Johana es una joven que sueña, como toda adolescente con la celebración de sus 15 años, llena de ilusiones deberá enfrentar una serie de circunstancias que la harán cuestionarse si tener un mundo rosa en un universo negro sea posible. Acompáñala e...
"Existen heridas tan profundas que son imposibles de sanar. Que la única manera de atenuar el dolor, es teniendo tu el dominio sobre la navaja."
"Crece, y el mundo se convertirá en un lugar de tinieblas y sombras."
Mi familia era pobre pero eso no resultaba ser lo peor, sino él hecho de que no había existido amor entre ellos, desde que tengo uso de memoria, era una discusión tras otra, mi hermana seguramente no lo recordaba, pero no había otro motivo para alzar la voz.
Recuerdo perfectamente un día en el parque , salimos con mi padre, Johana se quedó mirando aquel globo rojo, mi padre se acercó y con lo poco que tenía se lo compró. Al llegar a casa ,mi madre furiosa, empezó a gritar, todo el vecindario podía escuchar aquella discusión, sin dinero y comprando necedades repetía una y otra vez, Johana empezó a llorar. Así que tome un alfiler y ponche el globo, todo se tornó en silencio, ellos solo me miraron mientras que yo solo tome a mi hermana y la lleve a mi habitación, jugamos toda la noche hasta quedarse dormida, así que cada vez que podía la entretenía con la música, intentando que no se percatara de mis padres.
Ella usaba mi ropa que yo le dejaba, holgada y desteñida, y me acompañaba a cada uno de mis partidos, a veces nos vestíamos del mismo color, era mi pequeña. Y me encantaba verla en las gradas brincando y alentándome con sus letreros mal pintados. Incluso en lo más alejado podía escuchar su voz, gritando. — ¡Tú puedes Lu!.—
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Todo empezó a cambiar, cuando ingrese a la secundaria. Las niñas de mi salón eran conflictivas, hablaban sobre las chicas de tercer grado todas querían ser como ellas, y la única diferencia era tener un novio de bachillerato, y si era del equipo de fútbol americano estabas en el primer escalón de la popularidad.
Al inicio no me importo, pero luego no lograba sacar buenas notas, no podía retener mucha información, y eso comenzó a perjudicarme, era sujeto de burlas y malas bromas, así que me refugié en el deporte, era donde yo me liberaba, no entendía cómo estando ante un examen me paralizaba y frente a una cancha para mi todo era posible.
Metí tres goles en el penúltimo partido, cuando el core back, Aarón me invitó a acompañarlo a las gradas, sabía que era lo que pasaba en ese alejado lugar, todas las chicas deseaba y hablaban sobre ello. Acepte inmediatamente, íbamos de camino cuando escuche detrás de mi la pequeña voz de mi hermana , lo había olvidado ella siempre me acompañaba a mis partidos y nos íbamos a la casa al terminar. No podía dejarla ir sola a estas horas, aún estaba en primaria, así que me disculpe con Aarón , sus amigos comenzaron a llamarme niñera, me sentí tan mal, que durante el camino me sentí impotente, como si de repente Johana me estorbara.
