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Llegue a la sede junto a Gustabo el cual a duras penas acepto traerme.
Nadando y Chino se acercaron a nosotros al vernos bajar del coche.

—Otia' Ammy y Wilson, ¿como tan'?.

—Buenas. —saludo el de máscara gris.

—Pues ya ves, tuve que pedirle a Wilson que me traiga.

—¿Y eso? ¿Por qué?. —pregunto Nadando.

Tu sabes perfectamente el porqué, cabron.

—Bueno, ayer al salir de la sede empezaron a seguirme, en un momento pensé que lo había perdido así que me dirigí como siempre al casino pero este volvió a seguirme, así que estacione mi coche y me escondí dentro del casino, luego tuve que pedirle al Chino que se lleve mi coche.

—Joder, tienes que tener más cuidado Ammy. —dijo el de pasamontañas negro.

Que hijo de puta.

—Que pena que no haya podido ver el patente del coche que me seguía, si no lo hubiese matado pero bueno, la próxima será.

Cebralin y Juanjo se acercaron a nosotros.

—Ammy, mi heroina. —me abrazo el de máscara de cebra.

Joder.

—¿Heloina? ¿Cómo?. —preguntó confundido el asiático.

—Olvídalo, por cierto, hoy tenemos que intentar atrapar por lo menos a uno de la meta.

—Jode' Nadando, que puta obsesión con lo de la meta, me cago en puta.

—Ya chavala, bien, uno que venga conmigo y los demás vayan con Chino.

—Yo iré con usted. —dije.

Este asintió.
Nos subimos a su helicoptero.

—¿A donde vamos Nadando?. —preguntó Juanjo por la radio.

—Ustedes vayan a las siembras, nosotros estaremos cerca de la fábrica.

—Ahora que estamos solos, quería hablar con usted.

—Adelante.

—Si no me equivoco, me dijo que no confiaba en mi, al principio sospeche que usted era el que manejaba aquel coche pero no tenía sentido, así que le pregunto, ¿usted mandó a que me siguieran?.

—¿Cómo?.

—Haber, es que uniendo los cables todo da hacia usted, si no alguien nos está siguiendo, porque yo solo estoy metida en la mafia.

¿Pico de oro? Claro que si.

—Por lo visto ahora tu desconfías de mi.

—Bueno, yo confío en los que confían en mi.

—Ya hemos llegado.

—¿Porque evita el tema? Si ha sido usted no pasa nada pero si no lo ha sido, podemos estar en peligro.

—Si, he sido yo Ammy.

Me baje del helicoptero fingiendo estar ofendida con este.
Cuidado Nadando, no es bueno jugar con fuego.

—¿Haz cogido un franco?.

—Si.

Coloque el bipode y luego el franco.
Este se alejo de mi y se coloco.

—Por ahora no vemos a nadie. —aviso Cebralin.

—El chino se ha caído de la montaña. —dijo Wilson entre risas.

—Joder, ¿está consciente? ¿Tiene pulso?. —pregunte fingiendo estar preocupada.

—Toy bien Ammy, no pleocupal.

—Pues aquí tampoco se ve a nadie. —dije.

Vi como el de pasamontañas negro guardaba su bipode.
Este se acercó a mí.

—Creo.. Que te debo una disculpa.

Creo de debo matarle.

—Si que me la debe, pensé que eramos una familia, yo no soy capas de hacerle nada, daría mi vida por cualquier miembro de la mafia, incluyendolo a usted.

—Ya, perdona chaval, no se que paso por mi cabeza cuando pedí que te siguieran.

Ammy lo perdona, Samantha no.

...

Me encontraba en el CNI junto a Michelle, Horacio y Volkov.

—Logré hacer que Nadando confiese que fue el quien mando a Freddy a seguirme.

—¿Y que más?.

—También se disculpo y al salir de la sede no me siguió nadie, así que por ahora no voy a matarlo aunque ganas no me faltan.

—¿Y su coche?. —me pregunto el ruso.

—Pues está en garage central, el Chino me lo dejo en la sede.

—Samantha, ¿ha visto a Gustabo?. —me preguntó Horacio.

—Si, de echo el me llevo a la sede.

—Por favor cuidelo, usted es como una mamá para mi.

Senti un nudo en la garganta.

—¿Cómo que mamá?. —preguntó mi superior.

—Pues si, ella cuida de mi, además a Conway le digo papá.

—¿Así que sus padres son Samantha y Conway?. —preguntó sarcástico el ruso.

—Pues algo así.

—Debo.. Debo irme, ya es tarde.

—¿Se encuentra bien?. —me pregunto el de cresta.

Abrí la puerta de la oficina.

—Si.. Solo que necesito descansar.

—Venga, la llevo a su casa. —dijo Volkov.

Asentí.
Salimos de aquel edificio para luego subir a su coche.

—¿Ha pasado algo?. —me preguntó.

—No, ¿porque pregunta?.

—Es que cuando Horacio le dijo que era como su mamá se ha puesto pálida.

—Bueno.. Es que me impactó y ya.

—Se que me esta mintiendo.

Suspire.

—Algún día se lo contaré Volkov.

Este asintió.

—Quería hablar sobre el beso.. —Dijo.

Joder.

—Yo creo que no hay nada de que hablar.

—¿Por qué lo dice?.

—porque ese beso fue por el momento tenso que estábamos pasando.

En parte tenía razón, me dejé llevar por mi impulso.

—Pues para mi no fue por el "momento".

—Para mí si lo fue.

Y la otra parte no fue por ningún impulso, fue porque quería besarlo.

vendetta (Viktor Volkov) SpainRpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora