JungKook es un joven, un omega puro con dieciocho años que esconde su aroma entre supresores solo por el miedo de ser marcado.
Probablemente cambie cuando un alfa empiece a defenderlo, el verdadero reto es seguir de pie.
.
.
.
.
.
Obra terminada ☑
...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ríe, amo como lo haces.
🐺🌸🐺
El aroma a comida llegó a su nariz, incluso se sentó entre las cobijas mirando alrededor y tallando uno de sus ojitos.
Apartó poco a poco las cobijas suaves admirando como toda la cama era un desastre por su culpa.
—Uhm, alfa se enojara si ve todo así —puchereo, bajándose de la cama y observándose a sí mismo.
Tenía una camisa de su mayor, que le quedaba grande. Al menos dejando botar parte de su cuello y clavícula, sin olvidar su pantalón del pijama azul que era holgado.
—No soy bonito. No soy suficiente, ¿y si me deja? ¿Y si después de todo me abandona como un perro sucio?
Negó, era imposible. Había defendido su amor por él, se había enfrentado a sus padres solo por querer quedarse a su lado. Solo por amarlo.
Pero y si tenía la oportunidad, ¿y si encontraba a un omega bonito que podía ofrecerle más? ¿A una familia?
Dios, mínimo podía disfrutar el cariño que TaeHyung le dé. Al menos pegarse a su cuello y dormir a su lado hasta que se canse.
—Te ves muy, muy, muy pequeño y precioso con mi camisa puesta —la voz grave le hizo girar —. Eres adorable.
—Alfa...
—Ven, deja de pensar en cosas malas. Después venimos de nuevo a dormir. Ahora hay que comer.
Lo tomó de su mano para dejar que avance, incluso enrollo la cintura pequeña para caminar con su mentón en el hombro de su novio.
Lo quería, amaba su aroma bonito que se desprendía. Admitía que era precioso al llorar pero no debía de hacerlo, no si eran por tristeza.
Negó, JungKook era fuerte.
Al menos lo demostró al comer feliz con risitas pequeñas, cuando el pan le dejó migajas en sus labios y sonrió por la espuma del chocolate caliente en su carita.
Después de media hora, sentados en el sofá viendo algunas películas.
Aprovechando el frío y casi fin de año, parecían ser todas de amor. Mientras su bello omega estaba recargado sobre su cuerpo.
¿Incómodo? Al contrario, le gustaba sorprender al menor con besitos en su cuello y algunas mordidas en su oreja.
—Tu piel es muy suave. ¿Puedo dejar marcas esta vez?
