Nota inicial: Este capítulo es narrado desde el punto de vista de Odet. Se representa el día en el que su padre se fue de su casa, es decir, el último día que compartieron.
Capítulo nueve.
Un nuevo día comienza, toca abrir los ojos y seguir la rutina que he seguido desde que ya no dependo de mamá, o mejor dicho, desde que puedo hacer las cosas sola. Papá no está en casa, mamá se encuentra preparando el desayuno y yo debo prepararme para ir al colegio.
Así fue, cumplidas las 12:00 finalizo de cambiarme y de preparar todo lo necesario, solo falta desayunar para luego partir.
— Ten, come rápido, se hace tarde. — Dice mamá mientras me deja el desayuno en la mesa.
— ¿No podemos desayunar otra cosa? Llevamos desayunando lo mismo desde hace meses. — Es lo que digo mientras mantengo la mirada en los ojos de mi madre.
— Tienes que agradecer el hecho de que puedas comer, muchos niños de tu edad están deseando poder tener al menos una comida al día mientras tú te quejas por tener tres de ellas. — Responde ella en forma de regaño.
Lenta, apenada y silenciosa es mi manera de seguir comiendo, cada bocado me recuerda al día anterior, después de todo, nada cambia por más tiempo que pase. Quisiera que, llegado algún momento, todo fuese diferente...
— Vamos, no puedes llegar tarde de nuevo. — Pronuncia mamá mientras me sujeta del brazo con intención de llevarme en dirección a la puerta.
— Pero no pude terminar el desayuno... — Respondo a la vez que trato de frenarla. — ¡Me estás lastimando! — Exclamo por el dolor de sus uñas en mi brazo.
— ¡Si no quieres que te lastime entonces hazme caso maldita sea! — Grita luego de haberme arrojado al suelo tras soltarme.
Jamás había escuchado a mamá hablarme de esa forma, y mucho menos gritarme por no poder terminar mi comida. Se que debo ser obediente y comer deprisa, pero generalmente no me dan ganas de comer hasta pasadas un par de horas de haberme despertado.
Luego de escuchar y analizar su regaño, una tibia lágrima emerge de mí y recorre toda mi mejilla como si de un paraguas en plena lluvia se tratase. Esa lágrima representa mi inocencia y mi falta de aceptación hacia mi pobre realidad, los más puros sentimientos se reflejan en ella y finalmente se desploma hacia el suelo deseando poder viajar eternamente.
Minutos pasaron, lenta y suavemente logro recuperarme para posteriormente dirigirme hacia mamá, la cual me espera en la puerta con una cara no muy amigable. Definitivamente algo le sucede, pero no sé decir qué exactamente.
— Apúrate, ya vamos tarde. — Dirige su palabra hacia mí.
— Si... — Es la respuesta que surge de mí sin siquiera pensarlo.
Caminamos unos doscientos metros hasta llegar a una calle bastante transitada. En ella puedes encontrar desde la mejor tienda de ropa del pueblo, hasta las más humildes personas que brindan sus conocimientos sobre la música y su gran carisma con el fin de ser ayudados por el resto mediante caridad.
Tras pasar algunas tiendas alguien inesperado aparece frente a nosotras.
Es papá junto a otro señor, el cual parecía ser su amigo.
— ¡Hola papá! — Es mi saludo.
— ¿Papá? — Vuelvo a intentar llamar su atención.
Puedo notar su indiferencia, hace unos segundos fijó su mirada en mí, pero no me prestó ni la mas mínima atención.
— Vamos, tu padre está ocupado. — Dice mamá en tono eufórico mientras me empuja para que retome el camino.
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Sin una Razón
Teen FictionDos adolescentes son secuestrados y torturados con la efímera esperanza de escapar de esa dolorosa realidad. Por un lado se encuentra Josh, un adolescente promedio que ha sido separado de su pequeña hermana con parálisis cerebral al ser dejado incon...