Antonio Anglés y Miguel Ricart

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Anglés tan solo vivió un año en la ciudad brasileña de São Paulo antes de emigrar hacia España, asentándose en el municipio valenciano de Catarroja. Según sus familiares y conocidos era un delincuente habitual de carácter violento que solía propinar palizas a su propia madre. Tenía antecedentes por robo, atraco y tráfico de drogas. Se le conoce por el triple crimen cometido en la localidad valenciana de Alcácer, donde, según la sentencia del juicio, secuestró, torturó, violó y asesinó, junto a su amigo Miguel Ricart a tres jóvenes: Desirée Hernández y Miriam García, de 14 años, y Antonia Gómez, de 15.

Ricart es un criminal español que fue sentenciado a 170 años de prisión el 5 de septiembre de 1997 por haber sido encontrado culpable del crimen de Alcácer, el cual incluía el secuestro, tortura, violación y asesinato de tres adolescentes de catorce y quince años del municipio valenciano de Alcácer: Miriam García, María Deseada 'Desirée' Hernández y Antonia 'Toñi' Gómez.

Tras la suspensión de la denominada Doctrina Parot, su sentencia se redujo a 21 años, acordándose así la fecha de su liberación para el 19 de enero de 2023. No obstante, Ricart fue liberado de prisión con antelación, el 29 de noviembre de 2013.

Es la única persona que ha sido juzgada y condenada en relación con el crimen debido a la fuga del supuesto segundo autor material de los hechos, Antonio Anglés.

Anglés pasó dos años en la cárcel por secuestrar, encadenar y golpear en enero de 1990 a Nuria Pera Mateu, de 20 años, aparentemente por haberle robado a éste varios gramos de heroína. La mujer logró salvar la vida gracias a la intervención de uno de los hermanos y la madre de Anglés. Dándole una oportunidad para su reinserción social, recibió el 5 de marzo de 1992 un permiso penitenciario de seis días que aprovechó para escapar, con lo que no terminó su condena y estuvo a partir de entonces en situación de busca y captura.

Miguel Ricart Tárrega nació el 12 de septiembre de 1969 en Catarroja, Valencia. Es hijo de Miguel, un ebanista, y Encarnación, quien murió de un ataque epiléptico cuando Ricart tenía tan solo tres años. Tiene una hermana, Encarna. Debido a la muerte de su madre, su padre, a quien Ricart se refiere como un borracho y un frecuente maltratador, lo mandó al colegio de niños huérfanos de San Juan Bautista en Valencia. No se conocen incidentes en esta etapa de su vida.

Tras su paso por el colegio religioso recibió una beca para estudiar en la Universidad Laboral de Cheste como internado pero su comportamiento comenzó a deteriorarse debido a, entre otras cosas, las malas compañías y fue sancionado con la pérdida de la beca y, por lo tanto, enviado de vuelta a una escuela pública en Catarroja.

La relación con su padre se fue deteriorando cada vez más aunque la relación con su hermana era estable. La mala relación con su progenitor le hizo abandonar el domicilio familiar a los 15 años; una fuga que solo duraría un día.

A los dieciséis años abandonó el colegio y se puso a trabajar en el campo, sustendando así a su padre, quien en ese momento estaba desempleado. Durante esta época Ricart comenzó a frecuentar las discotecas locales y a experimentar con la droga.

A los dieciocho años se fue a vivir con su novia y dos hermanas de ésta, y a los veinte se unió a la Legión como voluntario especial, motivado por el interés en dicho cuerpo militar como también por haberse quedado sin trabajo y las peleas continuas por el dinero con su novia. Con la Legión permanece en Málaga dieciocho meses. Parte del dinero que gana es enviado a su compañera sentimental, que en algún momento se queda embarazada y da a luz a una hija, María Rosa Ricart.

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