Parte 10 - La Promesa (Capítulos 25 y 26)

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XXV

Ahora que no trabajaba en la fragua, Nick pasaba ese tiempo con Stefany. 

Durante ese rato, Nick veía a su compañera practicar con sus poderes, y la ayudaba a buscar los videos útiles dentro del manual. Sin embargo, esos videos parecían ahora más una guía de consulta que una instrucción; porque Stefany se había puesto creativa con su poder. Ahora no sólo podía hacer aparecer el fuego y controlar su temperatura. Podía moldearlo en forma de pelotas de béisbol; podía hacer aparecer más de un fuego a la vez; podía levantar una pared de llamas, a modo de escudo; y además, descubrieron (un poco por un accidente que involucraba la curiosidad de cierta niña y la distracción de cierto chico), que la espada de Nick podía absorber el fuego de Stefany, y podía usarse como ataque directo o a distancia (aunque usarlo así lo consumía por completo).

-¡Podría ser muy útil a la hora de pelear contra monstruos...! –dijo Nick, sorprendido y emocionado-. Lo llamaremos Combo 1, por ahora, en lo que encontramos un nombre adecuado para esta técnica especial.

-¡Una técnica juntos! –soltó Stefany, contenta.

Después de practicar y de que Stefany recargara por un par de horas, Nick le seguía contando acerca de él y de su país. Le costaba hablar bien de su ciudad, con lo gris y fea que le parecía Lima (era la verdad); pero lo compensaba hablando de la playa de su infancia al lado del Mar Pacífico, de la Sierra y sus montañas nevadas, y de la Selva cubierta de verde. Stefany tomaba su bloc y empezaba a dibujar todo lo que decía Nick. El resultado final, por supuesto, no era nada más que un hermoso dibujo tras otro.

Si no hacían eso, Nick le tocaba música con su ukulele, y la hacía escuchar canciones que tenía guardadas en su celular, gracias a Georgie en modo audífonos. La cara de la niña se transformaba a medida que escuchaba las canciones; pasaba de la felicidad, a la tristeza, a la sorpresa, y a la confusión... Esa pequeña era la representación física del poder que tiene la música para despertar emociones. A veces, Stefany se atrevía a cantar unas cuantas notas, y tenía una voz angelical y delicada. No era tan impresionante como sus dibujos, pero a Nick le alegraba ver que la pequeña cantara.

En algunas ocasiones, Nick hasta se ponía a bailar al ritmo de la música. No podía evitarlo; la música había sido su pasión siempre. Le daba un poco de vergüenza al principio, pero cuando veía que Stefany se movía y bailaba con él, todo fluía de forma más natural, como si ella lograra sacar al niño interior de Nick.

A una hora de empezar su entrenamiento nocturno de espada con Nico Di Angelo, sonaba una alarma. Nick y Stefany se miraban cómplices como de una travesura. Se acercaban a la fragua y trabajaban otro rato hasta que sonaba una segunda alarma. Cuando sonaba, dejaban lo que estaban haciendo y lo guardaban muy bien dentro de una caja. Aún no era el momento de revelar aquello, pero se iba acercando.


*


Llegó el día antes del duelo, y Nick repitió por última vez su rutina de entrenamiento.

Primero, fue a entrenar con Tommy. Él dijo que ahora le tocaría correr con todo por el arroyo hasta la salida al mar. Se había colocado unas pesas especiales en las piernas, hechas por campistas de Hefesto, para que pudiera correr a una velocidad normal.

-Si me ganas, sabré que estás listo –dijo Tommy, con cierto aire de suficiencia-. ¡Veamos si esas piernas están bien aceitadas!

Se pusieron en posición y echaron a correr. A pesar de las pesas, Tommy corría bastante rápido de por sí, pero Nick, sorpresivamente, no se quedaba atrás.

La Llama del OlimpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora