Chapter XXVII

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Cuéntale un secreto al océano, cuéntalo cómo si fuera un amigo de gran confianza, el lo callará y nunca dirá nada, escríbelo sobre la arena, será algo que quedará solamente entre los 2, el océano te escuchará y se lo llevará consigo en una sola ola, cuando vuelvas a mirar a la arena ya no estará, tú secreto estará a salvo, perdido en la inmensidad del basto mar.

Isla Honolulu/Hawaii

Después de tan dulce encuentro, el resto de la tarde la pasaron juntos, conviviendo con el pequeño Ben, que resultó ser un niño muy juguetón, mientras Elsa y Bella se ponían al corriente de los años que no se vieron, Hiccup comenzaba a presentar dolores en la espalda causada por la energía del pequeño, que se le olvidaba al instante de escuchar la risa feliz del pequeño, resultaron congeniar de maravilla.

Al día siguiente todo parecía marchar a la perfección, Hiccup y Elsa disfrutaban pasar el tiempo juntos en aquella paradisíaca isla, a veces llegaban a pensar que era mala idea quedarse a vivir en tan Bello lugar, donde ambos podían demostrar su amor sin personas en el medio que se atrevieran a juzgar su relación, pero bien sabían que no era correcto pensar de ese modo, ambos tenían que volver a sus respectivas vidas y enfrentar su realidad, aunque el regreso no tardaría mucho.

—¿Hay algo más hermoso que esto?— suspiró Elsa admirando los últimos colores que el sol regalaba antes de ocultarse completamente, caminaba junto a la playa, entrelazando sus dedos con las cálidas manos de Hiccup, la arena húmeda de vez en cuando se pegaba entre sus pies provocando un ligero cosquilleo, era cuestión de segundo cuando una pequeña ola llegaba y se retiraba llevando con ella los pequeños granos de arena.

—Claro que lo hay— contestó el ojiverde muy seguro, balanceando sus manos.

—¿De verdad? ¿Qué es?— preguntó entre risas.

Una ola pasó por sus pies, Hiccup se detuvo frente a ella admirando sus ojos tan azules como el océano —Tú lo eres—.

Elsa sonrió —Nunca pensé que fueras tan romántico Boston—.

Rió ante su comentario —Estoy lleno de sorpresas— dijo antes de juntar sus labios en un cálido beso.

—Creo que abrí la caja de Pandora entonces— dijo Elsa divertida volviendo a darle un beso
fugaz para luego seguir caminando.

A medida que sus pasos avanzaban, el sol poco a poco se despedía llevando con el su hermoso atardecer, la caminata fue un poco larga así que se detuvieron y se sentaron sobre la arena admirando la plateada luna, un poco alejados de la playa ya que la noche había llegado y el océano comenzaba a subir la marea.

Suspiró —¿Podrías hacer algo por mi?—.

—Claro linda ¿Qué pasa?— pregunto mirándola.

—¿Podrías congelar este momento?— dijo recostando la cabeza sobre los hombros del castaño.

—Ojalá pudiera— besó la cíen de su platino cabello.

La noche siguió avanzando y pronto fue momento de regresar, con grandes sonrisas dibujadas en su rostro debidos a los jugueteos que realizaban mientras caminaban sobre la arena, lamentablemente no se podía congelar aquel bello momento, solo quedaba a disfrutarlo, aunque todo lo que inicia tiene un final.

—Señorita Elsa, que bueno que la encuentro, estuve buscándola— Roger parecía tener el semblante más serio de lo normal pero con un ligero toque de preocupación.

—¿Pasó algo?—preguntó la ojiazul.

—Me temo que tendremos que adelantar la fecha de regreso a New York—.

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⏰ Última actualización: Oct 15, 2020 ⏰

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