Capítulo 5

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LUNES 

06: 11: 21: 45


Mika y Jimin vivían en el mismo edificio. Eran vecinos prácticamente de toda la vida. Mika había nacido en Tokio. Jimin, en cambio, había llegado de Carolina del Norte cuando tenía dos años. Yo había visto fotos suyas de cuando eran muy pequeños, vestidos con yukatas en las fiestas del Día de los Niños o disfrazados de Power Rangers en Halloween. 

Después del karaoke, nos sumamos a la muchedumbre que se dirigía a la estación de Shibuya. Esperaba ver a Mika y Jimin volver a casa juntos, tan felices. 

-Bueno, chicos. Aquí nos despedimos -David nos hizo un saludo militar. 

Caroline le agarraba por la cintura. El pelo le caía en ondas desordenadas sobre la cara y parecía medio dormida. Seguramente iba a pasar la noche en casa de David. ( -El embajador nunca se entera porque nuestro piso es enorme, y él nunca está en casa, y además es idiota- me explicó David). 

Era más de media noche y daba la impresión de que todo Shibuya se dirigía a la estación con la intención de coger los últimos trenes. La gente corría y gritaba. Algunos iban comiendo sándwiches comprados en los konbini. La mayoría estaban borrachos. Los paneles electrónico que había sobre nosotros emitían una señal roja inminente: faltaban cuatro minutos para que los últimos trenes del día empezaran a llegar a la estación. Perderlos sería un fastidio. Tendríamos que ir andando o tomar un taxi, o quedarnos en la calle toda al noche hasta que llegara el primer tren a las cinco de la madrugada. David y Caroline desaparecieron por unas escaleras y Jimi se acercó a unas maquinas a comprar un billete. 

-Creo que debería irme a mi andén -busqué en el bolso mi tarjeta Suica. 

Mika me miró achicando sus ojos. 

-Estoy muuuuuy borracha. Voy a vomitar. 

-¿En serio? Pues no lo parece. Sólo estás un poquitín achispada. 

-Sí, ya. Voy a vomitar y encima voy a desmayarme. Lo presiento. Me he tomado como seis cervezas y tres de esos chupitos de whisky. Y ya sé que son de karaoke y que están aguados, pero sólo hay que echar cuentas -esbozó una sonrisa sin gracia-. Si me quieres ver vomitar, dame dos copas de más. 

-Bien -dije yo-. O sea que estás borracha. 

-¿Sophia? -se agarró de mi brazo. 

-¿Qué? 

Perdió el equilibrio y se dejo caer sobre mi pecho. La agarré por los hombros y la puse derecha. Jimin apareció a mi lado y trató de ayudar. 

-No pasa nada -dije enérgicamente-. Está todo controlado. 

-Venga -dijo él-. Vamos a llevarla a casa. 

-No puede irse a casa así. ¿Y si la ven sus padres? 

-No van a verla -contestó en un tono horriblemente tranquilizador-. Están pasando un par de días fuera. 

-¿Cómo lo sabes? -repliqué-. Yo no lo sabía. 

-Es verdad -farfulló Mika-. Viaje de aniversario. Los muy cabrones. 

Miré a Jimin con enfado. 

-¿No puedes llevarla tú solo? 

-Podría -contestó-, pero seguramente prefiere que vengas tú también. 

-¿Y qué te hace pensar eso? 

Seven Days Of You  |  P.J.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora