- Señorita Woods, oiga.- El jefe de la muchacha le hacía señas ya que era momento de cerrar la cafetería y ella estaba con audífonos, al momento de voltear la cabeza al verle se los quitó casi de inmediato.
- ¿Si? ¿Qué sucede jefe? - Guardó unos cuantos vasos plásticos en la encimera.
- Si el joven Campbell no viene mañana a cubrir su turno usted se hará cargo de eso, no es problema mío las cosas que tenga que hacer después del trabajo ¿Escuchó bien? -
- ¿Qué? Pero si me dijo que no se sentía muy bien, señor no me puede hacer esto, mi padre está enfermo en cama, tengo que cuidar de él -
- Mientras Campbell no me muestre al menos un justificativo de su ausencia no me queda de otra señorita Woods, usted sabe muy bien como son las cosas aquí, además no puedo cambiar su turno con el de Margaretha, al menos, atrae a más clientes en la noche.-
¿Qué rayos fue eso? La chica soltó un suspiro dejando escapar un leve bufido asintiendo mientras continuaba escuchando música, tomó su celular y decidió marcar a su amigo, quien no le había dicho nada más desde las ocho de la mañana, un mensaje simple de "Faltaré porque no me siento bien, disculpa" Emma simplemente era una buena amiga pero ya poner en riesgo a su padre era algo distinto.
"Nort, ¿Es posible que vengas mañana? No creo que estés tan mal, recuerda que tengo que cuidar a mi padre"
Esperó una respuesta, una respuesta que nunca llegó, guardó su celular si no antes volver a reproducir la música otra vez, caminó por el local y se dirigió a cerrar por mientras ya que después el café se volvía un bar-café, tomó su trapero y empezó a limpiar el suelo muy desganada, todo era muy aburrido si no estaba Norton para ayudarle y para hablar, pero esperaba verlo mañana para que no la dejara en su puesto, le preocupaba la salud de su padre. Ya eran las seis con cuarenta, Naib en casa buscaba su mejor ropa pero casi toda era ropa deportiva, no podía creerlo, él quería impresionar a Norton e ir a su cita con ropa deportiva no era la mejor opción, siguió rebuscando entre todos sus cajones dejando un desastre tras él, se propuso a encontrar ropa adecuada y la iba encontrar. Se mensajeaba con Eli quien seguía trabajando en el veterinario viendo como estaba un gato, no podía responder ya que estaba algo atareado pero no se permitió cansarse ya que tenía su junta con Lucky.
- Bien, tiene que darle dos píldoras después de su comida y en pocos días estará mucho mejor, se lo aseguro, en la caja pide los medicamentos y nuestra próxima sesión vemos como va nuestro amiguito.- Acarició la cabeza del minino y se despidió de la mujer adulta cuando se lo llevó.
Lejos de allí, Aesop regresó a casa después de las cinco de la tarde, cuando volvió y bajó por el pasadizo notó como las muñecas y tobillos de Norton estaban quemados, había estado forcejeando muchas horas, cosa que al de cabellos grises no le pareció y decidió castigarle sometiéndolo a una tortura con agujas, muñecas y tobillos para que aprendiera que no era buena idea intentar escapar, para callar sus alaridos metió hasta el fondo de su garganta una tela.
Él mayor sabía que si lo tenía demasiado tiempo al descubierto era obvio que en poco tiempo se enfermaría y no quería eso, así que le dejó una manta encima antes de irse a preparar la comida que le daría al muchacho secuestrado.
Su mirada se fijó en el reloj de pared que apuntaba diez para las siete, había olvidado por completo que tenía que juntarse con Naib, bueno... No técnicamente, al momento de acabar se dirigió a la habitación escondida y al entrar dejó el plato sobre el mueble junto al celular de Norton y una cuchara, caminó hacia la puerta y cerró con llave.
- Llegó la comidita, espero te guste.- Se le acercó con cuidado al chico y comenzó a desatarlo partiendo por los tobillos los cuales tenían unas vendas debido a la tortura de una hora atrás y se dirigió a sus manos y antes de desatarlo se le acercó a su oído con intención de susurrarle.- Si intentas escapar, te mataré.- Luego de eso le dejó un beso en su mejilla y terminó de desatarlo.
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Todo Lo Que Pido De Ti ✗Aesnort✗
FanfictionAtaduras recorren su cuerpo, lo afirmaban con fuerza a la cama sin posibilidad de escapatoria alguna, ¿Cómo era posible? La persona que nunca esperó lo tenía en tan vergonzosa situación y no tenía como huir, tenía claro que tarde o temprano moriría...