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La noche empezaba a caer, así que fuimos la mas rápido posible al centro de la cuidad para comprar algunas cosas para la noche, una vez que volvimos a nuestro "punto de referencia", abrimos el empaque de la tienda de campaña y nos preparamos para lo que se venía, tomamos nuestras cosas y las organizamos ya estando dentro , nos disponíamos a dormir cuando algo sacudió la tienda, hicimos votación y por mala suerte tuve que quedarme afuera desde la madrugada hasta el amanecer, después de algunas horas escuché ruidos extraños cerca de nosotros, por suerte no divisé nada pero sin dudas se me hicieron las horas mas eternas de toda la experiencia.

El alba rompió entre tanta oscuridad, me sentí, muy débil, una vez los demás se despertaron me dejaron dormir, no hizo falta canciones de cuna o cuentos para relajarse, apenas me recosté dentro de la tienda mis párpados se volvieron pesados y caí rendido profundamente, comencé a soñar, pasaba casi lo mismo que en mis anteriores sueños, 7 ángeles, almas en pena, purgatorio y así sucesivamente, pero algo cambió, los 7 ángeles se dieron la vuelta y me miraron finamente sin parpadear, de un resplandor empezaron a aparecer querubines, serafines y miles de ángeles, hubo un estruendo y me empezaron a elevar hasta lanzarme a través un aro de luz brillante, luego de eso desperté.

Los chicos me ayudaron a levantarme y les conté todo lo que me había pasado, los dos se sobresaltaron por igual, luego de algunos minutos de plática nos dio algo de hambre así que fuimos a rentar dos bicicletas para estar parejos y llegamos a la cuidad, un café estaba abierto y compramos algunas cosas como café, tostadas y un pastel de Red Velvet, una vez que terminamos de comer fuimos a dejar el walkman en la tienda donde lo habíamos comprado, fue algo confuso ya que lo habíamos comprado diez años después (1983), así que tuvimos que quitarle toda la música del cassette que venía dentro del walkman, al final cambiamos el cassette original por uno diferente y sin música.

No sabíamos que hacer después de eso, acordamos encontrarnos en nuestro "punto de referencia" al atardecer, cada uno se fue por su lado, yo por mi parte fui al centro de la cuidad, ya estando allí pasé por todos los rincones y calles, se veía tan igual y tan diferente a la vez, encontré una feria recién abierta, la casualidad mas grande es que encontré a los chicos en la entrada, habían payasos y globos por todos lados, a los tres nos dio escalofríos estar entre tantas caras de payasos y música de feria, por suerte encontramos un puesto de hot dogs y otro de algodones de azúcar, así pudimos comer algo y no gastra mucho ya que nos propusimos quedarnos el mayor tiempo posible en esa época aunque sabíamos los riesgos que conllevaba eso, la intensidad luz diurna empezaba a disminuir y nos proponíamos volver a nuestro lugar de descanso pero el atardecer nos atrapó, se veía tan perfecto que todo nuestro camino de regreso estuvimos embobados con las tonalidades anaranjadas que difuminaban en el horizonte.

La oscuridad anunciaba su llegada y entrando al recinto donde estaba nuestro lugar de reposo vimos que unos cuatro chicos mayores que nosotros tratando de saquear nuestras cosas, corrimos lo mas rápido que pudimos hacia ellos y al vernos uno nos empezó a golpear, los demás se acercaron para seguir con los golpes, Illam pudo darle un golpe en el abdomen y Charles le dio una patada en la entrepierna al mas grande de los cuatro, pero no fue suficiente para que nos dejaran en paz, se llevaron un par de libretas y casi toda la comida.

Illam se puso de pie y comenzó a llorar mientras lentamente y con dificultad entraba en la tienda, luego Charles se levantó y con la fuerza que le quedaba y tomándome del brazo, apesar de lo adoloridos que estabamos entramos a nuestro pequeño y provisional hogar, que lo habían dejado todo desordenado.

No podíamos más con nuestro dolor, pero teníamos miedo de que al pedir ayuda a los locales pudieran descubrir que veníamos de otra época, tuvimos una discusión y por lógica toda la culpa recayó sobre mi, "¿Por qué pensamos que esto sería buena idea?", "No debimos hacer esto", no paraban de repetir las mismas frases, hasta que Illam dijo algo que me dejó petrificado: "¿Recuerdas lo que me contaste? ¿Lo que te dijo Tina? ella siempre tuvo razón, tenemos muchas cosas por hacer y en algún momento tendremos que salir de aquí", lo único que pude hacer fue salir de la tienda a caminar por el terreno que décadas después sería mi vecindario.

Los 10 Preludios de la VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora