien más se lo dijo” dice al fin y Alex siente como se le viene el mundo encima

“Samuel” susurra, y poco a poco el comportamiento de su madre comienza a tener sentido en su mente, un sentido que grita para sus adentros que no sea lo que piensa que es “¿mamá?” pregunta de nuevo y es lo quebrada de su voz, lo húmedo de sus mejillas y el temblor en su cuerpo lo que lo delata.

Poco a poco comienza a quebrarse; como un castillo de naipes que lentamente se viene abajo.

LimerenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora