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Quien iba pensar que por hacer un trato de armas junto a Chino y Tonet, terminaríamos en un tiroteo con otra mafia.
Recibí un disparo en el brazo, Chino estaba inconsciente y a Tonet le habían disparado en el hombro.
Subí como pude al asiático en mi audi y me dirigí hacia el hospital.

—Escucha.. Yo los dejaré en el hospital, me llevare las armas, me curare y luego las dejaré en la sede.

—Pero Ammy, que tu tienes un disparo en el brazo.

—Voy a estar bien, tu encárgate de Xiaomi mientras yo me encargo de las armas.

Al llegar este bajo y como pudo bajo al peli rojo.

—Nunca olvidaré este buen acto Ammy. —Dijo Tonet.

—Si, si, anda, lleva al Chino al hospital.

Seguí mi camino, me curare en el CNI.
Estacione mi coche y me baje de este.
Me adentre en aquel edificio, fui directo a la armería, se supone que debería de haber unas vendas y una pinza.
Sostuve mi brazo, era obvio que el vendaje improvisado que me hice no me serviría de mucho.
Al entrar en la armería vi a Volkov, Horacio y Michelle, los tres me miraron preocupados.

—Samantha ¿que te paso?. —me preguntó el de cresta acercándose.

—Me dispararon.

—Haber, apartad, voy a quitarle la bala. —Michelle tomo unas pinzas.

—Puedo hacerlo yo sola, no hace falta que usted lo haga.

—Silencio, siéntate.

Tome asiento en aquel sofá negro, la rubia se sentó a mi lado.
Me quito el vendaje improvisado que me hice.

—Pasame el alcohol y el algodón Horacio. —pidió.

—¿Por qué le dispararon?. —me preguntó el ruso.

—Porque tenían ganas. —rodé los ojos molesta.

Sentí mi piel arder cuando la rubia pasó el algodón en la herida.

—¿Se encuentra bien comisaría? ¿Puede sacarle la bala o hace falta llevarla al hospital?. —pregunto nervioso el de cresta.

—Estoy de puta madre Horacio, no se preocupe.

Este tomo mi mano envolviendola con sus dos manos.
Sentí como extraían la bala de mi brazo, mordí mi labio evitando soltar un gemido de dolor.

—Bien, ahora voy a vendarte, da gracias que no necesitas puntos.

—ostia, Samantha, neno ¿que te ha pasado?. —mire a Freddy el cual se encontraba en la puerta.

—Le han disparado. —contestó el peli gris por mi.

—Tu me dices quien fue y yo se la devuelvo de una neno.

—Ni yo se quien fue el que me disparo, si no ten por seguro que ya estaría muerto.

Mi superior terminó de vendarme el brazo.

—Lista, Horacio venga conmigo.

—Luego hablamos Samantha. —se despidió este.

Asentí.
Empece a quitar los botones de mi camisa blanca.

—¿Qué hace?. —me pregunto nervioso el ruso.

—¿Estoy quitándome mi camisa?. —pregunte sarcástica.

—Ostia que no avisas neno, yo me iré un rato solo para que puedas cambiarte. —dijo y se fue.

—¿Piensa quedarse?. —le pregunte al ruso.

El cual no despego su mirada de mi en ningún momento.

—¿Porque le han disparado?.

Bueno, si este no se piensa ir me tendré que cambiar delante suya.
Me di vuelta, desabotone el último botón y me quite la camisa.
Abrí el casillero y tomé una camisa gris.

—Digamos que estaba en un trato de armas junto a la mafia y de repente otra mafia vino y nos empezaron a disparar.

Empecé abotonarme la camisa.

—Podría haber muerto o podrían haberle secuestrado.

—Si, si, como diga.

Freddy volvió a la armería.

—Tenemos que hablar neno. —dirigió su mirada al ruso y después volvió a mirarme—en privado.

—¿Porque en privado? ¿Está ocultando algo Trucazo?. —preguntó Volkov.

—No pero son cosas privadas de Samantha, oíste.

—Ya, de todos modos tengo que irme, así que si gusta puede acompañarme y hablamos Freddy.

—Lo siento pero ustedes no se van a ir, tendrán que hablar aquí.

—No es de su incumbencia.

—Si se trata de Samantha lo es, así que adelante, hable.

El chorbo me miró, solté un suspiro y asentí.

—Pues.. Armando me mandó a que te siga, quiere que investigue a donde vas y si estas metida en algo.

Joder, que hijo de puta.

—A decir verdad no me sorprende que me digas eso, de echo el me a dicho que desconfía de mi.

—¿Qué tiene planeado hacer?. —me preguntó el ruso.

—Bueno.. Espero que sepas hacer carreritas Freddy.

—Yo creo que podemos resolverlo de otra forma, oíste, no hace falta que hagamos carreriñas.

—Lo mejor es que digas que me viste estacionar mi coche en el casino y que entraste pero me perdiste de vista

—Y puedo decir que espere a que salgas y cuando saliste yo te seguí con el coche pero tu lograste escapar.

—Me parece bien.

—Así que esta en peligro.

—¿En peligro? ¿Yo? Por favor, si Armando no puede hacerme nada.

—Le recuerdo que la ha mandado a seguir, eso es estar en peligro.

—No sea exagerado Volkov, por cierto, gracias por avisarme Freddy.

—No es nada neno, cuídate. —dijo y se marchó.

—Sospechan de usted, al igual que como hicieron de Horacio, ¿acaso quiere terminar como el?.

—Haber puto ruso, el único que sospecha de mi es Nadando, el resto confía en mi y sobre todo Chino confía en mi, ya esta, no me voy a morir.

—Aja, ¿solo porque el Chino confía en usted no se va morir?.

—Claro.

—Ese inútil no le va salvar la vida.

Empezo acercarse hacia mí quedando frente a frente.
Por la clara diferencia de altura tuve que elevar mi mirada.

—Deme un motivo para que confíe en que no le va pasar nada.

—Porque yo se que no son capaces de hacerme algo, además no les conviene perder a otro miembro.

Mi mirada bajo a sus labios, aquellos delgados y rosados labios.

—Ese no es un buen motivo.

—Callese ruso.

—Calleme.

Tome del cuello de su camisa y lo atraje más hacia mi.
Uní nuestros labios en un beso el cual se empezaba a tornar cada vez más desesperado.
El peli gris poso sus manos en mi cintura.
Nos separamos.

¿Qué coño acabo de hacer?.

vendetta (Viktor Volkov) SpainRpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora