Lexa y Addison, ambas son las recién llegadas al colegio para adolescentes con superpoderes, allí probarán de que están hechas y si son lo que están buscando.
Recuerda no llamar la atención, es una regla fundamental si quieres estar en paz.
Aquí enc...
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<< LEXA >>
—¡Soy un fiasco en esto! —se quejo Addison.
Empezamos desde temprano con los entrenamientos, todos los profesores estaban más exigentes que de costumbre, algunos más que otros.
— Tranquila ya vas a mejorar —le consuelo— Solo hay que practicar.
Estamos en la última clase de la mañana ya pasaban las doce del mediodía todos estábamos exhaustos y con los estómagos rugiendo por algo de comida.
Toda la mañana fue puro entrenamiento físico pelear cuerpo a cuerpo como lo hicimos el primer día pero este definitivamente no fue el día de nadie.
El timbre sonó en el momento justo dándonos alegría a todos quienes salimos corriendo o mejor dicho arrastrando nos por los pasillos hasta llegar al casino.
Allí en la fila me encontré con los demás exceptuando a Addison que seguía con la mala junta de Kala, a veces no entendía que hacía para que Addison volvería con ella, siempre la trataba mal la rebaja solo por manejar un solo elemento y ni siquiera trataba de ayudarla a mejorar y he vistos sus ojos rojos un par de veces, estaba segura que se fuma hierba o algo, temía por Addison.
—¿Donde esta la pequeña? —pregunto Myles al ver qué no estaba conmigo, mí expresión lo dijo todo y el solo se respondió— Ya veo Kala de nuevo.
Asentí antes de tomar una gaseosa para acompañar mis papas y al girarme vi la cara de disgusto del castaño, el rubio solo hizo una mueca antes de ir a sentarnos relativamente lejos de todos cosa que no conseguimos.
—¿Cómo les fue en las demás clases? —indaga Jeff rompiendo el silencio.
— Igual de pesadas que las demás —es todo lo que digo antes de comenta devorar mí almuerzo.
— Al menos compartes la mayoría de clases con alguno de nosotros —rechista Myles— Yo solo comparto una y es con Addison pero se pasa todo el tiempo con Kala.
El silencio vuelve a la mesa y un aire denso se crea mientras yo miro atentamente a Myles que permanece con el ceño fruncido, el único ruido en la mesa es el de mis papás rompiéndose en mí boca. Comemos en silencio, cada uno en su mundo hasta que Addison llega con un terrible olor.
—No diré absolutamente nada porque respeto tus desiciones —es todo lo que dice Jeff una vez que la chica se sienta en la mesa.
Ella le regala una sonrisa y el solo asiente antes de volver a comer.
Yo tampoco digo nada, ya se lo repetí una y mil veces y siempre estoy cuando viene llorando por algo que le hizo o le dijo. No me gusta como trata a Addison, no me gusta que ella no se defienda que solo se encoja en su lugar cuando la quieren rebajar, todos aquí somos igual de especiales pero algunos tienen el ego demasiado alto y denigran a los que ven débiles.