Capitulo 16

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Ippolito y Faustina contrajeron matrimonio y pasaron dos otres años en París y en el sur de Italia. Ella fue inmensamente felizal principio; pero pronto el mundo cruel y el carácter ligero einconstante de su marido infligieron mil heridas en su joven corazón.

Echaba de menos la amistad y la comprensión de Angeline;apoyar la cabeza en su pecho y ser consolada por ella. Propuso unavisita a Venecia, Ippolito accedió y, de camino, pasaron por Este.Angeline había tomado el hábito en el convento de Santa Anna.

 Se sintió muy complacida, por no decir feliz, de su visita; escuchócon gran sorpresa las penas de Faustina, y se esforzó por consolarla. También vio a Ippolito con enorme serenidad, pues sus sentimientos habían cambiado; no era el ser que ella había amado, ycomprendió que, de haberse casado con él, con su profunda sensibilidad y sus elevadas ideas sobre el honor, se habría sentidoincluso más decepcionada que Faustina.

La pareja llevó la vida que suelen llevar los matrimonios italianos. Él era amante de las diversiones, inconstante, despreocupado; ella se consolaba con un cavaliere servente. Angeline, consagrada a Dios, se asombraba de todo aquello; y de que alguien pudieracambiar con tanta ligereza sus afectos, para ella tan sagrados einmutables.

 FIN...

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