Un inocente sueño que se convertira en una pesadilla.
La realidad detras de un deseo infantil les mostrara que se debe de luchar contra todo para conseguirlo.
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Desde aquel día en el bosque, jamás volvimos a ver a Toshinori.
Aun así su imagen se quedo implantada en nuestras memorias como aquella figura que alimentaba nuestro sueño el cual rápidamente se convirtió en ambición.
El tiempo paso como si de simples minutos se tratara, en un abrir y cerrar de ojos ya nos encontrábamos en el último año de la secundaria.
Lo único que parecía no querer cambiar era la miserable vida escolar que llevaba, desde el jardín de niños hasta la secundaria fui víctima de burlas e incluso maltrato físico.
Pero aun así dentro de tanta escoria había un pequeño fragmento de oro, Katsuki siempre permaneció a mi lado.
A pesar de que todos los días eran malos, aquel día fue especialmente una mierda
—¿Se fue?.—Pregunte aun sorprendido mientras bajaba la hoja de papel que mi madre me había entregado.
Ella simplemente miraba el suelo decepcionada, parecía querer decirme algo pero seguía escondiéndose tras su plato de comida.
—¿Por qué se fue?.—Volví a preguntar, intentando darle aquel valor que parecía necesitar.
—Al parecer tuvo una oferta de trabajo en el extranjero, Izuku era una oportunidad que no podía desaprovechar, por favor entiéndelo.— Pidió esperando que fuera comprensivo.
Mantuve mi mirada fija en aquella hoja de papel, solté un suspiro y volví a mi desayuno.
—No te preocupes madre, lo entiendo.— Comente con una sonrisa.
El tiempo paso y era hora de ir a la escuela, me despedí de mi madre y tome mi mochila.
Camine hasta tomar el tren que me llevaría a la secundaria con la esperanza de encontrarme con Kacchan, pero no fue así.
"Deku, no podre ir hoy a la escuela, nos vemos en la tarde."
Con algo de pesadez baje el celular, era la tercera vez en la semana que faltaba.
Eso definitivamente afectaría su historial académico.
Por más que lo intente, no pude ignorar aquel evento que había golpeado mi vida.
"Tu padre encontró una oferta en el extranjero que no podía botar, entiéndelo por favor"
Mi rostro se contrajo en una mueca de rencor puro.
