Mianju. Capítulo 2

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—S-Shizui...

—No recuerdo haberte dado permiso para hablar.

Un suave gemido abandonó la boca del menor, quien se mordió el labio inferior. Sus túnicas doradas se encontraban en un rincón de la habitación, la única pieza de seda sobre su cuerpo era aquella cinta blanca con patrones de nubes alrededor de su duro miembro.

—Te ves hermoso, Jin Ling.

El color carmesí pareció cubrir el cuerpo del joven líder, quien yacía arrodillado a los pies del discípulo principal de la honorable secta Gusu Lan.

Sizhui comenzó a rodearlo, con pasos lentos, observando con atención cada detalle de su joven amante, sonriendo para sí de manera satisfactoria al notar el sonrojo que lo cubría. Con sus manos en la espalda, balanceaba un delgado y alargado objeto de bambú.

—Dime, A-Ling. ¿Planeaste el pequeño percance con el líder de la secta Yao?

El cuerpo de Jin Ling se tensó ligeramente, aun si logró recuperar la compostura de inmediato, esto no pasó por alto ante la aguda mirada del joven Lan.

—No sé a qué te refieres. —Sizhui suspiró.

—A-Ling.... ¿En realidad crees que puedes engañarme? Ya estas en suficientes problemas ¿acaso quieres empeorar tu situación? —Sizhui acarició el rostro de Jin Ling con sus largos y níveos dedos, una vez más Jin Ling se mordió los labios y bajó el rostro. La voz del joven Lan era suave y cariñosa.

—Mírame, Jin Ling. —El tono fue severo y Jin Ling no pudo evitar cumplir con la orden; sin embargo, quizás lo mejor había sido desafiarla, pues en el instante en que sus ojos observaron al otro, su miembro pulsó con fuerza, aumentando la presión de la seda sobre él y enviando ligeras ondas de dolor.

El Lan Sizhui frente a él, definitivamente era todos menos LAN Sizhui.

El largo cabello negro del discípulo, normalmente contenido en su usual coleta, ahora caía libremente sobre sus hombros; la diferencia que la falta de la cinta sagrada en su frente hacía era increíble. Ello, agregado a las túnicas blancas con exquisitos bordados de peces kois en rojo que ahora mismo portaba, daban al Lan un exquisito aire oscuro y erótico. Las túnicas habían sido un impulsivo regalo por parte de Jin Ling después de una plática que ambos tuvieron, él recostado sobre el pecho del otro, en donde Sizhui le había confesado el ligero sentimiento de nostalgia que a veces le invadía al recordar su origen. A la mañana siguiente, el líder de la secta Lanling Jin solicitó la presencia de su sastre personal y le extendió el diseño que él personalmente había trabajado. Aún recordaba la expresión de su novio y lo intensa que había sido la actividad nocturna aquella vez. Desde ese día, cada vez que ambos tenían esta clase de encuentros, Sizhui decidía portar su regalo.

Primero fue el sonido del chasquido lo que llegó a sus oídos y, casi de inmediato, lo hizo el dolor. Sin bajar la mirada, Jin Ling podía adivinar la forma del largo cardenal formándose en su muslo interior derecho.

—Contéstame A-Ling.

—No. —La mirada que Jin Ling lanzó al otro fue desafiante, un nuevo suspiro abandonó la boca de Sizhui.

—De acuerdo, Rulan, vamos a hacer esto a tu manera.

Sin más, tomó del brazo a Jin Ling y lo levantó. Si bien su agarre era firme, también era delicado.

—Inclínate sobre la mesa. —Jin Ling ahogó un gemido.

—S-Sizhui, por favor...—su voz sonó temblorosa.

—Sobre la mesa Rulan, no lo repetiré nuevamente. —La voz y mirada del joven Lan no daban lugar a desobedecer.

La presión en la entrepierna de Jin Ling aumentó de manera dolorosa, sin embargo, a pesar de ello, gotas de líquido preseminal comenzaban a formarse en la punta. Lentamente y cerrando los ojos, se colocó en la posición ordenada.

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