Flesh | Multifandom +18 |

Mini skirt (Oikawa Tōru)

Contiene:
- crossdressing
- overstimulation
- pegging
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El castaño se sentía de nuevo frustrado, Shiratorizawa había ganado una vez más e irían a las nacionales del intercolegial de verano, después de que había terminado el partido habían tenido una pequeña reunión con su entrenador. Ahora mismo estaban recogiendo todo para subir al autobús y regresar a la preparatoria sin embargo no pasó por su cabeza nunca verla allí tan deslumbrante como siempre... y de paso robando la atención de sus fans quienes terminaron con su heterosexualidad volcada como una taza. Shirayama Atsumi, cursando el tercer año en la preparatoria Niiyama, una belleza de cabello azabache y ojos verde jade; de cuerpo esbelto y piloto de carreras, ah y por supuesto su novia. En cuanto sus ojos jade lo divisaron se apartó a como pudo del tumulto de fans para acercarse hasta él.

---- Tōru-kun, ¿por qué mi hermoso novio se ve tan decaído? ---- inquirió mientras le miraba de pies a cabeza.

---- Ushiwaka volvió a ganar Tsumi-chan y estoy triste ---- respondió haciendo un pequeño puchero y mirando a su novia con ojitos de cachorrito perdido bajo la lluvia.

---- Ven, ahora mismo necesitas un abrazo ---- la chica abrió sus brazos de lado a lado, el castaño se acercó más y se dejó envolver en los cálidos brazos de su novia.

Luego del reconfortante abrazo, Atsumi le dijo a Iwaizumi que se llevaría a Oikawa con ella al apartamento donde vivía la azabache. Por ser ella, Hajime aceptó y la chica mandó al castaño a traer sus cosas, salieron del gimnasio municipal de Sendai y subieron al auto con chofer que los esperaba en la calle. Subieron las cosas del castaño al auto y luego subieron ellos, el chofer condujo hasta el apartamento donde Atsumi lo despachó enviándolo de vuelta a la mansión de sus padres, entraron al edificio y subieron por el acensor hasta llegar al departamento de la chica.

En cuanto finalmente estuvieron dentro y a puerta cerrada, la atmósfera cambió de golpe... de repente el castaño se sentía vulnerable al saber que estaba a solas con ella. Digamos que Atsumi no era como las demás chicas, tenía un espíritu indomable y un aura tremendamente dominante... dentro de esas cuatro paredes él dejaba de ser "Tōru-kun" y pasaba a ser "To-chan". Desde que venían subiendo por el acensor la azabache estaba sumamente callada, no emitía palabra alguna y eso no era bueno... ¿estaba enojada?, la vio ir a su habitación para luego regresar con una bolsa de papel.

---- Tengo un regalo para ti To-chan ---- finalmente habló.

---- ¿Un regalo para mí Atsumi-san? ---- preguntó el castaño a la chica. Así es, no podía llamarla "Tsumi-chan".

La chica de ojos jade asintió.

El castaño tomó la bolsa y miró el contenido, un rubor se esparció por sus mejillas al darse cuenta que lo que había dentro era un uniforme femenino de secundaria. Lo sacó, se puso de pie y fue al baño a ponerselo de inmediato, no por que realmente quisiera si no por que si no lo hacía no quería pensar en las consecuencias que eso acarrearía, en cuanto se lo terminó de poner salió lentamente... el sonrojo avergonzado de sus mejillas era más notorio que antes. Sentía como la pequeña brisa dentro del departamento se colaba por debajo de la falda haciendo que su piel se frunciera en un escalofrío, vio como una sonrisa de satisfacción se dibujaba en los labios de la azabache.

---- Te ves tan hermoso To-chan, creo que la próxima vez buscaré una falda más corta y veré que las medias sean más altas, esas piernas tuyas merecen ser resaltadas ---- la chica se había acercado hasta él y revisaba con ojo experto el uniforme.

Sin decir nada más, el castaño solamente sintió como las manos de la contraria subían por sus muslos acariciando su piel desnuda y levantado la falda en el proceso, sus caricias lo hicieron temblar y sentir un cosquilleo en el vientre... aquello había sido planeado para consolarlo por haber perdido ante Ushiwaka de nuevo. Los ojos marrones del chico miraron los jade de la chica, encontrando una chispa de lujuria que ya brillaba en ellos... no pudo evitar tragar saliva pues sabía exactamente lo que venía ahora. Con su mano empujó suavemente el pecho del castaño haciendo que se recostara sobre el sofá, se posicionó sobre él y comenzó el planeado recorrido de besos sobre sus labios.