Capítulo 1: Ese cabello rojo.

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Divisé un cabello rojo acercándose en mi dirección. Michael; ese cabello lo reconocería hasta a mil metros de altura. Le sonreí y levanté justo cuando el llegó a mi mesa.
-¿Nos podemos ir ya, amor? - dijo y me besó en la boca - Tengo unas ganas tremendas de hacerte mía el día de hoy. - me miró con deseo y mis mejillas ardieron de vergüenza, todo el mundo nos veía y aunque algunas miradas no eran malas, solté una risita por la reacción de nuestros espectadores.
-No, aún no, bebé. Tengo que pagar mi bebida y panque... - el sacó varios billetes y los dejó arrugados en la mesa sin dejar de besarme, me cargó y me llevó directo a su auto. - Ya, ya nos podemos ir. - me sorprendí un poco. Ventajas de salir con alguien cuyo trabajo es sólo estar en una banda. Entramos a su auto, bueno, yo fui metida y él entró después de mí para ponerse encima mío. Le hizo señas a su chofer para que arrancara sin despegar su boca de la mía. La temperatura fue subiendo y ya me iba quitando el brasiere cuando el chofer anunció que habíamos llegado a la casa de la banda, él enojado paro de su actividad favorita, para decirle que quería ir a su apartamento en el centro y que después tendría que traerme ropa de mi casa para un fin de semana. Yo ni si quiera tenía planeado verlo hoy y ahora tenía que cancelar todas mis actividades del fin de semana, pero no importaba porque yo haría cualquier cosa por éste hombre y no era la primera vez que sucedía. Llegamos a su departamento.
Él le dio las gracias a su chofer por meterse al estacionamiento, ya que estábamos medio desnudos y eso nos daría privacidad de todas sus fans y paparazzis; Jack su chofer, le respondió con un asentimiento. Bajamos del auto, de nuevo yo en sus brazos, corriendo al elevador de su edificio. Cuando estuvimos dentro me bajo y en cuanto las puertas se cerraron sus labios tocaron los mios con una desesperación animal. Presionó el botón que daba para su piso sabiéndolo de memoria y esperó a que llegáramos sólo para cargarme de nuevo en brazos hasta el cuarto dónde podría seguir desvistiéndome a su gusto.
Me tiró en la cama, aventó sus zapatos y los míos para un lado y empezó a quitarse el pantalón mientras buscaba en una cajón un paquetito de aluminio con un condón de sabor dentro. Cuando estaba desnudo comenzó a desnudarme a mí. El latéx ya lo rodeaba cuando lo sentí dentro de mí.
-Michael... - susurré por el placer. Él inmediatamente respondió.
-¿Qué pasa, bebé? ¿Estoy haciendo algo mal? - paro de penetrarme por un segundo, pero mis piernas enrolladas en sus caderas hicieron que terminara de entrar en mí respondiendo su pregunta.
-No pares, mi amor. - alcancé a decir antes de que el placer me consumiera.

A la mañana siguiente desperté con su cabello haciéndome cosquillas en la nariz. Él seguía encima de mí y al parecer dentro mío. A penas recordaba cuando me quede dormida...
-Si, así, Michael, si, más. - no paraba de gritar mientras él seguía sus movimientos rápidos y duros, entrando y saliendo de mí. Yo tenía los ojos cerrados con fuerza gracias al torbellino de emociones que mi amado me hacía sentir, pero aún así podía notar su mirada en mí.
-No pararé hasta que tengas un orgasmo, nena. - gruñó dejándome sentir su aliento en mis labios. Con una última embestida me sucumbí ante una sensación abrazadora. El placer me alcanzó mientras gritaba su nombre, él me lleno de besos en el cuello y pecho. - Así me gusta, nena. - Me penetró de nuevo y después de un par de embestidas terminó en el condón gimiendo mi nombre cerca de mi oído. Me perdí en el placer y luego fue el sueño quién me llevó con él.

Oh, me sonrojé y besé su cabello rojo brillante. Como amaba a éste hombre. Lo sacudí un poco para que me dejará levantarme al baño. -Michael, bebé... - comencé a susurrarle pero sólo obtuve un gruñido como respuesta. Le levanté su cabecita y le besé los labios. - Dormilón, tengo que ir al baño.. - me interrumpió.
-Pues, ve. No me tienes que pedir permiso, amor. Está también es tu casa. - Él se acomodó de nuevo sobre de mí y yo me reí ante su comentario.
-Lo que sucede es que sigues en mí, amor - hice inca pie en la palabra "en" para que entendiera que su miembro estaba dentro de mí. - Y deberás necesito ir. - El abrió los ojos y soltó una risa grave.
-Hubieras dicho eso antes. -Salió de mí con tanta suavidad que me provocó un gemido. - ¿Acaso estas de humor para un rápidito antes de que me llame Luke para ir con ellos? - su mirada se llenó de pasión y mis mejillas se encendieron. - O tal vez no. - se rió de nuevo - Ve al baño - me levanté. Sentí su mano chocar con mi trasero, me había dado una nalgada. Lo volteé a ver con diversión y él me dio un asentimiento dándome a entender que no le daba vergüenza admitir que amaba mi redondo trasero. Entré al baño y me miré al espejo. Estaba radiante. Mis mejillas coloradas, labios rojos e hinchados, cabello despeinado y un brillo en mis ojos que había aparecido la primera vez que vinimos a su departamento. Ninguno se pudo contener. Sonreí ante el recuerdo. Yo ni siquiera sabía que tenía una banda y él pensó que yo era otra de sus fans molestas cuando me acerqué a preguntarle la hora en una cafetería no muy lejos de aquí. Suspiré y baje la tapa del baño procediendo a lavarme las manos. Cuando salí encontré a un michael dormido boca arriba con su celular sonando en su mano izquierda. Rodé los ojos y me acerqué para ver quién llamaba. Luke. Una foto de un rubio sacando la lengua por encima de una perforación en el labio apareció tras el nombre marcado. Torcí el gesto. Era la primera vez que veía a otro miembro de su banda y no es en persona. Deje su celular de nuevo en su mano y lo besé en la frente. ¿Por qué nunca había querido presentármelos? ¿Acaso le doy vergüenza? ¿No es nada serio para él? Un montón de preguntas se arremolinaban en mi cabeza. La sacudí levemente para deshacerme de ellas mientras buscaba mi sostén y una camisa suya en su armario. Ya vestida decidí salir a prepararle el desayuno antes de que se fuera. Pasé en frente de la cama con Michael dormido en ella y mi mirada vacilo por todo su cuerpo, sólo deteniéndose en su entre pierna, wow, fue todo lo que pude pensar.
-¿Te gusta la vista? - oí decir a mi novio con un deje de diversión en su voz - Deja de morder ese labio, puedes lastimarte. - Yo apenas era consciente que tenía mi labio inferior atrapado entre mis dientes. Un rubor se extendió por toda mi cara. Yo no era de esas mujeres que hablaban sin ningún problema sobre sexo o tampoco me la pasaba viendo entre las piernas de mi novio. No era muy atrevida, pero si muy apasionada.

-Michael, basta. Haces que me sonroje sin razón. - él se sentó sobre la cama aún desnudo y enseñando sus partes.
-Yo creo que hay una razón. - Su mirada se poso en su "amiguito" y me miraba con deseo. -Yo creo que no. - aparté mi mirada - Vamos a desayunar. Te puedo preparar lo que tu quieras - dije para cambiar de tema.
-Yo te quiero comer a ti. - se mordió el labio y se levantó para atajarme en sus brazos - Y especialmente ahora que te ves tan estupenda con mi playera. - No iba a dejar que se saliera con la suya. Me abalancé sobre él haciendo que cayéramos en la cama. Una nueva sesión de besos fue iniciada. Me encantaba pasar tiempo con sus labios pegados a los míos. Algo vibraba en su cama. Lo volteé a ver con cara de confusión. Se disculpó con la mirada y alcanzó un pequeño aparato negro que luego identifiqué como su celular. Me quitó de encima y yo me quede sentada en su cama con un mohín del tamaño del mundo. Odiaba que hiciera eso. Aunque no quería escucharlo hablando con quién sabe quién, no pude evitarlo. -¿Qué quieres, Luke? - otra vez él, ¿Qué quería? - Si, si interrumpes algo importante. - Mi corazón se ensanchó en mi pecho. Yo era algo importante. -¿Para qué demonios quiere vernos? Argh. Odio que lo haga y no me importa que sea nuestro estúpido manager, yo quiero mi privacidad. -Yo soy parte de esa privacidad. Sonreí como idiota. Me gustaba oírlo decir ese tipo de cosas. Me gustaba saber que yo era tan importante para él como él lo era para mí. Michael no era el tipo de hombres que era muy afectuoso fuera de la cama, aunque de vez en cuando lo podía oírlo llamarme "su mujer", "su chica", novia; claro siempre me decía que me quería como a su propia vida. Ay mi chico. - Mira, dame 30 minutos para arreglar unos asuntos con mi familia y te juro que los veo en la casa. - "asuntos con mi familia" - Te juro que estoy con mi familia. ¿Acaso quieres que te pase a mi madre? - La palabra clave es: familia. - Ok, ok. No estoy con mi familia, pero por favor dame 30 minutos. - En esos treinta minutos podía pasar mucho. - Ok, te veo después. -Michael regresó a la habitación y yo puse cara de no haber estado escuchando casi toda su llamada. Me mordí el labio y traté de parecer seductora.
-Bebé, vas a venir a la cama. Pensé que querías comerme. - buscó unos calzoncillos en uno de los cajones de su armario. - ¿Tan rápido te tienes que ir? - Se puso los mismos pantalones que traía ayer, skynnie jeans negros.
-Lo lamento, Julie. Tengo que ir. - se acercó a mi para besarme pero me hice para atrás y mi mohín del tamaño del mundo regresó a mi cara y ahora lo acompañaban unos brazos cruzados sobre mi pecho. - No me pongas esa cara, sabes que si por mi fuera ya estarías gritando mi nombre en estos momentos llegando a un orgasmo. - Sonreí con lujuria.
-Yo quiero eso ahora. ¿Y si no vas? - se volteó a buscar una camiseta. - Anda no vayas.
-Sabes que si no voy estaré en problemas y no nos gustan los problemas. - suspiró exasperado - Julie, ¿Has visto mi camiseta de idiot? No la encuentro por ningún lado y ya se me está haciendo tarde. - volteó la vista a mí. Yo sonreí. - Oh, la traes puesta. - asentí y me la quité para lanzarsela. - Gracias, nena. - me guiñó un ojo.
-¿Jack me trajó mi ropa ayer en la noche, Michael?
-La verdad es que no lo sé. - se rascó la nuca - déjame preguntarle. Por más que me gustaría mantenerte así, tienes que vestirte y desayunar algo. - asentí de nuevo. ¿Por qué me sentía como una niña pequeña cada vez que estaba con él. Sólo es mayor que yo por un año. ¿Ok? 18 y 19. Nada más.
-No me gusta que me trates como si fuera una niña pequeña.
- Pero si eres MI niña pequeña. - regresó a ponerse en frente mío y besó castamente en los labios - Ahora no salgas de aquí. No quiero que nadie más que yo te vea así. ¿Ok?
-Ok, amor. - salió a buscar a jack y yo me quede ahí en la cama viendo a la pared y pensando en qué demonios iba a hacer mientras él estaba fuera. Seguramente estudiar para mi examen de biología. Él regresó a la habitación con mi mochila de la escuela, la cual se veía bastante llena.
-Aquí está, Julie. - Se vio una ultima vez en el espejo y me volteó a ver - Ahora tengo que irme. Desayunaré en el camino. - me besó una última vez antes de salir por la puerta y gritarme un te amo desde el pasillo que daba al elevador. Dios mío. Esculqué e la mochila y saqué ropa interior a juego y de encaje. Tan típico de él. Una playera negra sin mangas y unos shorts de mezclilla negra a juego. No está para nada mal está ropa y podría apostar a que Michael le dijo a su chofer que buscar y eso me da escalofríos. Supongo que él confía en él. Me vestí y decidí salir por un helado. Siempre es bueno empezar a estudiar con algo dulce.

Malos Hábitos. (c.h./m.c.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora