Parte 7 - El Cumpleaños (Capítulos 18 y 19)

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XVIII

Annabeth había dicho que el primer día de entrenamiento siempre era el más importante. Lo que Nick no se esperaba, era que también sería el más duro de todos.

Desde las siete hasta las diez, Tommy se encargó de entrenar su cuerpo a fondo con distintos ejercicios.

Primero, hicieron carreras a través del bosque hasta el arroyo.

-Empezaremos con un recorrido sencillo, para acostumbrar tu cuerpo –le había dicho Tommy, pero lo que no mencionó fue que dichas carreras comprendían varios kilómetros, y Nick no tenía permitido parar hasta que llegara a la meta.

Apenas transcurridos unos cientos de metros, Nick sintió que el pecho empezaba a cerrársele, perdía impulso y sentía ganas de vomitar. Los cigarrillos habían estropeado su sistema respiratorio más de lo que pensaba.

-¡Paso, constante, grandulón! –decía Tommy, trotando a su lado-. ¡Aún no estamos ni a la mitad! ¡Un, dos! ¡Un, dos!

Luego, se sometía a una serie de ejercicios aeróbicos que no parecían humanamente posibles, hasta que Tommy los demostraba perfectamente. Cuando era el turno de Nick, podía sentir como su cuerpo gritaba "¡ya no puedo más!".

-¿Eso es todo lo que tienes? ¡Vamos, dame 10 flexiones más!

Después, lo puso a levantar rocas como si fueran pesas, o lo ponía a empujar rocas gigantes. Tommy dijo que eso le haría ganar masa muscular y quemaría grasa más rápido, pero se reía entre dientes cada vez que Nick se esforzaba por cargar o empujar una roca sin poder moverla. No tardó mucho en sentir todo el cuerpo adolorido.

Cuando la tortura física acabó, Nick se desparramó en el suelo por el cansancio. Tommy lo ayudó a levantarse.

-No estuvo tan mal para ser la primera sesión, ¿verdad? Ahora, ¡a las duchas!

*

Desde las diez hasta la una, le tocaban clases de estrategia con Maya, que consistían en partidas de ajedrez. Sin embargo, aquel tablero tenía algo muy extraño: él tenía todas sus piezas, mientras que Maya solo tenía un peón y el rey.

-Ehm, Maya... Faltan piezas de tu-

-Lo sé –lo cortó ella-. Esto es parte de la prueba.

Nick pensó que la hija de Atenea lo estaba tomando de tonto, pero a los minutos le comió la mitad de sus piezas y le hizo un "jaque mate".

-¿Qué c*rajo? –Nick miró fijamente a su oponente-, ¿Cómo hiciste eso?

Maya no le contestó y volvió a acomodar las piezas de la misma manera.

-Otra vez –ordenó ella.

-Pero no sé qué se supone que-

-Otra. Vez.

Maya clavó su mirada en la de Nick. Los ojos turquesa/gris de la chica parecían estar analizando su cerebro como un escáner, y le transmitían un mensaje claro: "hazme caso". Nick sacudió su cabeza y volvió a intentarlo una cuantas veces más, pero los "jaque mates" no se hicieron esperar.

Así estuvieron durante tres horas, y lo más cerca que estuvo Nick de ganar fue impedir que el peón de Maya se comiera a su reina... antes de ser comida igualmente dos movimientos después.

-Creo que es suficiente por hoy –sentenció Maya, luego de la derrota número 500 de Nick-. Mañana continuaremos con la lección.

Nick se desparramó en su silla. Aún no captaba el verdadero objetivo de aquella prueba, pero de cierta forma le frustraba y le avergonzaba seguir perdiendo una y otra vez. Maya pareció leerle la mente porque, luego de guardar el tablero, agregó:

La Llama del OlimpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora