Un inocente sueño que se convertira en una pesadilla.
La realidad detras de un deseo infantil les mostrara que se debe de luchar contra todo para conseguirlo.
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Los rayos del sol que se colaban entre las ramas de aquellos frondosos árboles, calaban en el rostro de los dos jóvenes.
Por razones obvias habían huido al bosque, corriendo lo más que pudieron hasta que encontraron un buen lugar para resguardarse y pasar la noche.
O al menos eso creía.
La luz solar desapareció de la misma manera que apareció, repentinamente.
Bakugo abrió los ojos con desesperación, pues aquello solo significaba que alguien los había encontrado.
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La primera imagen que recibí al despertar fue a Kacchan parado frente a mí en posición de pelea, y completamente rodeado.
La sangre se me congelo en ese momento, nos habían descubierto.
Todo había terminado.
Mi vista rápidamente se dirigió a Kacchan, pude mirar como sus manos comenzaban a tornarse de un incandescente color naranja y de como algunas chispas brotaban de ellas.
Todo había pasado tan rápido que ni si quiera tuve tiempo para contarle de la manifestación de mi poder.
¿Debería de usarlo?
Mi mente estaba muy dividida, era obvio que en ese momento tan desesperado no debía si quiera dudarlo, pero también algo me decía que lo mejor era esperar.
—Tranquilos, no hemos venido a hacerles daño.— Dijo un hombre de aspecto descuidado.
—¿Cómo quieres que te crea?.—Pregunto Kacchan aun en defensa, parecía que en cualquier momento atacaría a aquel tipo que se acercaba más.
¿Acaso no temía a ser golpeado por una explosión de Kacchan?
En ese momento el desconocido se acerco tanto que fue capaz de tomar la mano de Katsuki, la cual para sorpresa no desprendía ni una sola chispa.
